Viva Suecia en el mundo que nos queda

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«Hemos tenido la oportunidad de hacer las cosas bien y, sin embargo, las hemos hecho peor. No hemos aprendido nada»

 

El pasado viernes veía la luz “No hemos aprendido nada”, primera canción con la que Viva Suecia han empezado a adelantar su próximo disco. Todavía rematando algunos detalles, y sin título definitivo, Rafa Val, cantante y guitarrista de la banda murciana, ahonda en las novedades que trae consigo este avance que bien puede darnos algunas pistas de lo que está por llegar.

 

Texto: SARA MORALES.
Fotos: UNIVERSAL.

 

Rafa Val, cantante y guitarrista de Viva Suecia, atiende mi llamada de camino a Barcelona donde van a ultimar los detalles de su próximo álbum. Un trabajo del que todavía no puede adelantarme el título (aún está por decidir entre varias opciones), ni la fecha concreta de lanzamiento (será en unos meses), pero del que sí se atreve a dar algunos detalles y pistas. En realidad ya lo hicieron el viernes pasado con el estreno de “No hemos aprendido nada”, el primer single con el que presentan esta nueva etapa que, ya de por sí –advierto– trae cambios.

Tras aquel primer epé homónimo de 2014 con el que se dieron a conocer en el nicho independiente, de la mano de Clifford Records, y la publicación de tres discos más que reseñables con los que han ido asentando su identidad y puliendo su evolución como banda –La fuerza mayor (2016), Otros principios fundamentales (2017) y El milagro (2019), todos ellos con Subterfuge–, los murcianos encaran su quinta referencia y reaparecen en escena con más fuerza y más seguridad que nunca, sin haber perdido por el camino ni un ápice de personalidad y carácter. «Para haber pasado por este infierno por el que hemos pasado todos, creo que Viva Suecia hemos logrado mantenernos bien. Ha habido que cambiar algunas cosas, eso sí; como nuestra salida de Subterfuge y empezar a formar parte de Universal, con los que estamos encantados, por cierto. Ahora tenemos la mente un poquito más limpia». Parece que las cosas no terminaron del todo bien con la que había sido su casa hasta ahora, pero valientes y decididos tampoco les asusta enfrentarse al cliché de pertenecer –si es que esa es la palabra– a una multinacional: «Una discográfica grande ni es el inferno, ni es el diablo, al final parece que todo tiene que reducirse al debate de ser o no ser mainstream, y eso es demasiado simplista. En realidad se trata de hacer música y, para nosotros, como banda, lo importante es que nos tenemos los unos a nosotros, seguimos unidos», confiesa Rafa, añadiendo que si no estuvieran los cuatro que son (Jess Fabric al bajo, Alberto Cantúa a la guitarra, Fernando Campillo a la batería y él mismo) Viva Suecia, sencillamente, no sería posible.

La última vez que hablé con ellos, recuerdo, fue precisamente en las oficinas de Subterfuge a propósito de El milagro, su anterior álbum, con temas ya convertidos en clásicos como “Lo que te mereces” o “Necesitarnos tanto”. Un trabajo que funcionó especialmente bien, que terminó de situarlos en el mapa de bandas nacionales a tener muy en cuenta y que ahora, al representar su éxito más inmediato, ejercerá de inevitable e inconsciente baremo para sopesar lo que andan preparando para un futuro inminente.

 

«Cuando terminamos esta canción pensamos que igual podría estar significando un cambio de sonido para la banda»

 

Menos guitarras y no pasa nada

“No hemos aprendido nada” ha caído bien. Realmente bien. Y eso que han corrido ciertos riesgos con la elección porque, aunque la marca de la casa Viva Suecia continúa indemne en su fórmula de rock alternativo, con este tema nos muestran su cara más sofisticada gracias a unos teclados ensoñadores que dibujan atmósferas ambientales hasta ahora no demasiado transitadas por el grupo. Desde luego ha sido una sorpresa, una agradable sorpresa que ha recibido una cálida acogida por parte del público: «Estamos muy contentos por cómo lo ha recibido la gente. Ten en cuenta que, aunque el año pasado sacamos los singles “La voz del presidente” y “Parar la tierra”, en realidad no hablábamos de un disco desde hace tres años. Y ver que hay más gente pendiente y esperando que la que ya había en la época de El Milagro, mandándonos su apoyo y sus mensajes de cariño, es increíble, la verdad».

