De estreno: La Plazuela

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«Nuestro próximo epé es groovero, es electrónico; pero sobre todo es muy flamenco en el lenguaje y muy andaluz en el sentir»


El pasado enero publicaron su nuevo single, “Campanas del olvido” (Universal Music, 2022), un tema con el que el dúo granadino, de raíces flamencas y vanguardia digital, adelantan el próximo trabajo que tiene entre manos. Hoy, en “De estreno”, conocemos más de cerca a La Plazuela.


Texto: EFE EME.
Foto: ANDREA CARILLA.

 

«Indio» y «Nitro», dos jóvenes de Granada con sangre flamenca y miras contemporáneas, andan revolucionando el costumbrismo andaluz con su sonido. Apenas una decena de referencias, entre su primer epé de 2019, y varios singles, los alza como una de las revelaciones del género con poso de modernidad, en el que la unión de rock andaluz y flamenco electrónico brilla ocurrente.
Universal Music los ampara, los mima, los deja hacer; porque en esa agudeza de fundir tradición y progreso, han conseguido elaborar un lenguaje propio que anda encandilando la escena.

Acaban de lanzar al mundo su nuevo single, “Campanas del olvido”; una canción escrita durante la cuarentena, acerca de los errores cometidos en las relaciones interpersonales que nos llevan, una y otra vez, a reincidir en ellos tropezando en la misma piedra. Definido por una línea de bajo que sustenta los samples y los arreglos tecnológicos que terminan de rematar el tema, se convierte en la antesala perfecta de lo que será su próximo epé. Ellos mismos nos lo cuentan.


¿De dónde venís (geográficamente y proyectos anteriores)?
Venimos de Granada. El Nitro empezó en la música a los doce años, más o menos, con un proyecto anterior de rock que tenía con otra gente en Madrid. El Indio se inicia como cantante y compositor realmente con La Plazuela, aunque había participado anteriormente para algún proyecto de flamenco como corista y palmero a los quince, en el que conoció a Nacho Morales, el guitarrista flamenco que nos acompaña desde entonces.

 

¿Cómo nace el proyecto?
Nace cuando tenemos unos dieciséis años y confluimos musicalmente por el vínculo que habíamos sentido con el flamenco y la fusión, cada uno por una circunstancia distinta. Nos empezamos a juntar principalmente para tocar temas de otros artistas como Manzanita, Pata Negra o Los Delinqüentes, por gusto, sin más pretensión que la de echar un buen ratico. En esa época, la portera del edificio donde vivía el Nitro nos dejó las llaves de un trastero para poder tocar hasta que los vecinos nos echaron. De ese espacio hicimos el sitio de reunión con los colegas donde quedar y estar un rato tocando y cantando, metimos bancos de la calle y, durante esa época, lo hicimos muy nuestro. Uno de los días se dijo allí que aquello parecía una plazuela, pero con techo y sin que la policía te echara por estar cantando y tocando; así que desde ese día bautizamos al sitio como “La Plazuela Techá”, que fue el primer nombre del grupo. Un grupo que al principio era de versiones, hasta que en 2019 sacamos el epé Yunque, clavos y arcayatas bajo el nombre acortado de La Plazuela.

 

Describid vuestro sonido.
Andaluz sobre todo, y tan digital como orgánico según nos convenga.

 

Principales influencias.
El flamenco es la principal fuente de inspiración a nivel lírica, compositiva y conceptual, pero la nueva ola nu-funk y la música electrónica son los principales géneros en los que nos basamos para crear nuestro sonido.

 

¿Cómo definiríais vuestro nuevo trabajo?
Muy granaíno. Hay mucha inspiración de la música popular, de la manera de ser de nuestra gente y de las cosas que pasan aquí. A nivel de sonido hemos variado bastante de unos temas a otros pero creemos que el vínculo está en eso, en Graná.

 

Vuestro disco suena, u os gustaría que sonara, como…
Como La Plazuela. Tenemos referencias de grandes artistas en los que nos inspiramos puntualmente para ciertas cosas, pero no por ello nos gustaría sonar como tal, porque mejor que ellos mismos no va a sonar nadie. Por eso, queremos aportar algo distinto.

 

Cinco discos de cabecera.
Omega, de Enrique Morente y Lagartija Nick; Quien no corre vuela, de Ray Heredia; Potro de rabia y miel, de Camarón; The beautiful game, de Vulfpeck; y Geography, de Tom Misch.

 

Cinco canciones perfectas.
Alegría de vivir”, de Ray Heredia; Wait for the moment”, de Vulfpeck; El amor”, de Israel Fernández (Juan Antonio Salazar); Lo bueno y lo malo”, de Ray Heredia y Por la mar chica del puerto”, de Mayte Martín.

 

¿Preferís estudio o directo?
La verdad que nos flipan las dos cosas, pero la energía del directo no la supera nada.

 

 

¿A quién os gustaría telonear?
A Canelita, sin duda.

 

¿En qué disco de homenaje os gustaría participar?
En el de Juan Antonio Salazar.

 

¿Qué canción de vuestro nuevo trabajo es la que mejor os representa y por qué?
Todas ellas. Nos es difícil escoger una, pero quizás nuestro nuevo single, “Campanas del olvido”, sea hasta ahora en la que mejor hemos podido integrar los sonidos orgánicos de la banda con los digitales sin perder además la esencia flamenca.

 

¿Cómo sois encima de un escenario?
Encima del escenario es donde más disfrutamos de La Plazuela, es algo que vivimos con mucha adrenalina porque conectamos muchísimo con la gente. Hasta ahora hemos podido comprobar que el público que tenemos es muy fiel, y eso nos gusta; además, entre nosotros mismos es un momento de unión muy fuerte. La banda que nos acompaña es nuestra familia, ese es el momento de hacer piña más que nunca y eso es bonito.

 

¿Qué planes tenéis para el año que acaba de comenzar?
Hace unos días estrenamos un single que se llama “Campanas del olvido” y en abril publicaremos un epé de tres temas que se presentarán como una trilogía también a nivel audiovisual. Hemos elegido para ello a tres productores diferentes de la escena que nos parecen muy interesantes, y la verdad es que estamos muy contentos con ese trabajo. El resto del año seguiremos trabajando en nuestro primer álbum, que ya hemos empezado a componer, para poder lanzarlo en 2023.

 

Tenéis cincuenta palabras para vender vuestro disco. Adelante!
El próximo epé está inspirado en las historias de nuestra tierra, el amor y la sangre. Es groovero, es electrónico; pero sobre todo es muy flamenco en el lenguaje y muy andaluz en el sentir, pues tiene el dramatismo estético que todos los andaluces llevamos dentro.

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