Ariel Rot: «La sociedad con Kiko Veneno funciona maravillosamente»

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«Alternamos canciones de los dos, pero metiéndonos cada uno en las del otro y transformándolas en un repertorio común»

 

Juan Puchades charla con Ariel Rot de la que será una de las giras que marcarán este año, Un país para escucharlo, que le unirá a Kiko Veneno. Dos gigantes de nuestra música juntos, y con invitados, rodando por todo el país.

 

Texto: JUAN PUCHADES
Fotos: JERO ÁLVAREZ (Fotos 1 y 2) / JAVIER BRAGADO (Foto 3)

 

Dos leyendas cabalgan juntas: Ariel Rot y Kiko Veneno unen fuerzas en la que promete ser una de las giras más excepcionales de este año: la traslación al directo de Un país para escucharlo, el programa televisivo del primero que cubrió tres temporadas. Las buenas vibraciones que surgieron entre ambos durante la grabación del primero de aquellos espacios semanales está en la base de esta gira en la que se cruzarán canciones y se acompañarán en escena de otros músicos, conocidos o no, incorporando a artistas locales en cada parada.

El inicio fue el 2 de enero en el festival Actual, de Logroño, con entradas agotadas con rapidez. La próxima parada será el 4 de febrero, en el Inverfest madrileño. Por ahora, en una gira cuyas fechas se están cerrando estos días, con las dificultades pandémicas que todos conocemos, se ha anunciado una tercera cita: el 2 de abril, en Barcelona (en el Guitar BCN). De todo este complejo y apasionante proyecto charlamos con Ariel Rot, el instigador de la idea.


¿Cómo se te ocurrió trasladar el concepto del programa al directo?
El programa funcionó sorprendentemente bien, daba la sensación de que hacía falta algo así. Y mucha gente me paraba por la calle y me preguntaba si íbamos a seguir. Me resultó muy gratificante recibir un feedback tan positivo. Para muchos era una cita semanal, un ritual de los martes, la vieja ceremonia de juntarse frente a la tele para ver tu programa favorito. En tres temporadas recorrimos casi toda España, y estaba claro que no íbamos a continuar, así que me pareció interesante poder llevarlo al directo manteniendo el mismo concepto, el mismo espíritu de mezclar artistas, dar a conocer grupos emergentes de la zona, mezclar distintos estilos sin complejos… A la gente le encantaba poder ver artistas de su tierra que no suenan nunca en la radio ni salen en la tele. También me pareció que esta era una buena manera de poder continuar con lo que más me divirtió del programa; bueno, me divirtieron muchas cosas, pero lo más enriquecedor para mí fue tocar con tanta gente distinta, tener que preparar canciones de una semana para otra. En cada programa tocaba con tres o cuatro artistas, y si sacas la cuenta, a lo largo de las tres temporadas he tocado unas cien canciones. ¡Eso fue muy estimulante! ¡Me he sentido como un supersesionista!

 

Cuando leí que ibais a hacerlo juntos, me sorprendió, porque visto desde fuera parecéis agua y aceite. Kiko es inspiración y locura, y tú eres… ¡el método!
[Risas] Sí, es cierto. Pero, justamente por eso, se trataba de escapar de la endogamia del rock y buscar a alguien que me aporte nuevos universos. Me pareció que era un contrapunto superinteresante, aparte de que Kiko me encanta y fue copresentador del primer programa, y ahí ya se estableció una muy buena conexión entre nosotros. Es un lujo poder estar mano a mano diseñando todo esto, tocando sus canciones y descubrir desde adentro el universo Veneno. Es cierto que tenemos estilos muy distintos de funcionar. Kiko es más intuitivo y espontáneo, y yo soy más formal, cerebral, por decirlo de alguna manera. Empezamos con una cena donde le propuse la idea, y le gustó, luego fui unos días a Sevilla, él vino a Madrid, empezamos a convivir y a desarrollar el proyecto… Han sido muchas charlas, mucho trabajo y ahora, bueno, ¡la verdad que es una sociedad que funciona maravillosamente bien!

 

Qué bueno que hayáis congeniado tan bien, ¿no?
Pero es que tampoco somos tan opuestos, tenemos algunos universos que nos unen: el rock de los sesenta y los setenta. No olvidemos que Kiko fue un precursor en ese sentido. Y yo, a mi manera, me defiendo con la rumba y la milonga. Eso hace que musicalmente todo encaje.

