1001 Músicas CaixaBank: la Alhambra, el lugar donde confluyen todos los sonidos

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«Tener a Bob Dylan cantando en la Alhambra es un acto poético y una noche para la historia»

 

Pepe Rodríguez, director del ciclo 1001 Músicas CaixaBank que se desarrollará en septiembre en el Generalife, reflexiona sobre el ambicioso reto de traer a figuras top de la música nacional e internacional al gran entorno monumental de Granada.

 

Texto y fotos: EDUARDO TÉBAR.

 

Pepe Rodríguez cruza el Paseo de los Tristes. Antes de llegar a la Cuesta del Chapiz, la visión imponente de la Alhambra atrae las miradas. No hay pantalla de móvil capaz de encapsular el magnetismo de esta perspectiva. Es un buen sitio para sentarse y charlar, aun con el riesgo de ser víctima de un stendhalazo, que diría Antonio Arias. Pepe El Punky conserva los aires de rockero de los ochenta: fue guitarrista de Beat Club y luego de Dorian Gray. El power pop y el rock alternativo de este grupo, con Paco Chica, culminó en 2001 con el álbum Mi pequeña colección: «De todos mis discos es del que más contento estoy. Las canciones reflejan muy bien lo que éramos entonces». Pero, más allá de sus aventuras como músico, por lo que todo el mundo conoce a Pepe Rodríguez en esta industria es por su trayectoria como promotor de conciertos. Su nombre ha estado detrás de los grandes acontecimientos que han tenido lugar en Granada durante más de tres décadas. En la actualidad dirige el ciclo 1001 Músicas CaixaBank, que en su tercera edición consagra el reto de traer a figuras de primer nivel nacional e internacional del pop y del rock al Teatro del Generalife, en el entorno monumental de la Alhambra, un espacio tradicionalmente reservado a la danza y a la música clásica.

En su opinión, el histórico concierto de Bob Dylan en el Generalife hace unos días ha supuesto un salto definitivo. Y sabe de lo que habla cuando habla de Bob: «Soy el promotor de Dylan desde 1998. Todo empezó con el concierto a través de la Huerta de San Vicente, que celebramos en el Palacio de Deportes por razones obvias, porque era muy fuerte meter a Bob Dylan en la casa museo de Lorca, algo que sí habíamos hecho con gente de peso como Patti Smith o Lou Reed. El concierto de Dylan en 2004, en Motril, también fue mítico. Y luego volvió al Palacio de los Deportes. También lo he llevado por otras ciudades andaluzas, como Córdoba o Jaén. Este del Generalife creo que es mi noveno concierto con Dylan».

La única vez en la que se produjo un contacto directo entre el promotor y el artista fue en los noventa: «En el primero, que fue posible gracias a la casa museo de Lorca en la Huerta de San Vicente, el propio Dylan nos invitó a Laura García Lorca y a mí a tomar algo mientras charlamos en su camerino. Esto ocurrió en 1999. Un tipo tan huidizo como Dylan de repente me sorprendió, cuando su asistente apareció en la oficina de producción preguntando si había llegado ya Laura al recinto. Efectivamente, acudimos, nos abrió la puerta del camerino y ahí estaba Bob Dylan. Estuvimos sentados un rato hablando sobre la guerra civil española, sobre la familia Lorca en el exilio, sobre Leonard Cohen, que era el que le contaba cosas sobre Lorca… La verdad es que fue un rato bastante agradable. Recuerdo que le di la mano cuando me despedí de él. Le dije: “Bueno, Bob, nos vemos”. ¡Los cojones! El resto de las veces, ni hola [carcajada]. Fue esa y no más. Hablamos de un músico que ha trascendido los límites de lo mortal. Está sentado a la derecha de Elvis, Dios y alguno más. Y cuando se vayan los que quedan de los Beatles, los Rolling Stones y demás, conformarán la sagrada familia del rock and roll. Es lo que hay».

