Discos: “Fuego cruzado”, de Sidecars

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«El gran disco de Sidecars, una buena mezcla entre ese rock callejero del que han nacido y del pop comercial bien entendido»

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Sidecars
“Fuego cruzado”
WARNER

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

El rock español precisa dejar de pensar y dejarse llevar un poco más por el instinto primario, que quieras que no es el que movió a los grandes del género cuando este daba sus primeros pasos. Uno piensa en ejemplos tan distintos como Burning, Ramoncín o Leño y ahí había una actitud, un espíritu que quizá sin proponérselo dejaba constancia del latido de la calle, no de lo que ocurría en ella, sino de cómo sonaba. A lo largo de la década de los ochenta hubo relevo pero en los noventa todo comenzó a perderse. Los grupos indies que dominaron la década, con sus virtudes y sus defectos, no consiguieron o no deseaban plasmar el sonido de la calle y hacérselo llegar a las masas. En realidad, el acto en sí consistía en vender a la gente lo que ya sabían pero no podían explicar, pura alquimia musical. Es lícito a que las bandas indies les diera igual como resonaban las pisadas en las calles de la gran ciudad, pero desde Los Rodríguez no hubo una sola banda capaz de realizar el conjuro hasta la llegada de Pereza. Y Pereza marcó el rock español a base de muy buenos discos (cuando no notables) y por lo tanto volvió a recordar las lecciones de maestros que en ese momento estaban en otras etapas vitales. A su calor nacieron nuevas bandas, una de ellas Sidecars.

El paralelismo con Pereza era evidente (sin ir más lejos, el parentesco sanguíneo) pero no se disimulaba y ese descaro tenía cierto encanto. El debut del grupo fue un disco muy divertido y bien armado que bebía bastante de Los Ronaldos, pero verles tratar de encontrar su identidad tenía gracia y a veces había que quitarse el sombrero ante unos cuantos estribillos de esos que calan. Con el tiempo, siguieron esa línea y cada vez fueron aprendiendo a anudar mejor las canciones, a hacer que las estrofas y puentes bailaran cada vez mejor.

Y como decíamos al comienzo de esta crítica, hay que pedirle al rock español que deje de pensar y que se mueva por instinto, y eso es algo que Sidecars han ido haciendo cada vez más. “Fuego cruzado” es, a día de hoy, el gran disco de Sidecars, una buena mezcla entre ese rock callejero del que han nacido y del pop comercial bien entendido.

No se podría haber elegido un mejor mes para lanzarlo. La primavera ya está aquí y como banda sonora los madrileños se lo hacen bien, con una producción de lujo dirigida por Nigel Walker, una garantía para que un disco suene como un cañón. No caigas en disertaciones sonoras, porque no es la idea ni tampoco merece la pena. Solo haz sonar el disco de principio a fin, mueve la cadera, fúmate un cigarro y vacila. Que no, Sidecars no quieren más de ti.

“Fuego cruzado” exige ser poco cerebral, desde su potente inicio con el tema que le da título a otros que dejan claras las intenciones a los pocos segundos de sonar, no siempre reventando cuerdas de guitarra. Con ‘No vuelvas’ ofertan lo que se espera de ellos, pero la sensibilidad pop con la que sorprendieron en el single ‘De película’ es una parte importante de la fórmula en buena parte del minutaje. No hacen falta más referencias, solo saltar de canción a canción, igual que en esos tiempos en los que no filosofabas sesudamente sobre la música.

Anterior crítica de discos: “Tempo sinfónico”, de Jaime Anglada.

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