Cuentos para leer con la luz encendida, antología de Alfred Hitchcock

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LIBROS

«Estos relatos llevarán al lector a los mundos de ese suspense al que el antólogo nos tenía acostumbrados en sus películas»

 

Alfred Hitchcock
Alfred Hitchcock presenta: Cuentos para leer con la luz encendida
BLACKIE BOOKS, 2022

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Por supuesto, el lector conoce perfectamente la carrera cinematográfica de Alfred Hitchcock; quiero decir que ha visto alguna de sus producciones cinematográficas o ha oído habla de ellas. Pertenecen a la cultura popular, que es aquello que se conoce aunque no haya sido uno espectador del fenómeno. Habrá menos que sepan que dirigió alguna serie televisiva; su imagen en blanco y negro de orondo y bonachón, aunque perverso, de caballero inglés, es icónica. Pero pocos sabrán que también publicaba unas antologías con los relatos o novelas breves que le habían impactado. Una de ellas ha sido felizmente rescatada por la editorial Blackie Books.

Se trata de una colección de diecisiete relatos que recorren géneros diversos y que dan idea de la situación de la literatura pulp a finales de los sesenta y principios de los setenta del pasado siglo, que es cuando fue publicada. Hay autores absolutamente reconocidos, como Roald Dahl, con un “La patrona” donde presenta al huésped de un apartamento gestionado por una viejecita agradable, demasiado agradable. Ancianitas llenas de amabilidad hay algunas más, en “Extraños en el pueblo”, lleno de una curiosa magia, o en “La encantadora señora Bluebeard”. Entre los autores que siguen siendo un puntal del género hoy en día están también Ellery Queen, con “El pueblo del miedo”, que demuestra que eran —se trata de una pareja de primos que escribían al alimón— realmente grandes, o Patricia Highsmith, con el inteligente “Variaciones sobre un juego”.

Entre los autores menos llamativos en los medios hay auténticas maravillas. “El tatuaje perdido”, por ejemplo, una sobrecogedora historia en una parada de los monstruos cercana a la película de Tod Browning, o “Un talento muy especial”, que trata de un tema tan actual como los abusos en niños de primaria y las venganzas de los adultos. “Los cachorros de zorro duermen calientes” es estremecedor: en un invierno crudo, un campesino congela a su mujer intentando que entre en hibernación, como los animales; las malas cosechas hacen que solo haya alimento para uno.

Hay también ciencia ficción, pueblos con vecinos que no aceptan a los extraños o tiendas mágicas en “Bienda de totellas”, con una mezcla de pócimas medievales y espíritu lisérgico, con muchísimas gotas de ironía. Y hay muchos más, que llevarán al lector a los mundos de ese suspense al que el antólogo nos tenía acostumbrados en sus películas.

Un axioma parece obvio, pero quizás no lo sea tanto: un creador ha de leer mucho, ver muchas películas, visitar muchos museos. Hitchcock lo hacía, lo hizo toda su vida, e incluso compartió series para televisión que le fascinaban y lecturas. Por eso, y por su talento, claro, sus películas son tan fascinantes.

Anterior crítica de libro: Viento herido, de Carlos Casares.

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