Discos: «80º», de Les Claus de Jade

Autor:

«Saben llenarlo todo en canciones que se crecen hasta llegar a ser perfectos moldeados de voces, cuerdas y melodías que parecen flotar»

claus-de-jade-31-07-14

Les Claus de Jade
«80º»
AUTEDITADO

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El trío barcelonés Les Claus de Jade entra en la aventura de su segundo elepé. Apenas con más proyección que el circuito local, es lástima que su propuesta, buscando referentes ajenos a lo que se cultiva hoy en el pop en catalán, no llegue a ese público que gusta de la música estadounidense, de quien estos chicos son un buen remedo. Cierto, desde Crosby, Still & Nash hasta Wilco, pongamos por caso. Los primeros en el trenzado de los coros, los segundos por las breves miniaturas –limpias y claras como en ‘80º cap a estribord’– que diseña el juego de las guitarras.

Un juego que también está presente en temáticas infantiles marcadas por la reciente paternidad de sus miembros. En ‘Mai estaré sol’, sin ir más lejos. Sin embargo, la letra llena de imágenes lúdicas, se aliña con las gotas de ácido que le proporciona una armónica a lo Dylan que le quita edulcorante. Pero es que también el tono y la filosofía de ‘Esclaus de la impaciencia’ y ‘Tornar a començar’ tiene ese toque ligero de los primeros años setenta, esos estribillos «bubblegum» llenos de “nanas” y optimismo, de felicidad y palmas.

También bajo la plantilla de esos años está compuesta ‘Vull’, con un bajo que le da prestancia de música rural y una cadencia del primer country pop, el de los Eagles o Poco. Lo curioso es que son estos caminos poco transitados por la música en catalán de nuestros días, tan activa pero devota de otros sonidos; una música popular a lo norteamericano que en algún tiempo fue presencia esencial en Cataluña, pero que se ha ido olvidando.

En esencia, a pesar de que únicamente juegan con tres instrumentos saben llenarlo todo en canciones que se crecen hasta llegar a ser perfectos moldeados de voces, cuerdas y melodías que parecen flotar. No desdeñan tampoco algunas colaboraciones como la de El Sobrino del Diablo en ‘Pomes de pedra’, ni abandonan del todo el carácter de su primer disco con la instrumentación psicodélica, hindú, de ‘Por’. Todo ello ayuda a conformar doce canciones que dan la impresión de que irán creciendo, de que el tiempo respetará su clasicismo, de que con un poco de suerte les será permitido acercarse un poco más a la primera fila.

Anterior crítica de discos: “Inter-Celtic”, de Carlos Núñez.

Artículos relacionados