Diez letras de canciones de Bob Dylan para un Nobel

Autor:

 

 

El Nobel de Literatura que ha recibido Bob Dylan por las letras de sus canciones lleva a Xavier Valiño a buscar diez de sus textos musicados más brillantes.

 

Selección y textos: XAVIER VALIÑO.

 

A pesar de estar en las quinielas desde hace años, la noticia del Nobel de Literatura a Bob Dylan expuso la cuestión con toda crudeza. ¿De verdad merece un músico ese Nobel? Desde luego, no será por su libro “Tarántula”, aunque la primera parte de su autobiografía “Crónicas” sí gozó de la unanimidad de todos los que la leyeron. No obstante, son sus textos para casi 500 canciones publicadas las que han motivado la decisión de la Academia sueca. Rescatamos aquí diez de sus grandes canciones, explicando el sentido de sus textos y escogiendo detalles de la letra. Puede que no sean las mejores o que su traducción no sea perfecta, algo bastante complicado, pero bien pueden ayudar a entender el fallo de este polémico premio.

 

1. ‘A hard rain’s a-Gonna fall’ (“The freewheelin’ Bob Dylan”, 1963)

Siempre se ha asociado esta canción con la crisis de los misiles de finales de 1962, cuando la Unión Soviética decidió desafiar a los Estados Unidos cerca de sus costas reforzando Cuba con cabezas nucleares. La máxima tensión llegó en la última semana de octubre de ese año, aunque Dylan ya había interpretado este tema el mes anterior en directo. En 1963 aclaró que no hablaba directamente de una lluvia atómica, sino de una lluvia fuerte. Sea como sea, se puede interpretar como una especie de himno de despedida ante el fin del mundo.

Vi lobos salvajes
alrededor de un recién nacido,
vi una autopista de diamantes
que nadie usaba,
vi una rama negra
goteando sangre todavía fresca,
vi una habitación llena de hombres
cuyos martillos sangraban,
vi una blanca escalera
cubierta de agua,
vi diez mil oradores
de lenguas rotas,
vi pistolas y espadas
en manos de niños,
y es dura, es dura,
es dura, y es muy dura,
es muy dura la lluvia que va a caer.

 

 

2. ‘The times they are a-changin’ (“The times they are a-changin”, 1964)

Inspirada en lo musical por antiguas baladas irlandesas e inglesas que había descubierto en su estancia en Londres en 1962, su letra recogía los cambios que la sociedad experimentaba ya a principios de los 60, que serían aún mayores a medida que transcurría la década, incluso un mes después de haber sido grabada, cuando el Presidente Kennedy fue asesinado. Convertido en himno generacional, Dylan explicó que no quería enfrentar a su generación con sus mayores: “No me refería a eso, pero fueron las únicas palabras que encontré para distinguir el sentimiento de estar vivo del de estar muerto”.

Venid padres y madres
alrededor de la tierra
y no critiquéis
lo que no podéis entender,
vuestros hijos e hijas
están fuera de vuestro control
vuestro viejo camino
está carcomido,
por favor, dejad paso al nuevo
si no podéis echar una mano
porque los tiempos están cambiando.

 

 

3. ‘My back pages’ (“Another side of Bob Dylan”, 1964).

A los 23 años de edad, y con solo dos editando sus propias canciones, el de Duluth mostraba su descontento con el movimiento folk con el que se le había asociado, dejando claro con esta letra que no quería ser representante de nadie ni pertenecer a ningún grupo, reivindicando ya su independencia. De este modo se entiende que ayer se sintiese viejo en un papel de cantante protesta que le atribuían, mientras que hoy (1964), por fin, comprende que debe ser libre para hacer lo que le plazca y lo pregona a los cuatro vientos.

Con postura soldadesca señalé
a los perros bastardos que instruyen
sin miedo a convertirme en mi propio enemigo
en el mismo momento en que yo predicaba

Mi existencia se guio por barcos en confusión
amotinados de proa a popa.
Sí, mis guardias permanecieron fuertes
frente las amenazas abstractas
demasiado nobles para descuidarlas
y me indujeron a pensar
que tenía algo que proteger
el bien o el mal, yo definí los términos,
de forma más clara sin duda.
Ah, pero yo era más viejo entonces
soy más joven ahora.

