Doblas: decano del punk en Granada

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“Cuando decidí montar un proyecto personal, supe que tenía que ser lo más personal y artesano posible”

 

Coincidiendo con la publicación de su segundo trabajo solista, Eduardo Tébar entrevista a Ángel Doblas, veterano músico fundador de TNT en los setenta y bajista ocasional de 091 en los ochenta, entre otras múltiples aventuras artísticas. Con él habla de su trayectoria y su recién editado álbum, “¿Hay alguien ahí?”, que presentará el próximo 9 de marzo en la sala Aliatar de Granada.

 

Texto: EDUARDO TÉBAR.

 

Pionero del punk español con TNT en los setenta. Bajista episódico de 091 en los ochenta. Ángel Doblas puso las primeras piedras cuando todo estaba por hacer en la escena granadina. Tras una carrera zigzagueante, ahora se presenta con nombre y apellido. En su estudio casero, junto al Parque Natural de Sierra Nevada, ha dado forma a su segundo álbum en solitario, “¿Hay alguien ahí?” (Clifford Records). Un trabajo largo y profundo, de esos que requieren varias escuchas y aguardan sorpresas en cada acercamiento. Alberga guiños a Syd Barrett y Pink Floyd, pero conviene ver más allá. El cedé promocional para la prensa incluye, atención, la reescritura electrizante del poema ‘Érase una vez’, de José Agustín Goytisolo, que popularizó Paco Ibáñez. Y el caleidoscopio de la portada, que remite a la psicodelia británica, gana en el formato de vinilo (de surcos amarillos).

Una vida curiosa la de Doblas. En Huétor Tájar, el pueblo en el que fundó TNT, le llamaban El Niño del Brigada. El hijo del guardia civil trajo la única guitarra eléctrica de la localidad después de currar un verano. Eran otros tiempos: Ángel se independizó con 17 años. Pocos saben que se convirtió en un reputado artesano de la cerámica. En Alemania acaban de publicar un libro sobre su obra con el barro, y entre sus clientes se encuentran cineastas de Hollywood y estrellas internacionales del rock. Polifacético es una esdrújula larga y sobada, pero un adjetivo que, al fin y al cabo, define bien a Ángel Doblas. Este músico escribe, dirige y protagoniza sus videoclips. Lleva dos discos y medio en cuatro años. Tiene compuesto el siguiente. Y confiesa que pretende mezclarlo en el Hansa de Berlín, como su admirado Bowie. Quedamos en un bar céntrico de Granada, a la hora del tapeo. El móvil de Ángel suena y suena.

 

¿Otra vez de Alemania?
Sí, el lunes tengo que estar en Berlín. Pero el martes vuelvo a Granada.

 

Total, que no paras.
Este ritmo creativo lo he tenido siempre, desde que José Antonio García y yo, con Manuel Pérez y Paco Arcos, creamos TNT a finales de los setenta. Luego entrarían Jesús Arias y Joaquín Vílchez, en 1981. Pasé por 091, después vino Love & Hate, el regreso de TNT, la aventura de Quäsar y ahora doy la cara con mi apellido, Doblas. Como puedes ver, no he parado. Soy muy activo en todas mis ocupaciones. Quien me conoce lo sabe. Y todas son creativas. Unas veces en la sombra y otras en la luz. También te digo que estoy muy satisfecho con lo que estoy desarrollando en todos los campos artísticos que trabajo.

 

Ahora no necesitas consensuar ideas.
Estoy abierto a escuchar a todo el que quiera aportarme algo. Jesús Arias trabajaba en un periódico, así que venía a casa cuando libraba. En esas reuniones paríamos cosas. Era una labor en conjunto y muy agradable. Ahora voy por libre, quizá más rápido, y me gusta trabajar así.

 

Estamos descubriendo al Ángel Doblas autor.
Cuando decidí montar un proyecto personal, supe que tenía que ser lo más personal y artesano posible. “¿Hay alguien ahí?” es el primer disco con el que estoy verdaderamente contento. Y el próximo me va a satisfacer aún más. Falta que entre la banda a grabar su parte. Será un epé. En la cara B incluiré las canciones que se han quedado fuera de este álbum. Pero soy muy años setenta para esto: me exijo que el siguiente disco sea distinto.

 

Vives en las cumbres, te mueves en avión. ¿La inspiración está en las alturas?
La inspiración aparece en cualquier lugar y en los momentos más insospechados. Cuando viajo, y viajo mucho, es cuando me llegan más ideas. Conoces gente de culturas diferentes, con otra visión de las cosas. Eso te abre muchas puertas a nuevos caminos. Ahora grabo ideas con el teléfono. Cuando vuelvo, las escucho y unas tiran adelante y otras las dejo en barbecho. No desecho nada. Cuando te viene una idea es porque en ese momento tienes ese sentimiento. Solo hay que esperar a que vuelva a ocurrir. Al final, un disco es una colección de momentos que transfieres a la grabación.

