Libros: «Rock & roll», de Carlos Zanón

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«El título lo deja claro, aquí hay mucho rock (también algo de jazz), no solo por las referencias musicales (que las hay: en un abanico que va de Chuck berry al punk) sino por que el rock es una forma de entender la vida»

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Carlos Zanón
«Rock & roll»
66 RPM EDICIONES

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 

Quizá sorprenda que el autor del duro y exitoso «Yo fui Johnny Thunders» también escriba poesía. Pero no es ninguna novedad: Carlos Zanón lleva años compaginando narrativa negra y poesía (de hecho debutó en esta última). Cómo compartimenta su cabeza para dedicarse a ambas disciplinas, él lo sabrá, pero no cabe duda que su poética, como sus novelas, también destila vida urbana.

En «Rock & roll» hay mucho de nostalgia de la infancia y la juventud, recuerdos de un pasado (imaginario o real, poco importa) que parece quedó incompleto, capturado en imágenes, instantes y flashes que golpean al lector sin solución y que el poeta describe con naturalidad y lenguaje directo, nada rebuscado (y se agradece). Una escritura que, por momentos, recuerda a la lejana obra poética del añorado Raúl Núñez (que a su vez bebía de la beat generation), vívida, urgente, sexual, cortante, pero también sugerente, que te sorprende con versos inesperados (esas banderas en los balcones una jornada de huelga que señalan quién eres y dónde te posicionas, en el descarnado ‘Dulcísima tristeza en día de huelga’) que ocultan más de lo que aparentan.

Por supuesto, el título lo deja claro, aquí hay mucho rock (también algo de jazz), no solo por las referencias musicales (que las hay: en un abanico que va de Chuck berry al punk) sino porque el rock es una forma de entender la vida, y Zanón es de los que, devoto, sigue el credo del rock and roll y lo traslada a sus escritos. ¿Hay algo más rock and roll que abrir el poemario con un retrato poco amable de la muerte de Elvis Presley? Pues así se inicia un libro que puede que se resuma en estos versos: «Nadie sobrevive / a sus sueños de crío».

Algunos de estos poemas están pidiendo a gritos músicas con las que cobrar una nueva vida, ¿alguien se atreve?

Anterior crítica de libros: “Aprendiz de kung-fú”, de Francisco Nixon.

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