 

Claro, él creció escuchando a Jimi Hendrix, a Bob Dylan, y anduvo por San Francisco en tiempos hippies.
Eso es, y fue un pionero de la contracultura en la España de los setenta, y Veneno de los primeros grupos de fusión de rock y flamenco; eso fue increíble, muy revolucionario para la época.

 

«Kiko es más intuitivo y espontáneo, y yo soy más formal, cerebral, por decirlo de alguna manera»

 

¿Cómo os repartís los papeles Kiko y tú en la preparación de los conciertos, y en escena?
En el show vamos alternando canciones de los dos, pero metiéndonos cada uno en las del otro y transformándolas en un repertorio común. Eso ya marca las bases del concepto de los conciertos, permitir que las canciones tengan una nueva vida, las nuestras y las de los invitados. Luego, entre nosotros hablamos, debatimos, nos contradecimos… vamos soltando ideas, avanzamos, retrocedemos, hasta tener el guion definitivo.

 

¿Cómo habéis ajustado el repertorio de directo?
Lo curioso de este proyecto es que el repertorio nunca se termina de ajustar [risas]. Es un espectáculo que estará en continuo movimiento. En primer lugar por los invitados, que eso nos lleva a renovar cada show. Aspiramos a tener en algún momento un buen porcentaje de show estable, fijo, pero aún es pronto y no lo hemos conseguido. Tenemos claro el principio y el final, y también hay una parte acústica, íntima, los dos solos, que, más o menos, hemos definido, pero seguramente la iremos modificando. Pero una de las cosas más estimulantes es lo que tiene de imprevisible. Tratamos de combinar las canciones emblemáticas pero también darle lugar a otros temas. Kiko ha sacado dos discos recientes —buenísimos, por cierto—, y lógicamente quiere tocar algunos temas de ellos. A ver, hasta ahora solo hemos dado un solo concierto, el de Logroño, y si hubiéramos hecho todo lo que teníamos planteado, hubiese durado tres horas [risas]. Imagínate… estaban Coque [Malla], Rozalén, estaban los Fetén Fetén y estaban los Mesura, un grupo de Logroño que estuvo en el programa y nos gustó mucho. Tuvimos que quitar algunas canciones en el último momento para respetar la duración del show.

 

¿No son muchos, cuatro invitados?
Bueno, es que la idea es que no sea un concierto de Kiko y mío, si no tratar en lo posible de captar el espíritu del programa, compartir el escenario con amigos, presentar artistas locales y darles la opción de elegir qué quieren hacer y con quién, procurar que haya situaciones y combinaciones no habituales. Coque, por ejemplo, quiso tocar la guitarra en «Baile de ilusiones», y ahí no cantar. Rozalén cantó “Te estoy amando locamente”, de Las Grecas, también “Mar en el trigal”, un tema que compusieron los Fetén y ella juntos, y que probablemente es uno de los temas más complejos que tocamos: le hemos dedicado muchas horas, y es muy raro porque no creo que lo volvamos a tocar, ¡pero bueno, se armó algo increíble! Los Fetén con percusión, violín, mandolina, acordeón… Se pueden armar tantas combinaciones que es una pasada.

 

Pero los programas de la tele imagino que te dieron mucha experiencia a la hora de preparar con rapidez temas ajenos, ¿no?
Cierto, hay temas que me los pasaron en la furgoneta yendo al encuentro… Me dio mucha práctica e instinto a la hora de inventar un arreglo de una manera inmediata. Tratar de aportar lo justo sin tener protagonismo, pero dándole mi carácter. También en alguna ocasión recomendar que era mejor quedarme afuera para respetar el sonido de la banda. Para mí fue un gran aprendizaje, en general, en todos los sentidos. Tampoco me había visto tanto tiempo en una pantalla. Y hay que acostumbrarse a verse.

 

Bueno, llevas muchos años viéndote.
Sí, pero esto era muy distinto, todo más natural. En un plató de televisión llegas, te maquillan, te ponen focos, se crea toda una situación bastante antinatural y forzada. Me suelo poner bastante nervioso, y en el programa mejoré bastante. Al final te condiciona mucho todo lo que ponen alrededor, y aquí era todo lo contrario. El hecho de estar en lugares que emocionalmente están ligados al invitado que vas a entrevistar, y el ritmo del programa, me permitían que realmente fuera algo muy natural y muy fluido. Iba con una pequeña batería de preguntas, pero luego había lugar para la espontaneidad y la charla relajada

 

Regresando a la gira, ¿qué músicos conforman la banda?
La elección de los músicos fue muy democrática: yo propuse a Toni Jurado y Marcelo Fuentes, que ambos han tocado rock y flamenco, y lo llevan en la sangre. Y Kiko propuso a Diego Pozo, con el que yo había compartido algunas jams en Jerez, y me encanta… ¡es un maestro! Y luego Anabel Pérez, que es la teclista y directora de la banda de Kiko, una genia total.

