Carlos Goñi: Dándole vueltas al repertorio de Comité Cisne

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«Esto no va dirigido a un público concreto, digamos que tengo la posibilidad de disponer de un repertorio que es maravilloso y lo que voy a hacer es tocarlo»

Este viernes arranca en Valencia la gira con la que Carlos Goñi, de manera única y excepcional, retoma el repertorio de su grupo anterior a Revólver, Comité Cisne. De ello habla en esta entrevista, pero también de los próximos pasos de Revólver.

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 

La noticia primera fue sorprendente: Carlos Goñi ponía en marcha de nuevo a Comité Cisne, pero no, no era exactamente así, lo que hacía era recuperar para una gira puntual las canciones del que fue su grupo posterior a Garage y anterior a Revólver, una especie de superbanda en la que le acompañaron, a mediados de los años ochenta, miembros de Glamour. Un grupo de sonido intenso que dejó un excelente repertorio y una serie de sólidas actuaciones que han quedado en el recuerdo, especialmente, del público valenciano.

¿Cómo se te ocurrió recuperar el repertorio de Comité Cisne?
Digamos que fue porque estaba en un momento en el que no me apetecía volver a escribir otra vez. «Argán» [el último disco de Revólver, publicado el año pasado] me había dejado francamente exhausto, y me parecía que era un momento bonito para hacer esto. Sobre todo pensé que las canciones estaban muy vivas, las escuché y pasaron bien el corte y vi que era un buen repertorio para hacer conciertos eléctricos en formato de trío, que me apetece mucho.

¿No pensaste en reflotar a los Comité Cisne originales?
Vamos a ver, en un principio el instigador de toda esta historia es Manolo Rock, es al primero que se le ocurrió, hace un año, más o menos, el crear en Facebook una página de Comité, y de repente nos pusimos todos a retomar un poco el asunto, como que sí, como que no… De hecho, José Luis Macías [teclista de Comité Cisne], desde el primer momento declinó la invitación y Remy [Carreres, bajista] y Copi [Rafael Picó, batería] y yo nos pusimos a trabajar. Empezamos los tres juntos, lo que pasa es que es un poco complicado, cada uno maneja tiempos distintos en su vida y tiene unas prioridades, yo sí que me dije, «paro unos meses con Revólver y me dedico a esto». Pero cada uno tenemos nuestra vida. Fue muy difícil coordinarlo, y en vez de abandonar el proyecto, decidí continuar porque me apetecía muchísimo.

La percepción que tengo de Comité Cisne es que fue un grupo valorado y recordado sobre todo en Valencia, no sé si eso fue exactamente así.
Sí, es así, absolutamente cierto. Lo que pasa es que, a ver cómo lo explico, esto no va dirigido a un público concreto, digamos que tengo la posibilidad de disponer de un repertorio que es maravilloso y lo que voy a hacer es tocarlo. Es como si, de repente, cualquier banda que se nos pueda ocurrir decide hacer una gira de versiones de, yo qué sé, de quien sea, es un poco lo mismo, con la diferencia de que yo soy uno de los compositores de esas canciones.

Es decir, vas a recrear el repertorio de un grupo pero dándose la circunstancia de que ese repertorio es tuyo.
Sí, esa es un poco la definición de qué va esto. Sí que se partía de una premisa, que hablando con Manolo Rock, desde el primer día, era fundamental: cero revival, porque el revival es algo que odio. Bueno, odio es excesivo, pero no me gusta, respeto que para mucha gente canciones que tienen equis años representan un momento en su vida, que tú ahí ni entras ni sales, porque lo cada uno siente cuando escucha una canción, ve un cuadro, ve una película o lee un libro y lo que le rememora es una cuestión tan personal que ni siquiera tiene comentario u opinión. Lo que pasa es que yo eso no lo hago, no lo he hecho nunca, siempre he creído que lo mejor está por venir. Con este proyecto de Comité no se trata de decir «así es como yo creo que deberían de haber sido o sonado las canciones», no tiene nada que ver con eso y además es algo que quiero remarcar muchísimo. Es como las veo hoy, no como las vi en su momento y no fueron, no, eso es muy importante, porque hay gente que puede pensar: «así es como las quería Goñi en su momento». No, como yo las quise en ese momento fue como lo quisieron también mis compañeros, y aquello fue como fue. Pero ahora han pasado veintitantos años, y ni yo soy el mismo, ni los tiempos lo son, y, evidentemente, suenan de otra manera y con otros arreglos.

