Las grandes B.S.O: “Solo ante el peligro” (1952), música de Dimitri Tiomkin

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“El omnipresente uso de su canción ganadora del Oscar, aparte de su utilización como tema principal, hizo que los productores de Hollywood comenzaran a solicitar canciones originales para los créditos de sus películas

 

En su primera vesión, “Solo ante el peligro” no tenía banda sonora, algo que casi frenó su estreno en cines. Por suerte, su director Fred Zinnemann decidió llamar a Dimitri Tiomkin y el compositor creó una banda sonora para la historia. Lo cuenta Fernando Fernández.

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

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“Solo ante elpPeligro” (“High Noon”)
Música de Dimitri Tiomkin, 1952.

 

Hoy cambiamos de tercio, y miramos hacia las bandas sonoras clásicas injustamente olvidadas. Muchas de ellas pertenecen al western, donde abundan los buenos y los malos cargados de de inseguridades y preocupaciones, personajes mucho más humanos que los grandes héroes de otros géneros. Y entre ellos, esa figura solitaria que abandera un particular código del honor que siempre respeta, como ocurre en la mítica “Solo ante el peligro”. Una maravillosa cinta en la que destacan la maravillosa interpretación de Gary Cooper, que le permitió volver a estar entre los actores más destacados a sus 51 años, unos estupendos actores secundarios (Lee Van Cleef, Lloyd Bridges, Katy Jurado, Grace Kelly, Otto Kruger y Lon Chaney Jr), una fantástica y medida dirección de Fred Zinnemann (“De aquí a la eternidad”, “Chacal”), y una historia y guión perseguidos por la caza de brujas de McCarthy (la historia es una clara alegoría a las listas negras). Y, claro está, por la excepcional partitura de Dimitri Tiomkin.

 

 

La película es un hito por la manera en que elaboró su banda sonora. Fue la primera que creó un tema musical para comercializar por separado de la película, en este caso la inolvidable ‘Do not forsake me, oh, my darlin’’ interpretada por Tex Ritter. Una canción que escuchamos en los estupendos créditos iniciales de la película y que nos narra el punto de vista del héroe en la historia que se nos va a contar, en el que le explica a su esposa las razones para que se quede con él. Una pura recuperación del estilo de los juglares y cuentacuentos de la Edad Media traspuesto al Oeste americano. Tiomkin juega magistralmente con la canción y realiza apariciones puntuales a lo largo de la película recordando su sentido y letra mientras avanza la historia. Fue la primera composición de una película no musical que ganó un Oscar a la mejor canción.

En un primer momento, Kramer preparó la película sin banda sonora. El estudio lo consideró un fracaso y se llegó a plantear no lanzar la película, así que el cineasta decidió llamar a su compositor de cabecera, Tiomkin, para que trabajase en ella. Él fue quien le dio una idea sencilla: abrir la película con una balada clásica del oeste y utilizarla como elemento base. El resultado, a juicio de los historiadores del cine, es una canción tan mítica que cambió el curso de las películas de Hollywood. Sin renunciar a la sencillez, su letra es la esencia de toda la narrativa de la película: una historia de un hombre que supera su miedo y defiende sus principios. A Kramer le gustó tanto la canción que la programó a lo largo de toda la película, pero ese exceso provocó que el público terminase burlándose de ella en los primeros pases, y cantando estrofas durante la proyección. Por eso el montador y el compositor solicitaron elegir los momentos precisos en los que debía aparecer, y el resultado les valió dos merecidos Oscar al montaje y a la banda sonora.

 

 

Temas de la banda sonora

Lo que demuestra el dominio de Tiomkin es cómo ejecuta la construcción de toda la banda sonora en torno al tema que representa la canción. El maestro eliminó las cuerdas y añadió simplemente una armónica y un sonido de guitarras claramente “country” para conectar la música con la cultura de la frontera del viejo Oeste y apoyar las acciones antiheróicas que vemos en la película. Realizada como canción y también en formato orquestal, la balada conforma el tema principal de la banda sonora. Entre el resto de motivos que nos hacen fijarnos en otros personajes destacan los relojes que van salpicando periódicamente la pantalla, hasta tal punto que se suele decir que la película esta rodada en tiempo real, aunque no es así (la película dura 84 minutos, y solo el aviso de la llegada de los malhechores y su espera son ya 90 minutos). El compositor aprovecha el montaje y la música para crear una sensación de continuo paso del tiempo con una intensidad tan creciente que mantiene un elevado nivel de tensión en los espectadores.

Si alguien quiere descubrir cuál es la banda sonora que aseguró a Dimitri Tiomkin su lugar en la historia de la música de cine, aquí la tiene. El omnipresente uso de su canción ganadora del Oscar, aparte de su utilización como tema principal, hizo que los productores de Hollywood comenzaran a solicitar canciones originales para los créditos de sus películas, independientemente o no de que se ajustaran al tono de la historia. Lo que pasó desapercibido es la hábil deconstrucción que hizo de la canción a través de su banda sonora. Su uso sobre los créditos iniciales nos cuenta toda la historia, pero a continuación no solo extrae selecciones vocales, sino motivos musicales y rítmicos que forman el cuerpo del guion. La música es tan esencial para el éxito de la película como Cooper, Zinnemann o cualquier otro participante.

 

 

 

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Su BSO, restaurada

Su impresionante éxito en la cultura popular y su victoria en los Oscar sirvió para potenciar esa manía tema-canción en las bandas sonoras que han llegado a dominar el cine moderno. A día de hoy, los estudios siguen intentando añadir un «éxito» en la banda sonora para mejorar la experiencia de la película y aumentar las ganancias. Esto provocó la existencia de múltiples versiones de la popular canción, mientras la partitura de Tiomkin ha estado prácticamente perdida. Afortunadamente, en 2008 Screen Archives consiguió recuperar los acetatos originales, y aunque dañados y con carencias, se pudo editar esta maravilla de banda sonora. Fue la viuda del compositor, Olivia Tiomkin Douglas, quien concedió el permiso para utilizar material. Gracias a las labores de realización de un transfer digital, las reparaciones y restauraciones de sonido permitieron capturar la fidelidad inicial del sonido y la música. Una banda sonora que continúa en increíble buena forma a pesar de sus casi 65 años de vida.

 

 

Anterior entrega de Las grandes B.S.O.: “La Guerra de las Galaxias” (1977), música de John Williams.

 

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