 

«Todos los artistas internacionales que hemos traído a Granada han tenido un denominador común: siempre han pedido ir a ver la Alhambra o la casa de Lorca»

 

Para Pepe Rodríguez, la visita del provecto y legendario cantautor a la Alhambra cierra un círculo: «Son veinticinco años de coincidencia con él. Tiene gracia que el judío que fue y el cristiano converso que es ahora venga a tocar, pero no a las puertas del cielo, sino a las puertas del monumento árabe más importante que queda en el mundo». Insiste: «Para mí tiene un cierto sentido poético el asunto. Es un acto poético. Se trata de una noche para la historia, algo irrepetible, como refrendó el público agotando las entradas en media hora. El fan de Dylan sabe perfectamente lo que va a ver, pero en este caso las expectativas eran especialmente altas por la unión de un artista de este calibre con un espacio monumental como la Alhambra y una ciudad como Granada. La suma de eso tiene un impacto global. Unos amigos que viven en Viena me comentaban el otro día que el hecho de que Dylan actuaba en la Alhambra ha salido en la prensa alemana y austriaca. Este concierto, coproducido con el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, ha sido nuestro pequeño Pink Floyd en Pompeya. O como Paul McCartney en el Coliseo».

 

Morente y Loreena McKennitt llamaron a la puerta

¿Consecuencia? «Con esto empezamos a hacerle justicia a 1001 Músicas CaixaBank, porque la idea de este ciclo surgió hace unos dieciocho o veinte años. Todos los artistas internacionales que hemos traído a Granada, a lo largo de mis treinta y tantos años como promotor de conciertos, han tenido un denominador común: siempre han pedido ir a ver la Alhambra o la casa de Lorca. De repente, voy paseando por la Alhambra con REM o con Bryan Adams, o con Woody Allen, o con amigos míos nacionales, como Leiva o Loquillo, y la pregunta de todo el mundo cuando llega al Generalife es: “¿Se puede tocar aquí? ¿Qué hay que hacer para tocar aquí?”. Pero, durante años, lo único que nos encontramos eran trabas y trabas. Hubo un pequeño amago de desbloqueo en el año 2007, cuando era entonces directora del Patronato de la Alhambra María del Mar Villafranca, que nos permitió realizar el concierto y la realización del deuvedé de Loreena McKennitt Nights from the Alhambra. Para mí fue acojonante».

En aquella época era aún reciente el trabajo (disco y película) Morente sueña la Alhambra: «¡Exacto! Yo estaba en la producción de esa película. Traje a Pat Metheny, a Khaled, a Ute Lemper… Por petición de Enrique. Con Lorena era la primera vez que poníamos el foco sobre un artista y el monumento. ¿Qué provoca esto? Amplifica el efecto llamada. Otros músicos siguieron contactando con nosotros con la idea de tocar en la Alhambra. Y siguieron las negativas. La gente fliparía de ciertos nombres a los que se les ha dicho que no. Un pequeño pildorazo vino en 2011, con la celebración del Milenio de Granada, porque teníamos a Sting con la Orquesta Ciudad de Granada en la plaza de toros. En paralelo se planteó hacer algo en la Alhambra y salió la oportunidad de la actuación de Rufus Wainwright en 2012».

¿Y luego? «Ese fue el final. Cuando entra el Gobierno del PP en la Junta de Andalucía se nombra a Rocío Díaz directora del Patronato de la Alhambra. Nos sentamos, hablamos y ella se empeña personalmente en sacar esto adelante. Hablo con la Consejería de Cultura y, cuando lo tenemos ya aprobado, llega el covid. Otra hostia. En 2021, cuando las restricciones se empezaron a aliviar, nos lanzamos. Y aquí estamos».