Las canciones ahora las interpretas en formato de trío y sin teclados, que eran muy importantes en Comité Cisne.
Sí, así es, y para eso he tenido que trabajar un huevo, en el sentido de que tengan identidad como tal, y estoy más que satisfecho. De hecho, cuando comenzamos Remy, Copi y yo estábamos más que encantados de cómo sonaban, o de cómo podían llegar a sonar. Pero, efectivamente, he tenido que hacer un trabajo de aglutinar lo que era la guitarra más los arreglos de teclado, pero se ha conseguido bastante, y si entonces sonaba potente, ahora, como mínimo, suena igual.

En Comité, en su momento, convivían dos escuelas, la del rock americano y la del rock británico, conseguisteis aunar aquello y que diera un sonido propio y que sonara muy intenso.
Mira, en Comité había dos tensiones, una nos unía a todos, que era el amor desmedido, brutal, por el rock de los setenta, por cosas como Mott The Hoople, Lou Reed, Bowie, etcétera, y luego había una cosa que nos separaba profundamente que era un fracción que estaba por el pop inglés de los ochenta que yo, en líneas generales, detestaba, y a la vez yo sentía una pasión brutal por el rock americano que no era muy bien recibida [risas]. Eso generaba tensiones a veces positivas y a veces negativas. Cuando conseguíamos ponernos de acuerdo, funcionaba, pero cuando no nos poníamos de acuerdo, había un vector ahí en medio de una fuerza tremenda de no entendimiento. Y era bien jodido [risas].

Supongo que has tenido que volver a escuchar los discos, ¿qué sensaciones te han dado?
Hombre, el otro día estaba comiendo con Manolo Rock y con Eduardo Guillot y les decía que si yo fuese un tipo muy rico muy rico una de las primeras cosas que haría sería comprar todos los masters de Willy DeVille de los ochenta y los volvería a mezclar otra vez quitando la reverb y las baterías Simmons. Me parece uno de los mayores crímenes que se han cometido contra la humanidad en el aspecto musical, porque soy muy fan de Willy DeVille pero me parece que en los ochenta un montón de buenísimos discos estaban destrozados por las reverbs y por esas baterías electrónicas. Entonces, cuando los oigo, hay cosas que me gustan más y cosas que me gustan menos, pero vuelvo a lo mismo de antes, aquello era lo mejor que lo supimos hacer en ese momento y cuando perteneces a un grupo, es evidente que negocias constantemente. Hay una manera de hacer las cosas en un grupo: o bien que hasta la última nota que se grabe tiene que gustar a todo el mundo o bien que todo el mundo tiene derecho a veto a la hora de decir qué es lo que no le gusta. Cada grupo opta por un planteamiento, en Comité funcionábamos más en base a que cada uno hacía un poco lo que le daba la gana, y a veces era maravilloso y a veces no tanto. Pero cuando trabajas en equipo, las cosas son así, unas cosas te gustan más y otras menos. Pero en líneas generales no me costó reconocer en su momento que con el tercer álbum de Revólver había conseguido ponerme al mismo nivel que cuando estaba con Comité Cisne e hicimos «Beber el viento». En la discografía de Comité, a nivel de grabaciones, hay claroscuros, hay momentos en los que los ochenta suenan de una manera impactante, que es cuando menos me gusta. Personalmente tengo la sensación de que después de un álbum como «Beber el viento» lo mejor habría estado por llegar si nos hubiéramos puesto de acuerdo. De ese álbum me siento feliz, me parece que es un muy buen álbum.

¿Cuando el grupo se acabó, os tirasteis mucho los trastos a la cabeza, fue una ruptura de aquellas dolorosas?
¿Conoces alguna que no lo sea?

