Por el bulevar de Levon Helm

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COMBUSTIONES

 


“Nunca lamentaremos lo suficiente no ir a alguno de los conciertos que Helm organizaba en The Barn, el estudio-sala de conciertos rural que había levantado en Woodstock”

 

Julio Valdeón reflexiona esta semana sobre la figura de Levon Helm, el batería y vocalista de los míticos The Band, fallecido en abril de 2012. Seis años después de su muerte, recuerda su paso por el grupo, el estudio que creó y algunos de sus mejores discos en solitario.

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

Hace casi seis años de la muerte de Levon Helm. El batería dúctil, vocalista recio y cálido, falleció de un cáncer en 2012. Diagnosticado en 1998, parecía que había vencido a la bestia tras someterse a un tratamiento brutal. La maldita enfermedad regresó doce años más tarde. En el paréntesis Helm perdió la voz, luchó para recuperarla y, aunque ya nunca fue la misma, ganó en óxido y cicatrices mientras su dueño pulía dos discos magníficos, “Dirt farmer” y “Electric dirt”, y mantuvo vivo el sueño de The Barn, los estudios que había levantado en Woodstock, donde vivía, y que también sirven como fabulosa y heterodoxa sala de conciertos inspirada en los míticos medicine shows del viejo Oeste. Algo muy propio de The Band, la recreación de un pasado mitológico, a caballo entre la historia y la leyenda fordiana. Pero su fascinación era genuina: en su día pocos rockeros sonaron más y mejor conectados al noble venero del country y el folk que aquellos canadienses a los que se había incorporado un muchacho de Elaine, Arkansas. Entre él y Bob Dylan los doctoraron en lo que hoy llamaríamos Americana. Un género mitad erudición mitad formulación contemporánea que de alguna forma nace con las eternas “Basement tapes” de Dylan y se consolida con los monumentales “Music from big pink” y “The Band”. A partir de ahí nada fue lo mismo.

De vuelta al aciago 2012, cuando su íntimo enemigo Robbie Robertson le envió una cariñosa dedicatoria en público, ya todo fueron especulaciones respecto a su salud. Pocos días después el que fuera guitarrista de The Band escribía en Facebook sobre el reencuentro: “Creía que había batido al cáncer de garganta y no tenía ni idea de que estaba tan enfermo. Hablé con su familia y quedamos para poder ir a verlo. El domingo viajé a Nueva York y le visité en el hospital. Me senté con Levon durante un buen rato y recordé los increíbles y hermosos tiempos que pasamos juntos. Fue emocionante ser recibido por su maravillosa hija, Amy, a la que conozco desde que nació”.

Aprovechando que tenemos unos días de vacaciones, hemos viajado por la ribera del río Hudson, hacia el norte. Aunque soy poco dado a la mitificación reconozco el impacto al descubrir que la carretera 375 por la que circulamos en busca unos columpios se llama “Levon Helm Memorial Boulevard”. Nunca lamentaremos lo suficiente no habernos acercado a alguno de los conciertos que Helm organizaba en The Barn, el estudio-sala de conciertos rural que había levantado en Woodstock. Por allí pasaron, entre mil, Mavis Staples, Emmylou Harris, Elvis Costello, Dr. John, Lucinda Williams y Steve Earle, por citar unos cuantos favoritos. Sin citar las apariciones estelares del propio Helm, que para entonces contaba con una banda de ases que incluía al extraordinario guitarrista Larry Campbell. Imagino que dentro de un rato, cuando acabe de teclear este artículo, cogeremos el coche para buscar, por orden de aparición, The Barn y la mítica Big Pink mientras los altavoces escupen a toda tralla la maravillosa ‘When I gone away’, firmada por Campbell, y ‘The weight’. Incluso puede que nos acerquemos al cementerio para saludarle a él y al bueno de Danko. “Levon es una de las personas más extraordinariamente talentosas que haya conocido y algo muy parecido a un hermano para mí. Agradezco mucho haber podido verle una vez más. Le echaré de menos y le querré siempre”. Palabra de Robbie.


Anterior entrega de Combustiones: Nathaniel y “Los Sudores Nocturnos”.

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