¿Balance? «En dos ediciones hemos despachado entradas en cuarenta y dos países. Hemos tenido un retorno superior al millón de visualizaciones en Internet, en medios online y offline. Hemos sido ganadores del premio a la mejor acción de promoción turística en los Iberian Festival Awards este año. Creo que, para un festival que no deja de ser un benjamín, son bastantes cosas». Y continúa: «La visita de Dylan supone subir un escalón más», recalca, «porque el escalón al que queremos llegar es ese, el que engloba a Dylan, a Van Morrison, a Patti Smith… Y el apoyo de CaixaBank es básico, imprescindible para nosotros. Son nuestros patrocinadores principales y, en el caso de Dylan, ayudaron aún más para que esto pudiera suceder», añade.

Una de las peculiaridades de la suma de fuerzas para traer a Bob Dylan es que un casi recién nacido, como es 1001 Músicas CaixaBank, se ha aliado para este reto con un veterano como el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, con más de setenta años de historia. «Hay muchas sinergias. Si sumamos fuerzas, podemos conseguir grandes objetivos. Y como bien dice Antonio Moral, su director, solo hay dos tipos de música: la buena y la mala. Aquí tiene que haber oferta de música para todos, ya sea Patti Smith o Barenboim. Y luego está el patrimonio, la riqueza monumental y la historia, que han de ser preservadas, cuidadas y también servir a la ciudadanía y contribuir a que se conozcan las maravillas que hay en nuestra ciudad. Hay más ideas de colaboraciones juntos de cara al futuro», apunta.

«Imagínate, en estos tiempos tan pantallosos, si se agota un concierto de Dylan o de quien sea, pero nos ceden derechos de streaming, ¿por qué no podemos hacer que se vea desde cualquier sitio del mundo? ¿Por qué no podemos hacer que antes de acceder al concierto veas un vídeo promocional de todo lo que tenemos en Granada? La idea del streaming espero poder llevarla a cabo en un plazo corto. Nunca vamos a crecer a lo alto, porque tenemos el aforo que tenemos. Crezcamos a lo ancho, como ciclo y como ciudad. Luego, cada uno escogerá si se emociona más con Pablo López o con Suede. Mi trabajo como promotor es intentar conseguir el mejor cartel posible y que haya un equilibrio, para que estén todos los públicos», reflexiona.

 

«Todos los artistas que han tocado aquí han flipado, como Mon Laferte el año pasado. Estaba encantada. Igual que Sharleen Spiteri (Texas)»

 

Por lo pronto, el escenario del Generalife se ha abierto con naturalidad a la música pop, algo impensable en Granada hace unos años. «Solo me ha costado casi veinte años», sonríe Pepe Rodríguez. «Tenemos la mejor terraza de final de verano de Granada, en el ambigú. Y la experiencia musical: cómo suena, cómo se ve. Todos los artistas han flipado, como Mon Laferte el año pasado. Estaba encantada. Igual que Sharleen Spiteri».

1001 Músicas CaixaBank permite vivir momentos tan mágicos como el protagonizado por Santiago Auserón el año pasado. La más fascinante conjunción de elementos en Granada se dio ya en los bises de Juan Perro, cuando la luna llena iluminó un lado del auditorio mientras interpretaba “La luna asoma”, pieza incluida en el disco de homenaje a Federico García Lorca De Granada a la luna, publicado el año del centenario del poeta, 1998. Un momento único: Auserón no la había cantado nunca en directo en veinticuatro años. «Todo esto tiene un relato potentísimo, y es lo que queremos contar y transmitir a la gente. Llevamos unos años en los que necesitamos en Granada algo que nos haga sacar un poquito de pecho», admite.