 

¿Cuál es la idea: una gira limitada o vais a estar tocando todo el año?
A ver, estos son momentos muy complicados para planificar demasiado, pero sí me da la sensación de que va a tener largo recorrido y que va a ir creciendo. Hemos empezado bastante discretamente…

 

«Es un show especial, nuestras canciones clásicas al tocarlas juntos se transforman»

 

¡Pero con todo vendido!
Con todo vendido, sí, sí. ¡Impresionante! Se vendió todo muy rápido, y antes de anunciar a los invitados. Me interesa mucho esa idea. Este verano, Miguel [de la Cierva], en el Náutico [de San Vicente do Mar], hizo solamente conciertos sorpresa, la gente compraba la entrada sin saber qué iba a escuchar, y siempre estaba lleno porque El Náutico es garantía de calidad. Si eres un buen aficionado a la música sabes que no te va a defraudar. Me encantaría poder conseguir lo mismo con esta gira. Que los invitados sean una sorpresa, más conocidos o menos conocidos, pero que la gente sepa que en el show siempre va a pasar algo bueno.

 

No sé si eres muy consciente de que tu último disco es de 2016, hace seis años. ¿Cómo lo llevas? ¿Te acuerdas de los discos?
Mira, empecé tomándome un año sabático… ¡y me está costando un poco retomar la labor [risas]! Tampoco me parece tan raro, fueron muchos años manteniendo el ritmo y ahora, bueno, no estoy muy motivado y estuve haciendo un montón de cosas distintas, tampoco es que me jubilé. Está bien relajarse un poco, que durante años estuve obsesionado con componer. Aunque, bueno, sí que compuse un tema para una película que va a salir dentro de poco.

 

¿En seis años solo has compuesto una canción?
Completa, grabada y editada, sí.

 

¿Te había sucedido esto alguna vez, el estar tanto tiempo sin componer?
¡A los sesenta tampoco es tanto tiempo [risas]! En serio, no son muchos los compositores que después de más de cuatro décadas mantienen el pulso creativo. Mi relación con la composición siempre fue pendular, va y viene, épocas de mucha actividad y otras de inactividad total. Prefiero no obsesionarme, estuve obsesionado demasiado tiempo, ¡y además vamos a aburrir a los lectores con esto! Ya lo retomaré en algún momento. Y si no, pues me dedicaré a hacer otras cosas, yo qué sé [risas].

 

Tampoco te está yendo mal haciendo otras cosas.
Sí… está bien explorar otros campos. Además estoy tocando mucho la guitarra, creo que sigo aprendiendo y creciendo como guitarrista. A mí siempre me queda la guitarra, mientras eso ocurra, está todo bien.

 

Esto no sé si puede contarse, pero hará unos dos años, tal vez tras la primera temporada de Un país para escucharlo, barajasteis la idea de hacer un disco con tomas de audio del programa. ¿Qué sucedió?
Sí, sí, puede contarse. Incluso el proyecto estaba totalmente acabado, pero no pudo salir. Hubo problemas contractuales, abogados, compañías, televisión… pero la idea era un librodisco muy bonito, muy cuidado, estaba superbien. Por suerte, al final, Alfredo Tobía, que hizo todas las fotos durante el rodaje del programa, ha conseguido editarlas en un libro muy chulo. El pack completo hubiese sido fabuloso, pero no pudo ser.

 

¿De la gira con Kiko vais a ir grabando conciertos, por lo que pueda pasar?
Bueno, el otro día en Logroño grabamos, pero de una manera informal… Igualmente me lo mandaron, ¡y suena increíble! Es un show especial, nuestras canciones clásicas al tocarlas juntos se transforman, los invitados se salen del guion habitual y la banda maneja una mezcla de estilos que encaja y suena increíble. Pero sí, cierto… merece ser grabado. Pero si no, por las dudas, ¡que vengan a vernos!

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