Buena respuesta.
Claro, me acuerdo de una película en la que Danny Devito hace de abogado de otros dos y hay un momento en que se separan y dice «sí, fue un divorcio amistoso. Mi ex se quedó con todo». No creo que haya divorcios amistosos, de la misma manera que no creo que haya separaciones amistosas, porque no, porque siempre es duro. Pero lo mío en Comité fue muy sencillo, simplemente me fui, y ya está. No me llevé nada, no me llevé el nombre, no me llevé las canciones y de entrada el único que se quedó sin nada fui yo, los demás siguieron con el grupo y grabaron un álbum más. Es decir, no sé hasta qué punto fue doloroso, puede que yo tuviese más miedo, porque me fui con una mano delante y otra detrás.

Hemos escuchado un tema que has grabado, ‘Licor’, que lo has subido a Youtube, y sé que has grabado algunos más, ¿la idea es sacar un disco con este proyecto?
Sí, hemos grabado cinco temas, pero feliz-feliz-feliz, estoy con tres de ellos, que son los que están más acabados. Los otros no tengo claro si es así como quiero que queden, pero en un tiempo, lo más breve posible, la idea es hacer un epé o algo por el estilo, con un formato chulo para que eso pueda quedar ahí. De todas maneras, lo de Comité es algo que tampoco quiero engañar a nadie, esto tiene principio y tiene final.

Eso es lo que te iba a preguntar ahora: ¿cuánto tiempo piensas que dure?
Está el repertorio que está, no hay más y no se va a escribir ni una coma más, es que sería absurdo. En Comité, para bien o para mal, confluíamos diversas personalidades y eso era lo que definía el proyecto, sería inviable que llevara yo solo Comité, y no tengo ninguna intención, para nada. Esto nos llevará unos cuantos meses y después, lo que es por mi parte, no lo volveré a hacer y no lo volveré a hacer es no lo volveré a hacer. Ahora mismo la intención es pasármelo lo mejor posible con mi banda e intentar tocar allá donde se pueda y disfrutar mucho de este repertorio.

Es decir, lo tenemos que entender como un paréntesis en la carrera de Revólver.
Eso eso, no hay otra manera de entenderlo, ni tiene otro planteamiento. Es, como te decía, como si se me ocurriera tocar el repertorio de un grupo que me gusta mucho y decidiera salir con esas canciones en directo.

¿Asumes que habrá gente entre el público que no conocerá las canciones y que te pida que toques temas de Revólver?
Sí, sin duda, pero no va a haber ni medio acorde de Revólver, para nada, sería mezclar churras con merinas, y no es el acaso. Y por supuestísimo que habrá muchísima gente que no conozca nada de esto, pero también te digo una cosa, si tuviera que confiar exclusivamente en la gente a la que le gustaba muchísimo Comité en su momento, el proyecto no tendría mucha viabilidad. Tú has empezado diciendo que la repercusión de la banda fue en Valencia, con lo cual se quedaría para hacer un único concierto, y para eso, a lo mejor, nos habríamos vuelto a juntar todos: probablemente para un único concierto y se acabó, porque para un solo concierto todo el mundo tiene tiempo. En este caso lo que ocurre es que soy consciente de que la mayoría de la gente venga a los conciertos porque Revólver le atrae lo suficiente como para atreverse a pagar el precio de la entrada y pensar que se lo van a pasar bien.

«Me niego a quedarme en un rincón diciendo qué mal está todo, eso que lo hagan otros, yo no lo voy a hacer. Lo que me provoca esto es que tengo que trabajar cuatro o cinco veces más para ganar veinte veces menos»

¿Es cierto que llevas más de un año sin componer?
No, no es del todo cierto, lo que ocurre es que… vamos a ver, lo que es escribir, escribo todos los días, para eso soy extremadamente disciplinado. Digamos que aplico más las teorías de trabajo de los escritores que de los músicos, yo no escribo por impulsos ni musas, escribo a diario, lo que pasa es que a día de hoy aún estoy pensándome mucho cómo es el próximo paso, cómo es el próximo disco, teniendo en cuenta que el último concierto de la gira de «Argán» es el sábado 27 de este mes en Cáceres, sí que necesito ahora un tiempo para refrescar las ideas y cogerme de nuevo a lo que es escribir. Pero escribo a diario, creo que jamás he estado un año sin componer, ¡por dios! Sería imposible del todo [risas]. Pero la manera en que voy haciendo las cosas es que voy echando letras y músicas en un cajón y llega un momento en el que lo vuelco todo y veo qué es lo que hay y entonces empiezo a ordenar y a maquetar, y si no me convence, sigo trabajando hasta que tenga el suficiente material. Y ahora estoy en ese punto de seguir echando cosas en el cajón y no estoy para plantearme un álbum el mes que viene, lo que no debería de extrañar cuando me metí a grabar «Argán» hace dos años. Creo que a mediados del año próximo habrá nuevo álbum.