 

 

4. ‘Mr. Tambourine man’ (“Bringing it all back home”, 1965)

Varias interpretaciones ha tenido a lo largo de los años este “Señor de la Pandereta”. Su origen puede haber estado en el «Hércules de La Strada» de Fellini (1954), en «El flautista de Hamelín»», una invocación a su musa, un reflejo de lo que la audiencia demanda de un cantante, un poema de William Butler Yeats… o en un viaje psicodélico con el LSD. Según su autor, nada de esto es cierto, y su origen sería Bruce Langhorne, el guitarrista que grabó con él este disco y que tocaba de vez en cuando una enorme pandereta. Sea esta interpretación del propio autor para despistar o no, lo cierto es que la canción, en la versión de The Byrds, bien se puede considerar el inicio del folk-rock que más tarde Dylan transitaría.

Eh, Señor de la pandereta,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
te seguiré.

Llévame de viaje
sobre tu mágica nave giratoria
mis sentidos han sido despojados
no puedo sentir el apretar de mis manos,
tengo los pies demasiado entumecidos
para andar
sólo esperan en mis los tacones de mis botas
para errar.

 

5. ‘Like a Rolling Stone’ (“Highway 61 revisited”, 1965)

La canción más icónica del rock habla de la pérdida de la inocencia y el descubrimiento de la crudeza de la vida por parte de una mujer previamente poderosa y a la que le ha llegado la hora de la decadencia. Pero no todo es vitriólico en la letra que Dylan extrajo de un texto de quince páginas que había escrito previamente, y en ella muestra que su protagonista también le inspira cierta compasión. Sobre la posible destinataria hay varias hipótesis: Joan Baez, su ex pareja Suze Rotolo, Marianne Faithfull e, incluso, Edie Sedgwick, musa de Andy Warhol.

Hubo un tiempo en que vestías tan bien,
lanzabas una moneda a los vagabundos
desde tu pedestal, ¿no?
La gente te avisaba,
“Cuidado nena, te vas a caer”
Pensabas que todos bromeaban.

Te acostumbraste a reírte
de todos los que estaban hundidos,
ahora ya no hablas tan alto,
ahora ya no pareces tan orgullosa
de tener que gorronear
tu próxima comida.

¿Qué se siente,
qué se siente,
al estar sin un hogar
como una completa desconocida
como un canto rodante?

 

 

6. ‘Positively 4th Street’ (single, 1965)

Entendida universalmente como un ataque a aquellos que lo habían criticado al entrar a formar parte de los círculos folk a principios de los 60 en Nueva York (la calle 4 está en el distrito de Greenwich Village de la ciudad), su texto bien se puede interpretar de forma universal, contra cualquier tipo de vileza humana. Aunque Dylan reconoció en 1965 que “quiero ponerles el dedo en la llaga, hacer que reaccionen”, veinte años después lo desmintió asegurando que “no podría escribir una canción sobre un tema como ese. No escribo canciones contra los críticos”.

Sé la razón
de que hables a mis espaldas
yo solía estar en el grupo
en el que tú estás ahora.

Sí, me gustaría aunque sólo fuera por una vez
que pudieras ponerte en mis zapatos
para que te dieras cuenta qué fastidio
supone verte.

 

 

7. ‘Stuck inside of Mobile with the Memphis blues again’ (“Blonde on blonde”, 1966)

En este caso, el Dylan narrador se encuentra tirado en una ciudad que no es la suya: Mobile (en Alabama). Por su cabeza van pasando una serie de imágenes sin duda influenciadas por los escritores de la generación beat. Su letra fue cambiando a medida que iba interpretándola en el estudio, añadiendo y quitando versos.

Shakespeare está en el callejón
con sus zapatos puntiagudos y sus cascabeles
hablándole a una chica francesa
que dice conocerme bien
y yo enviaría un mensaje
para averiguar si ella habló
pero la oficina de correos ha sido robada
y el buzón está bloqueado.

