Breve encuentro, de Kikí d’Akí

Autor:

DISCOS

«Lo que importa realmente, lo que interesa, es que deja en el ánimo una inmensa sensación de placidez»

 

kiki-daki-24-01-19

Kikí d’Akí
Breve encuentro
MUNSTER, 2018

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Durante mucho tiempo pensamos que su disco del 84 iba a quedar como una reliquia aislada. De pronto, ya en este milenio, Siesta se encargó de retomar la carrera de Kikí d’Akí con un proyecto que recuperaba canciones antiguas grabadas para la ocasión y un par de propina. En 2009 se retiró descontenta del entramado que conforman la industria y el público, y pensamos de nuevo que la habíamos perdido. Después, de golpe, Munster edita un single con un par de canciones en directo grabadas en 1986.

Por suerte, a pesar de su retiro discográfico, María José Serrano, de nuevo reconvertida en Kikí, se ha prestado con agrado a participar en diversas fiestas y homenajes durante todos estos años, y ello ha hecho que se haya planteado la opción de volver a grabar, y de ese germen haya surgido este Breve encuentro que, eso sí, está construido únicamente con versiones de temas que iba desgranando en sus conciertos y que aquí toman forma unitaria: canciones que en algún momento de su vida fueron importantes.

Es indiferente. De Kikí d’Akí no necesitamos obligatoriamente canciones nuevas. Su savoir faire, la emoción templada con la que sigue cantando, hacen que en el discurrir del disco busquemos la caricia y no la melodía reciente. Y tanto más se acrecienta esta, cuando la producción es de Ramón Leal, especializado en bossanova y por tanto mago de las guitarras sensuales y melancólicas. Así que nos encontramos con una voz sostenida únicamente con sencillas cuerdas acústicas. Ello no quiere decir que sean versiones débiles; “Cul de sac” —de Carlos Berlanga—, por ejemplo, se revela plena, dotada de todo lo que necesita sin nada más que esa guitarra.

Gran parte del sostén está en la voz, eso sí; una voz que posee una especial sensibilidad para darle a cada canción un aire selecto; quizás ayude que ya lo tenían “per se”, pero la gran dama de la canción que nos ha dejado la nueva ola lo sabe acrecentar. Tomemos por ejemplo ese “Ayer y hoy” de Formula V —tenían impresionantes caras B— o “Tazas de té” —de nuevo de Berlanga—, en las que se aprecia una voz más grave para entender que, con más registros, Kikí d’Akí es una intérprete que transmite intensamente.

La conjunción perfecta se observa en los dos temas que recoge del repertorio de Vainica Doble. Tanto “El pintor”, escrita por Álvaro de Cárdenas, como “Pasos en falso” son miméticas, incluso con la tonalidad y modulación de Gloria van Aerssen. Ello simplemente quiere decir que poseen una misma sensibilidad.

Curioso: no hay nada de pop anglosajón, pero sí francés, y en esta lengua se toma el “Que tu m’enterres”, en el que se demuestra que el repertorio de Françoise Hardy está tratado con imaginación. Escoge una de sus canciones más hermosas “Soleil”, y para “Tiempo de amar” logra crear la atmósfera de un bar nocturno al buscar la sencillez y la emoción.

Casi es indiferente en el disco la maestría con la que trata a sus versiones: las respeta y las hace suyas a la vez. Lo que importa realmente, lo que interesa, es que deja en el ánimo una inmensa sensación de placidez. La misma que en su disco de hace siete lustros.

Anterior crítica de discos: Paraísos mejores, de Javier Ruibal.

 

novedades-efe-eme-ene-19

Artículos relacionados