 

 

“¿Hay alguien ahí?”, preguntaba Roger Waters. ¿Pero eso no es muy antipunk?
Está escrito en el muro de Berlín. En directo usaré proyecciones y en todas aparecerá el muro. Es curioso, el punk trataba de romper con Pink Floyd y todo el rock progresivo. Johnny Rotten proclamaba su odio a Pink Floyd en una camiseta que lucía por Londres. Pero creo que era simple provocación. Todos caímos en eso. Lo cierto es que TNT nos basamos mucho en los conceptos de Pink Floyd. A Jesús y a mí nos fascinaba Orwell, y Pink Floyd iban por esos derroteros. Aunque no lo parezca, TNT era muy Pink Floyd. ¿Es contradictorio que un punk reivindique a Pink Floyd? No tenemos edad ya para tonterías. En este álbum hay teclados, sitar, vibráfono… Uso todo lo que cae en mis manos. Pienso que un músico no debe menospreciar ningún instrumento y, fíjate lo que te digo, ningún sonido. A lo que no le he cogido el punto es a las flautas traveseras.

 

‘Bicicletas azules y elefantes en Berlín’ es un homenaje obvio a Syd Barrett.
Sí, son frases relacionadas con su mundo.

 

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“Un músico no debe menospreciar ningún instrumento y, fíjate lo que te digo, ningún sonido”

 

El año pasado estuviste en los míticos estudios Hansa. ¿Por qué quieres mezclar allí?
La verdad es que ya no son lo que eran. Han perdido el entorno. El estudio era especial porque tenía el muro a las espaldas. Ahora hay urbanizaciones de lujo. El edificio se ha quedado ahí y sorprende. El muro le ha dado mucha vida después a Berlín, se respira en el ambiente. Eso es lo que le falta al estudio. Mi idea es mezclar allí. Para grabar, prefiero mi estudio. Me va muy bien con él.

 

Nos estamos cargando el entorno.
Este disco reflexiona sobre lo que hemos hecho y hacia dónde queremos ir. La portada refleja el respeto a la naturaleza. ‘Me hice árbol’ recuerda que todos nos vamos a convertir en naturaleza. De ahí venimos y ahí volveremos. En mi centro de operaciones, en mi casa, existe la mejor música: el silencio. Pero lo que más me gusta es viajar.

 

Cantas “soy un robot” y suena ficción distópica.
Es que no somos más que un vehículo para nuestro ADN, que intenta ser inmortal. No dejamos de ser un robot de nuestro propio ADN.

 

 

Cuarenta años de TNT

Hace cuarenta años que nació TNT. Cumples cuatro décadas en la música. Aunque nunca he tenido claro si empezasteis en el 78 o en el 79.
No había pensado en la efeméride. No sé la edad que tengo. Yo también dudo si fue a finales de 1978 o principios de 1979. Por ahí anda la cosa. Cuarenta años no son nada [carcajada].

 

En España, la insignia de pioneros del punk pertenece a La Banda Trapera del Río.
Lo que sucede es que nadie era conscientemente punk en aquel momento. Nosotros escuchábamos a The Clash, Dr. Feelgood, Slade…

 

O sea: punk, pub-rock y glam.
No estaba claro. En 1980 sí que lo teníamos clarísimo. De hecho, revisamos los temas antiguos para acelerarlos y hacerlos más sucios.

 

La periodista Sagrario Luna, luego biógrafa de The Clash, era de Huétor Tájar.
Ella me traía discos de Londres. Es más, su hermano mayor fue manager de TNT. Y mi hermano mayor le puso el nombre a la banda. Yo trabajaba como DJ en una discoteca del pueblo. Gracias al material que me proporcionaba Luna, en aquel club de Huétor Tájar sonaban The Clash, los Ramones, Dr. Feelgood, Chris Spedding…

 

Chris Spedding sacó un disco tremendo mientras ayudaba a unos bisoños Sex Pistols.
Sí, “Hurt”. Ese disco me flipa de principio a fin. Me marcó muchísimo. Está Chrissie Hynde haciendo los coros y fue lo primero que grabó al llegar a Inglaterra. Me llamaban para pinchar porque tenía discos. A la gente no le quedaba otra que escuchar lo que a mí me gustaba, porque los únicos discos disponibles eran los míos. Incluso pinté un mural del “Road to ruin” de los Ramones en el pasillo de la discoteca.

 

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“Creo que ese era el fuerte de TNT: la fuerza rebelde del punk en unos textos elaborados que no se limitaban a escupir”

 

¿Qué versiones tocáis esos TNT antes de Jesús Arias?
Hacíamos a los Kinks por la vía de Lone Star con ‘De día y de noche’. También tocábamos ‘You really got me’. En el repertorio iban ‘Let’s dance’ de Chris Montez, que versionaban los Ramones. O ‘Te he prometido’, de Leo Dan, que ponía mucho Jesús Ordovás. Fue un ejercicio a la par del ‘My way’ de los Sex Pistols: romper una canción melódica. En la primera formación de TNT yo tocaba la guitarra.

