Las grandes B.S.O.: “Tigre y Dragón” (2000), música de Tan Dun

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“El trabajo excepcional de Tan Dun, su uso de la percusión, de los instrumentos de cuerda y los instrumentos folclóricos chinos crea una ambientación, una atmósfera y unas emociones tan maravillosas que funciona perfectamente sin necesidad de ver las imágenes”

 

En la selección de las grandes bandas sonoras de todos los tiempos, Fernando Fernández se detiene en el cine asiático, donde se encuentra “Tigre y Dragón”, una banda sonora magistral obra de Tan Dun que le valió el Oscar en el año 2000.

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

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“Tigre y Dragón” (“Crouching Tiger, Hidden Dragon”)
Música de Tan Dun, 2000

 

Esta vez, nuestra banda sonora clásica llega de Asia. Cuando hablamos de cine asiático clásico se suele nombrar a Kurosawa, Ozu o Mizoguchi, pero se olvida de cintar a los grandes maestros de la música de cine, como Masaru Satoh, Toru Takemitsu o Fumio Hayasaka. Y ellos son los responsables de convertir en obras maestras títulos ya míticos como “Los siete samurais”, “Ran”, “Yojimbo” o “La Mujer de las dunas”.

El boom del cine asiático de acción y el anime han puesto más en el punto de mira a responsables de auténticas obras maestras musicales. Entre los más destacados nos encontramos a Akira Ifukube (responsable mayoritario de las películas de “Godzilla”), Joe Hisaishi (la mano derecha de Hayao Miyazaki y Takeshi Kitano) y muchos otros que van a encontrar su merecido lugar en esta sección. Hoy nos detenemos en el compositor Tan Dun, uno de los grandes maestros de la música clásica contemporánea, reconocido a nivel mundial. En ocasiones se produce una de esas conjunciones astrológicas en donde un director asiático, de prestigio en Occidente, decide regresar a su tierra para rodar una clásica novela de aventuras chinas. Es el caso de “Tigre y Dragon”, la película ásiática de artes marciales que ostenta el record de mayor numero de nominaciones al Oscar de una película no americana, así como la más taquillera (hasta hoy día) dentro de su genero.

 

 

Como espectador sigo con interés las películas del género “wuxia”, un tipo de cine cargado de artes marciales y caballeros, justicia y honor, muy arraigados en la cultura popular china, y con alguna cierta similitud con el “bushido” japonés y los samurais, pero siempre cargada de mucha magia y fantasía. Ang Lee, el director, venía tras ganar bastante prestigio en Occidente con películas como “Sentido y sensibilidad”, “La tormenta de hielo” y “Cabalgando con el diablo”, por lo que su decisión de realizar una película de un género que por entonces era bastante desconocido para el gran público occidental era algo arriesgada. Sin embargo, el director decidió crear una película que le diera prestigio, calidad y renombre a un género que consideraba parte de su infancia. De ahí que mantuviese los diálogos en mandarín, y el equipo técnico y reparto fuese completamente autóctono: no pretendía “occidentalizar” la historia ni el género.

 

Una banda sonora romántica y minimalista

Buscando ese prestigio decidió llamar a Tan Dun para encargarse de la banda sonora. El compositor solo contaba con un crédito previo en cine (y a posteriori únicamente ha realizado un par de proyectos más), pero su calidad como músico estaba fuera de toda duda. Aunque solo contó con dos semanas para completar su trabajo, el resultado es realmente maravilloso, ofreciendo un tapiz musical completamente oriental como el resto del proyecto. Uno de los elementos más interesantes es que, en vez de utilizar el estilo occidental temático, o del leitmotiv asociado a los personajes, prefirió componer una banda sonora bastante minimalista y de carácter muy romántico, algo que se adecua perfectamente a la historia de estos múltiples personajes, todos ellos escondiendo su fortaleza interior bajo una imagen de fragilidad o tranquilidad. A ello se refiere el título original de la película, que quedó excesivamente resumido en castellano, perdiendo su sentido filosófico.

 

 

El excepcional trabajo de Tan Dun, su uso de la percusión, de los instrumentos de cuerda (con un excepcional Yo-Yo Ma al cello) y los instrumentos folclóricos chinos crea una ambientación, una atmósfera y unas emociones tan maravillosas en la película que funciona perfectamente sin necesidad de ver las imágenes. El tono de la música es tremendamente melancólico, incluso en sus momentos de mayor acción. También prevalece el aire oriental, aunque la inclusión del solo chelo hace la música accesible al oído del que no está acostumbrado. Es una música realmente compleja de describir. La partitura se hace eco de la épica y trágica naturaleza de la película mediante los solos de violonchelo de Yo-Yo Ma. La tristeza fluye a lo largo de gran parte de la partitura, en especial cuando desde el tema principal que se establece en el inicio de la película, dirigido por las notas de Ma. Esto se convierte en una de las partes más memorables de la banda sonora, que aparece en múltiples ocasiones.

A pesar de parecer puro espectáculo, “Tigre y Dragón” realmente basa su fuerza en los elementos menos obvios de la película, entre ellos la banda sonora de Tan Dun. Alguno puede considerarla como una partitura “normal”, frente a los pesos pesados a los que venció en los Oscar (John Williams, Hans Zimmer, Ennio Morricone y Rachel Portman), pero es fácil que mejore nuestra apreciación de la música experimentándola con las imágenes, pensamientos y emociones que lo acompañan. Es mucho más probable que un aficionado comience a apreciar esta partitura repetidamente después de haber tenido ocasión de disfrutar de la película por lo menos una o dos veces.

 

Ediciones discográficas

Sony Classical se encargó de publicar durante su estreno la banda sonora oficial de la película, incluyendo la canción de sus créditos en los dos idiomas (mandarín e inglés) con lo que no es complicada de encontrar, y a muy buen precio. Es la más recomendable para aquellos que quieran apreciar una música diferente, cargada de estilo melancolía y emoción.

 

 

Anterior entrega de Las grandes B.S.O: “Solo ante el peligro” (1952), música de Dimitri Tiomkin.

 

 

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