Mona intentó avisarme
de que evitara las vía del tren
me dijo que todos los ferroviarios
te beben la sangre como si fuese vino
y yo le dije: “Oh, no sabía eso”
sólo una vez me encontré con uno
y simplemente me ahumó los párpados
y taladró mi cigarrillo.
(…)

 

 

8. ‘Idiot wind’ (“Blood on the tracks”, 1975)

Aparentemente, su letra sería un reproche a su exmujer Sara Lownds después de su ruptura, aunque bien podría extenderse a sus críticos y detractores, a todos los que buscan el lado negativo de las cosas. La última parte de la canción cambia el contexto de recriminación, mostrando una cierta humildad por parte del narrador, que reconoce que él también tuvo su parte en la separación. El músico encuentra una moraleja: “Con fuerza de voluntad se puede hacer todo. Con el poder de la voluntad podemos forjar nuestro destino».

La gente me ve todo el tiempo
y ni siquiera pueden recordar cómo comportarse
sus mentes están llenas de grandes ideas
imágenes y hechos distorsionados
hasta tú ayer, tú tuviste que preguntarme
en qué estábamos
no pude creer que después de todos estos años
no me conocieras algo mejor
dulce dama.

Ahora estoy crucificado por ultimísima vez
y al fin soy libre
besé como despedida a la bestia
que aúlla en la frontera
que nos separa a ti y a mí.
Nunca sabrás de la herida que sufrí
ni del dolor al que me sobrepongo
tampoco yo lo sabré acerca de ti
tu santidad o tu manera de amar
y eso hace que me sienta muy triste

 

 

9. ‘Hurricane’ (“Desire”, 1976)

 

Tras leer su autobiografía y visitarlo en la cárcel, Dylan se convenció de que el boxeador Rubin Carter, apodado Hurricane, era inocente de los crímenes de los que se le acusaba: en concreto, un triple asesinato cometido en 1966 y por el que fue juzgado y condenado a cadena perpetua por un jurado blanco entre ciertas contradicciones. La canción es una narración cinematográfica de los hechos que contribuiría a apoyar su declaración de inocencia y su posterior liberación libre de cargos.

Disparos resuenan de noche en el bar
llega Patty Valentine desde el piso de arriba
ve al encargado en un charco de sangre
grita: “Dios mío, los han matado a todos”
Esta es la historia de Huracán.
el hombre al que las autoridades culparon
de algo que nunca hizo
lo pusieron en una celda,
pero él pudo haber sido
el campeón del mundo

 

 

10. ‘Every grain of sand’ (“Shot of love”, 1981)

Inspirada en un poema de William Blake titulado “Augurios de inocencia”, en esta canción de su etapa cristiana habla de un hombre que se plantea las grandes preguntas de la existencia en el ocaso de su vida, antes del juicio final. Es, en fin, un ‘grano de arena’ en manos del Señor.

En la hora de mi confesión,
en la hora de mi necesidad más acuciante,
cuando los arroyos de lágrimas
bajo mis pies anegan toda semilla nueva,
se alza en mi una voz moribunda,
que invoca a alguien,
afanándose en el peligro y en la moral
de la desesperación.

No me siento inclinado
a mirar hacia atrás en pos de cualquier error.
Como Caín, contemplo ahora esta cadena
de acontecimientos que debo romper.
En la furia del momento
veo la mano del Maestro,
en cada hoja que tiembla,
en cada grano de arena.

 

 

Bonus Track:

‘Mississippi’ (“Love and theft”, 2001)

En esta, una de las mejores letras de sus últimos años, un hombre regresa cerca del Misisipi después de mucho tiempo y se encuentra preso de su propio pasado, de una mujer a la que todavía ama, de sus errores. Sí, “el vacío es infinito, frío como la arcilla”.

La ciudad no es más que una jungla,
más juegos de los que disfrutar,
Atrapado en su corazón, intentando largarme.
Me educaron en el campo,
he estado trabajando en la ciudad
He tenido problemas
desde que puse mi maleta en el suelo.

Todos mis poderes de expresión
y pensamientos más sublimes
Nunca podían hacerte justicia ni en razonamientos ni en rimas,
Sólo hay una cosa en la que me equivoqué
Me quedé en Misisipi un día de más.

Artículos relacionados