Adiós a José María Cámara, por Santiago Auserón

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«Mi independencia artística actual no hubiera sido posible sin su comprensión, su complicidad intelectual y su valentía»

Tras conocer la noticia de la muerte de José María Cámara, hombre clave en la industria musical española, Santiago Auserón escribe este sentido texto de despedida que envía a Efe Eme sobre quien fue el responsable del fichaje de Radio Futura para Ariola.

 

Texto: SANTIAGO AUSERÓN.

 

Se acaba de ir un amigo leal, dotado de inteligencia y sensibilidad poco comunes. Quizá los empleados que trabajaron a sus órdenes tengan otra opinión, la mía es esta. La lealtad es cosa nada fácil de sostener entre un alto directivo de una multinacional y unos artistas en lucha por la independencia creativa.

Fue a buscar a Radio Futura al camerino tras un concierto masivo en Barcelona y nos ofreció contrato con Ariola. Le dijimos que después de la experiencia con Hispavox no queríamos firmar nada. Dijo: «De acuerdo, trabajemos sin contrato, ¿qué necesitáis?». Respondimos: «Algo de equipo para ensayar, un estudio asequible sin límite de tiempo y dirigir nuestra producción sin trabas, no queremos anticipo». Bajo esas condiciones salió «La ley del desierto / La ley del mar» y fue un éxito inmediato de ventas. Al año siguiente le dijimos que queríamos grabar en Londres, estuvo de acuerdo y solo entonces firmamos un contrato por los dos discos. Eso da una idea del nivel que tenía José María Cámara.

 

Era el auténtico hombre hecho a sí mismo, un adicto al trabajo, un disquero de la época dorada en que los directivos más selectos de la industria supieron acercarse a los artistas, valorar la creatividad y encima generar más beneficios que sus colegas de perfil oscuro. Era de los que ya no quedan.

Perdió dinero inicialmente con La canción de Juan Perro, grabado en Nueva York a todo lujo, sin inmutarse. Le devolvimos el favor produciendo un directo barato que volvió a aumentar las ventas. Otros grupos empezaron a vender más que nosotros, pero él cuidó nuestra independencia como cosa suya. Aceptó que renovásemos el contrato de dos en dos discos, que renegociásemos las condiciones siempre a nuestro favor, que redujéramos el margen de derechos de autor controlados por la compañía, cosas del todo inauditas en nuestro medio.

Cuando se disolvió Radio Futura, lo asumió sin aspavientos, apoyó los discos en solitario de Luis Auserón, Enrique Sierra y el primero de Juan Perro, grabado en La Habana. Antes me había dado licencia y presupuesto para producir la antología Semilla del son con la EGREM de Cuba. Al dejar la dirección de la compañía, el retroceso hacia la mediocridad y la falta de escrúpulos habituales en la industria ganó terreno aceleradamente.

Mi independencia artística actual, de la que tan orgullosos nos sentimos en el equipo de La Huella Sonora, no hubiera sido posible sin su comprensión, su complicidad intelectual y su valentía. Nunca dejamos de tratarnos con respeto de creadores en distintos frentes, con cariño de familia. Tu desaparición nos acaba de dar un buen golpe, querido José María. Descansa en paz.

 

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