Hasta 2008, la ciudad acogía conciertos gigantes: esos años coincidieron los de REM, Depeche Mode, Bruce Springsteen, Roger Waters… Pepe conoce la intrahistoria de todos y cada uno de ellos, y los motivos del cambio de ciclo. «La crisis fue una de las causas, pero no fue la más importante. La primera y principal es que determinadas instituciones piensan que las cosas no hay que trabajarlas todos los años. Suceden porque «hago chas y aparezco a tu lado», como decía la canción. Si el caldo de cultivo se descuida, si dejas de apostar por un planteamiento con una escena musical y cultural que se basa en colaboraciones entre los promotores privados, las instituciones y un proyecto de ciudad, pues la cosa se resquebraja. ¿Qué ocurría antes en Málaga o en Sevilla, esas que ahora se han convertido en nuestros espejos? Pues que justo lo que sucedía aquí no se daba allí. Después hubo una serie de gente, tanto en Málaga como en Sevilla, que cogieron la onda y empezaron a girar la tendencia. También pienso que una capital cultural nace, no se hace. Recuerdo que el día que actuó Springsteen en Granada lo sentí como la culminación de mi carrera profesional. Volví a mi casa caminando de madrugada, pensando: “Y después de esto, ¿qué hago? Y pensé que igual lo que tocaba era volver a bajar las escaleras para volver a subirlas. Y en eso estamos ahora».

 

Granada, pura y dura

En su dosier, 1001 Músicas Caixabank propone callejear por el centro desde el mediodía, tapear en los bares de la ciudad, pasear por el Albaicín, echar un café en las teterías a media tarde y hacer el tránsito hacia el concierto por los jardines de la Alhambra, disfrutando de una puesta de sol cautivadora en el ambigú. «Es Granada pura y dura», dice Pepe. «Lo que queremos es que esto sea la puerta de Granada. Al contrario de lo que siempre ha sucedido con el turismo, y de lo que tanto se han quejado los hosteleros, nosotros contamos la historia al revés: empieza abajo y termina allí arriba, en el Generalife».

La segunda edición, en 2022, arrojó datos interesantes. «Casi el cuarenta por ciento de los visitantes vinieron de fuera de Granada. Es una cifra estimable para una segunda edición. Pero el dato mollar, con el que alucinamos, fue la venta en cuarenta y dos países. La presencia de Mon Laferte provocó que vendiéramos entradas en todo el cono Sur, con la excepción de Brasil. Cada año intentaremos tener un gran artista hispanoamericano. Este año será Calamaro. Y el del año que viene lo tenemos ya bastante avanzado». ¿Ciudades? «La primera ciudad extranjera emisora de entradas hacia 1001 Músicas CaixaBank fue Nueva York; la segunda fue México D.F. Este año me ha sorprendido el primer avance parcial que nos llegó, porque encontramos compradores en Sídney, Australia».

 

Cartel de este año

A Pepe Rodríguez se le ilumina la cara cuando repasa algunos nombres del cartel de este año. Por ejemplo, será la primera vez de Elvis Costello en Granada. «Son palabras mayores. Hace años lo confirmamos para la Huerta de San Vicente, pero tuvo que cancelar por enfermedad. Siempre ha estado muy encima de tocar aquí. Puedo confesar que, cuando contactamos con ellos para ofrecerle venir a 1001 Música CaixaBak, dio orden a su management para adelantar la gira europea y poder arrancar aquí, porque iba a empezar unos nueve días más tarde. Tiene muchas ganas de venir y nosotros muchas ganas de que venga. Costello es uno de los grandísimos compositores de canciones de los últimos cuarenta y cinco años. Tiene reencarnaciones hacia la música negra, el country, el mundo crooner… De hecho, se cumplen veinticinco años del disco que hizo con Burt Bacharach, Painted from memory, que es maravilloso. No sé qué Costello nos encontraremos en el Generalife el 2 de septiembre, pero nos han transmitido que habrá de todo. Será un concierto de piano, guitarra y voz», avanza.