Tengo la sensación de que de un tiempo hacia aquí tratas de buscarle una especie de discurso o bien temático o bien musical a los discos de Revólver. No sé si es así.
Sí, es cierto. Esto comenzó a pasarme hace un tiempo, la primera vez que me sucedió de una manera muy rotunda fue con «21 gramos», y un día leyendo una entrevista que le hacían a Elvis Costello –yo, por las mañanas, si rezo a tres, Costello es uno de ellos, desde hace muchos años– y él decía que los discos primero se los imaginaba y luego los escribía y a mí hace unos años que me ocurre lo mismo y me gustó encontrar una explicación a esto que me pasaba y decir, «joder, por qué tengo prácticamente que visualizar lo que es para ponerme a escribirlo». Luego, lógicamente, no se trata de escribir lo primero que te pille, sino que creas que las canciones tienen la calidad suficiente para estar ahí, que es algo que aplico siempre. El próximo álbum será el número catorce, me parece, y cuando llegas a esos niveles se trata de pensártelo muy bien, porque soy extremadamente curioso y extremadamente cabezón, pero por las mismas me aburro enseguida y a mí me resultaría un poco complicado ponerme a hacer un álbum que sienta que ya he hecho, eso no lo voy a hacer nunca. Por eso necesito pensar muy bien cuál es el álbum que quiero hacer y el discurso que quiero contar, porque además es así. Sencillamente, ponerme a grabar unas canciones sin más, no, joder, que ya son treinta años en esto. Siempre he creído que si yo estoy enamorado y tengo toda la pasión en mi próximo proyecto, existe una posibilidad de que pueda convencer a los demás, pero ponerme a escribir canciones y grabarlas como si fueran churros, la verdad es que no me parece bien, me parecería una falta de respeto.

Con treinta años que llevas, ¿desanima ver cómo se han puesto las cosas, no ya en lo social, que ya sabemos lo que hay, sino específicamente en todo lo gira alrededor de tu oficio?
No, a mí no, para nada. Me niego a quedarme en un rincón diciendo qué mal está todo, eso que lo hagan otros, yo no lo voy a hacer. Lo que me provoca esto es que tengo que trabajar cuatro o cinco veces más para ganar veinte veces menos y me toca hacer un trabajo que a veces no me gusta, pero lo tengo que hacer y no tiene nada que ver ni con tocar ni con escribir: me tengo que ocupar de cosas que antes no me ocupaba, como hacer más relaciones públicas que antes, o pensar una serie de cosas que hasta ahora nunca había hecho como qué poner en Facebook para que a la gente le pueda apetecer entrar, ese tipo de historias. A mí lo de las redes sociales no me gusta, y no me va a gustar nunca, no, porque no lo entiendo. Sí, hay quien me puede decir, «es una forma de estar cerca de tus fans», pero es que en cada concierto, desde hace treinta años, las puertas de mi camerino están abiertas para todo aquel que quiera venir, y eso no sé cuánta gente lo hace, pero yo lo llevo haciendo toda la vida, y cuando termina un concierto, si ha durado un par de horas y media, pues el camerino luego está abierto otro par de horas para que cualquiera que quiera venir a estrecharme la mano a que le firme cualquier cosa porque para él es importante, pueda hacerlo, para mí es un honor, y siempre ha estado abierto. Es decir, tengo un acceso relativamente fácil. Pero me cuesta lo de las redes sociales, porque hay otros músicos que se pasan el día en Twitter o en Facebook dando la chapa contando que han ido al gimnasio o que han desayunado un par de huevos fritos, yo prefiero dedicar ese tiempo a escribir canciones. Aun así me encanta escribir de vez en cuando y lo uso para testar el pulso de la gente. Es importante, eso lo entiendo, y si a mí mañana me manda un mail John Hiatt diciéndome que gracias por haberme metido en su página, pues me cago. Es decir, lo entiendo y en cierta medida lo comparto, pero son una serie de trabajos que hasta hace poco no los he hecho o bien porque no los tenía que hacer o porque ni siquiera existían, pertenezco a otra generación. A ti te pasa lo mismo, te toca joderte y en lugar de estar todo el día colgado con internet y estar en mil historias que antes no estabas y no te interesan, preferirías estar escribiendo un artículo del último disco que te ha gustado, pero tienes que buscarte la vida estando en otro montón de asuntos, que no tienen nada que ver con lo que te gusta.