 

Pero José Antonio García y tú movéis el petate a Granada.
El Pitos y yo nos cansamos de actuar por los pueblos de alrededor. Nos fuimos a Granada y pegamos carteles para buscar bajista y batería. Jesús, que tenía un par de años menos que nosotros, acudió a la prueba porque acompañaba a un conocido suyo, un tal Juan Pedro, que se presentaba para bajista. Su colega no tenía ni idea, pero Jesús me pidió la guitarra y me asombró su manera de tocar ‘Honky Tonk women’. Así que agarré el bajo y me puse a tocar con él. Le propuse entrar en el grupo. Después de ver a los Clash en concierto, me había comprado un bajo Fender Precision de segunda mano. Yo estaba flipando con el instrumento. No me costó dejar la guitarra en manos de Jesús, que era muy vivo y se puso las pilas con nuestro rollo enseguida. Él nos dio las letras y la onda “pinkfloydiana”. Y creo que ese era el fuerte de TNT: la fuerza rebelde del punk en unos textos elaborados que no se limitaban a escupir.

 

El “Manifiesto Guernika” es una obra de culto. Recuerdo a chavales que bajaban desde Bilbao para ver a TNT en vuestra reaparición en 2007.
Sí, y se sabían todas las canciones. Guardo muy buen sabor de boca de TNT. Éramos cuatro tíos que siempre nos juntábamos con ganas de disfrutar. Pero luego, por el carácter de uno y otro, la unión se rompía y era imposible continuar. Era muy difícil.

 

Tu último trabajo con Jesús tuvo lugar bajo el rótulo de Quäsar.
La gestación de “Eclipse parcial de lunas” fue una experiencia magnífica, una maravilla. Lo preparamos Jesús y yo en mi casa. Nos pasábamos el día creando, jugando con lo que se nos ocurría. Además, menuda banda llevaba Quäsar. De vez en cuando veo en YouTube el ‘Agonía, agonía’ que interpretamos en la Apolo de Barcelona. Brutal.

 

 

 

Bajista de 091

Con 091 grabas el álbum “Debajo de las piedras” en 1988.
Cuando ingresé en los Cero, Zafiro no quería grabarles. Consideraban que “Más de cien lobos”, el disco que produjo Strummer, no había cumplido las expectativas. El grupo tocaba por cuatro perras. En aquel momento hacíamos más de ochenta conciertos al año, según tengo apuntado en una libreta. Incluida Francia, donde creo que giramos tres veces. Una de ellas, con Malevaje y un grupo italiano. Recuerdo a los franceses Road Runners. El cantante estuvo hace un par de años en Granada.

 

Pero el disco se vende.
Fue una época en la que empecé a verme en escenarios grandes y tocando mucho. Con TNT no había bolos.

 

En París coincidiste con The Wire, uno de tus grupos de cabecera.
Tocaban ese día en la sala Rex. Nosotros salíamos al escenario a la misma hora en una sala más pequeña. “Pink flag” es un disco imprescindible en mi vida. ‘Sin futuro’, de TNT, se inspira en ese álbum.

 

¿Teloneasteis a los Gipsy Kings?
Sí, fue en Toulouse, en una fiesta española. Los Gipsy Kings llevaban a una mujer bailando sevillanas. Me pareció muy ridículo. Tocamos pronto y nos fuimos.

 

Entre tanto, montáis de forma paralela el combo Chorrojumo y Los Primos del Blues.
Hicimos dos conciertos en La Chumbera, en el Sacromonte. El recorrido fue corto, pero aquello resultó grande y divertido. El repertorio iba de versiones. Aquello sirvió para empastar la banda. De pronto, todo cambió a partir de la canción ‘La Torre de la Vela’. Pegó fuerte y no paramos de tocar. Terminó la gira de “Debajo de las piedras” y Antonio Arias decidió volver a 091.

 

¿Cómo viste la resurrección?
Me ha gustado el reconocimiento merecido a 091. Y además una vuelta con estilo y muy bien estudiada. También te digo que harta un poco tanta revisión de los ochenta.

 

Y tú, que prácticamente inauguraste la movida granadina, ¿qué opinas del panorama actual?
La escena local la veo desbordada. Que se hagan cosas es bueno. Luego, que algo te llegue o no, ya es otro cantar. No estoy de acuerdo con que se apoye siempre a un cierto movimiento. Hay cosas muy interesantes. Existen proyectos en los márgenes, como Elastic Band o Carlota, que merecen reconocimiento. Echo en falta canciones combativas.

 

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