 

«No sé qué Costello nos encontraremos en el Generalife el 2 de septiembre, pero nos han transmitido que habrá de todo»

 

Ara Malikian estará el 8 de septiembre: «Tan acostumbrado como está el Generalife a la clásica, aquí contará con la rockstar de la música clásica». El turno de Luz Casal llegará el día 9: «Es la dama de la canción popular española, como una Chavela Vargas con menos de tortura. Acaba de recibir la Medalla de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, un país que la adora. Me consta que está muy emocionada con esto». Su amigo Andrés Calamaro actuará el 14 de septiembre: «Nos conocemos desde Los Rodríguez. Ariel Rot y Tequila introdujeron aquí el rock and roll estoniano. La sublimación de la jugada fue mezclarlo con la cumbia o el tango con Los Rodríguez. El error que cometimos nosotros fue no hacer el camino inverso hacia Latinoamérica. Esto lo he hablado mucho con Santiago Auserón y alguna vez con Bunbury. Calamaro arrastra una tradición musical que viene desde Spinetta y Charly García. Y si hablamos de conexión popular, es imposible ir a una boda en la que no suenen “Sin documentos”, “Mi enfermedad” o “Hace calor”. Ese es Andrés y el peso de su trayectoria».

En el ciclo del Generalife hay siempre hueco para un nombre local, que en esta ocasión será 091 (15 de septiembre): «Qué decir de “La Torre de la Vela” en este lugar. Será el momento esperado. Una noche granadina cada año es irrenunciable. En la primera edición actuaron Lori Meyers y el año pasado lo hicieron Los Planetas».

También hay reclamos para otros públicos, como ocurrirá con Pablo López (16 de septiembre). Y un plato fuerte será Suede (22 de septiembre), que regresarán casi treinta años después de su paso por el Anfiteatro de Maracena. «Fue increíble, porque Suede confirmaron rapidísimo. El día que lo anunciamos sacaron un post en Instagram emocionados por actuar en un sitio como la Alhambra», comenta. «Y me abre cierta puerta, porque el tipo que les representa es también el mismo de Radiohead, Arctic Monkeys y un montón de artistas», desliza. Por último, Raphael, el día 23: «Es el mito en vida junto con Julio Iglesias. Dice que tiene 80 años, que ha dado innumerables vueltas al mundo, que ha actuado en los mejores escenarios del planeta, y que ahora le inviten a cantar en la Alhambra le parece tremendo».

 

Romanticismo

En el último tramo de la conversación, Pepe deja entrever ese espíritu romántico que le llevó a empezar a montar conciertos en esta ciudad. «Cuando comencé, con mi difunto socio Javier García Lapido, hablábamos siempre muy en granadino: “¿Pa’ qué pollas vamos a ir nosotros a Madrid si pueden venir ellos aquí?”. Así fue como empezamos. En ese momento estábamos nosotros y la gente de Munster Touring, creadores del Espárrago Rock. Lamentablemente acaba de fallecer Francis Cuberos, uno de los promotores que crearon este festival. Y estaba el maestro de los promotores granadinos, José María Ojeda, el hombre que empezó hacer conciertos en Granada en los años setenta y ochenta. Pero nuestro punto de inflexión fue plantearnos por qué no lo hacemos aquí».

«Teníamos el vínculo con 091», continúa. «Mi amigo Roberto Grima era el guitarrista de Los Negativos. Comenzó a traer a Barcelona a gente como Johnny Thunders, Green on Reed, The Long Riders, The Dream Syndicate… Y un día surgió hacerlo aquí abajo. En ese momento explota Sonic Youth, Nirvana. Estábamos en el momento justo y en el lugar adecuado. Así que empezamos a traer a aquellas bandas a Granada a principios de los noventa. Mi mayor orgullo es haberlo conseguido aquí, en Granada. Yo no soy empresario, nunca me he definido como empresario. Soy un guitarrista de rock y un tipo de letras, de humanidades. Esa ha sido mi formación toda la vida. Pero siempre he tenido claro que quería hacer cosas diferentes en el sitio donde vivo. Al final, la idea sigue siendo la misma. Quiero hacer esto y quiero hacerlo aquí. Quiero que el foco esté puesto aquí. Trabajo en otros sitios y encantado, felicísimo de poder hacer conciertos en otras ciudades. Pero si es un tema de corazón, me importa aquí».

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