Cinco discos para descubrir a Metallica

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Aunque llevan en activo desde hace casi cuarenta años, Metallica han condensado su carrera en solo once discos. Juanjo Ordás se atreve a ejercer de guía para adentrarnos en la discografía del grupo de trash metal.

 

Selección y texto: JUANJO ORDÁS.

 

1. Ride the lightning (1984, Megaforce)

Buen sitio por el que empezar a escuchar a Metallica. Ride the lightning posee el buen sonido del que adoleció el debut del grupo y contiene todas sus señas de identidad. Siendo estrictos, el disco deja como poco tres clásicos de los que no deben faltar en los conciertos: “Creeping death”, “Fade to black” (su primera —más o menos— balada asusta tipos duros) y “For whom the bell tolls”. Las estructuras de las canciones son complejas (¿cómo hacen para aprenderse canciones así?) y sus temáticas de lo más diversas: plagas bíblicas, guerra nuclear, pena de muerte, libros de Hemingway, depresión… variadito todo. Pero si algo esgrime Ride the lightning es un poder avasallador. Se te echa encima y te aplasta. Tú sabrás si disfrutas o gritas.

 

 

2. Master of puppets (1986, Elektra)

Refinando la fórmula, el tercer disco de Metallica refuerza todo lo mostrado en Ride the lightning. Las estructuras de las canciones se hacen todavía más complejas y hasta la fiereza de la banda es mayor. Entre toda esta brutalidad hay melodías (gritadas) de las que se incrustan en la memoria y los riffs principales se podrían tararear hasta el final de los tiempos. Aquí tenemos barbaridades sonoras de la talla de “Battery” y “Damage inc”, medios tiempos épicos como “Welcome home (Sanitarium)” o suites salvajes como la propia “Master of puppets”, el clásico indiscutible del disco.

 

 

3. …And justice for all (1988, Elektra)

Salto importante. La temática de las canciones es social, las estructuras se hacen todavía más complejas (sí, era posible) y Metallica graban un disco en el que la mezcla es un desastre y que suena mal. Lo que ocurre es que su contenido es tan exageradamente bueno, y los tipos tocan, que al final no tienes más remedio que aceptar que el disco es así. Con el tiempo hasta te parece normal. El videoclip de “One” les ayudó a llegar a un nivel de reconocimiento que no tenían y “Blackened” y “Harvester of sorrow” siguen siendo habituales de los shows. …And justice for all fue el disco que llevó a Metallica hasta los pabellones.

 

 

4. Metallica (1991,Elektra)

Como respuesta a la complejidad de …And justice for all, Metallica decidieron hacer un disco mucho más sencillo, aunque igualmente pensado, meditado y vuelto a pensar. Su sonido metalero se hace más hard rockero y con la súper famosa “Nothing else matters” llegan al corazón del público masivo (y de las novias de sus fans, probablemente). Y de ahí a los estadios. Trallazos a lo Black Sabbath como “Sad but true” mantuvieron sus credenciales, “Enter sandman” los permitió guitarrear duro en las emisoras comerciales y “The unforgiven” los llevó hacia una épica entonces desconocida para ellos. Un disco memorable en el que algunas canciones han eclipsado a otras, pero hace unos años recordaron todas en una gira conmemorativa.

 

 

5. Hardwired… to self-destruct (2016, Blackened)

¿Puede un grupo de metal envejecer bien? Metallica dicen que sí. Su último trabajo hasta la fecha ha sido este estupendo doble de setenta y pico minutos en los que no sobra nada. Si a mediados de los noventa se acercaron a un rock más clásico (siempre hay que reivindicar el gran disco que es Load, editado en 1996), la última década la han dedicado a seguir sonando duros, brutales y —lo has adivinado— complejos. Ninguna pega se puede poner a “Moth into flame” (¡con un estribillo de punk pop!), la brutalidad de “Spit out the bone”, el romanticismo cenizo de “Halo on fire” y el rock duro de “Now that we’re dead”. Metallica, con más de tres décadas a sus espaldas, siguen escribiendo canciones que maravillan.

Anterior entrega: Cinco discos para descubrir a Extremoduro.

 

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