Sí, y es lo que dices, trabajas muchas más horas para cobrar mucho menos.
Claro, pero tú, al contrario que otros, en lugar de decir que todo es una mierda y quejarte de que las compañías ya no envían discos y de esto y aquello, te jodes y curras como un burro para tener una propuesta en internet de puta madre. Otros se dedican a llorar, tú no, tú te levantas y te pones a currar, que es exactamente lo mismo que hago yo. ¿Qué pasa, que ya no me contratan los ayuntamientos? Pues el concierto de Cáceres del día 27 es el número sesenta de la gira, a ver quién ha hecho una gira de sesenta conciertos, lo que pasa es que en mi caso me los he tenido que pagar yo y jugármela yo, pues ya está, te la juegas. Y si no puedes llevar un ovni encima del escenario pues no lo llevas. Pero es que no puedes, porque no le puedes poner a la gente cuarenta euros por entrada porque no hay dinero y como no hay dinero, pues, señores, voy a ir con una acústica, con percusión y bajo e iremos a todos los sitios donde podamos. Y qué pena que no podamos ir en las mismas condiciones que hace cinco años, pero es que el país no es el mismo de hace cinco años, y las condiciones laborales de la gente no son las mismas. Si eso todos lo tenemos claro, no pasa nada.

¿El drama social que vivimos está dejándose ver en esas canciones en las que estás trabajando para el próximo disco?
Efectivamente, esa una de las cosas por las cuales el próximo álbum lo tengo no parado, sino que todavía estoy dándole vueltas y vueltas, porque clarísimamente lo voy a focalizar ahí. Me estoy planteando seriamente que los doce o catorce temas que lleve el disco hablen todos sobre distintos puntos de vista de lo mismo, que sean doce fotos de esto que está pasando, del momento. Esa es la variante más seria que me planteo cada día. Todavía estoy buscando la forma de hacerlo, pero en un cien por cien te puedo decir que el tema es ese, porque no puede ser otro. Lo que más me revuelve es la crónica desde mi punto de vista de cómo estamos, de cómo hemos vivido y de no sé si aventurarme a imaginar cómo vamos a ser, pero a nadie se le escapa que nada va a ser igual.

Tú, además, has sido un buen fotógrafo de la realidad, recuerdo temas de hace años, de «Eldorado» o «Calle Mayor»… postales en las que capturabas instantes sociales.
El propio «Mestizo», que tiene muy mala hostia.

Sí, «Mestizo» también.
Y en «Argán» hay letras que hablan de eso, el tema general es el de la religión…

Y el de la emigración y la inmigración.
Claro, y fíjate qué curioso, porque en «Argán» hablaba de cambiar de país pero eran otros los que cambiaban y venían aquí, y en este próximo voy a tener que hablar de ello pero siendo nosotros los que nos vamos, a ver qué pasa con eso, a ver si hemos aprendido, a ver si los demás han aprendido. Pero sí, ese es el tema, pero tengo que hacerlo lo mejor posible, siempre que grabo un álbum lo hago lo mejor que lo sé hacer y en este las letras me van a suponer un reto muy particular porque la idea es que todas las canciones hablen de ello, de la primera hasta la última.

Bueno, Carlos, hasta entonces, a divertirnos con Comité.
Sí, ese es el centro de todo el asunto, toda la razón, lo de Comité es puro divertimento, son canciones que, maldita sea nuestra suerte, en algunos casos las letras tienen una vigencia acojonante veinticinco años después, lo cual no dice nada bueno de cómo han ido las cosas.

Estas son las primeras fechas de la gira de Carlos Goñi «Comité 2012»:

26-X Valencia. Republicca.
09-XI Madrid. Galileo.

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