¿Serán entonces estos teclados y este nuevo clima sonoro de “No hemos aprendido nada” los protagonistas de todo el álbum, o esto es solo algo puntual? «Hay muchos teclados, pero que los haya no hace que prescindamos de otras cosas, no son sustitutivos. Hemos ido donde nos pedía el cuerpo y con cada disco somos un poquito más libres y tenemos la mente más abierta, ahora, por ejemplo, tenemos en la cabeza unas referencias distintas a las que teníamos en su día con El milagro, y eso también se percibe; pero siempre nos movemos en los parámetros del rock. Vais a encontrar muchísimas guitarras en varios momentos, muchos teclados en otros, voces, cosas distintas que hemos querido probar… y ya no solo en los sonidos que utilizamos, sino en el tratamiento que hacemos de esos sonidos. Hay fragmentos superclásicos, otros mucho más modernos, otros que te llevan a otras décadas… No sé, creo que estamos haciendo un ejercicio de libertad», comenta Rafa.

 

«Yo diría que es un disco muy de viaje»

 

Y en ese uso libre de la libertad siempre hay un factor de riesgo: se puede gustar o no gustar, dar con la tecla o decepcionar; sin embargo, como decíamos, el público y los adeptos a Viva Suecia han acogido la novedad con entusiasmo. Algo que Rafa interpreta de esta manera: «Yo creía que con esta canción iba a haber más gente enfadada por haber pocas guitarras en ella, eso no significa que hayamos usado más teclados para enfadar a nadie, pues hemos hecho la canción que queríamos hacer; pero sí nos ocurrió que cuando terminamos de grabarla pensamos que igual podría estar significando un cambio de sonido para la banda. En cualquier caso, sea como sea, el recibimiento ha sido maravilloso y estamos muy agradecidos y encantados».

A juzgar por lo hablado con varias bandas que están publicando discos estos últimos meses, concebidos todos ellos durante la quietud obligada de la pandemia, se repite un mismo patrón: las ganas de dejarse llevar, la necesidad de experimentación. Contar con más tiempo del habitual para pensar, para crear, para detenerse y deleitarse, a pesar de un estado de ánimo atípico y desolado, está dando fruto a unos trabajos que, pasados los años, definirán esta época inédita que nos ha tocado vivir a todos. Eso tiene un valor, un gran valor que quizá ahora cueste leer, pero que en el futuro sabremos interpretar perfectamente. «Ahora no sé decirte si este disco que estamos haciendo encaja bien con su tiempo, quizá si me preguntas dentro de diez o veinte años sepa juzgarlo mejor», dice Rafa. Y eso también ocurre: a ellos, como músicos, desde dentro, les cuesta tener otra perspectiva, les cuesta tomar distancia; pero desde aquí fuera se ve claro: todos ellos están poniendo banda sonora a una era muy particular y, aunque solo sea por eso, sonará distinta a todas las demás.

 

Lecciones desaprendidas

Le pregunto si el título y el trasfondo de esta canción refleja esa cruda conclusión que sobrevuela en el ambiente, y en las cabezas de muchos, tras lo vivido mundialmente, a nivel humano, con la pandemia. Si aquello de que «de esta saldríamos mejores personas», que se radiaba en los primeros meses del Covid, era solo una ilusión, una utopía, y lo que quieren dar a entender con esta letra es que, por desgracia, nada más lejos de la realidad. Él explica lo siguiente: «Nos estamos refiriendo a eso sí, pero lo ampliamos a muchos más sentidos. Últimamente vemos cómo se han puesto sobre la mesa las problemáticas de la salud mental, algo de lo que ahora parece que se habla con cierta normalidad pero que, hasta no hace mucho, apenas se hacía mención aunque ya estuviera ahí. Antes no se ponía el foco sobre ello y ha tenido que venir una pandemia para poner en la palestra este tipo de cosas. Está claro que todos tenemos nuestro entorno más cercano, nuestra familia, nuestros amigos… pero cuando toca echar un cable al de más allá, cuando toca ayudar a personas que sufren pero que no conoces, que se salen de tu círculo, parece que cuesta más. Como colectivo, en ese sentido, somos de dudoso honor. No tenemos suficiente empatía, nos sigue costando ponernos en la piel del otro y preguntarnos de verdad qué está pasando y por qué. Sigue habiendo gente ganando muchísimo dinero a costa del sufrimiento de otros, sigue caldeándose el ambiente con fake news, con la fomentación del odio… y es una pena porque, tras lo que hemos vivido todos con la pandemia, la lectura podría haber sido otra. Hemos tenido la oportunidad de hacer las cosas bien y, sin embargo, las hemos hecho peor. No hemos aprendido nada».

 

 

A pocas horas de haber lanzado este single, que ha llegado acompañado de un videoclip dirigido por Jllamas, producido por N3FILMS y que cuenta con la colaboración especial del actor Canco Rodríguez, las visualizaciones ascendían a más de catorce mil. Hoy el número continúa multiplicándose y, es que, este relato visual de los chicos de Viva Suecia acompaña fielmente a la declaración de intenciones que abordan con su letra y a la que Rafa se refería antes, pero además trae mucho más. Podríamos decir, en conclusión, que consiste en un alegato al amor en todas sus formas, en todos sus estados. Rafa lo explica: «Hay muchos tipos de amor en la vida y en el videoclip sale una muestra de algunos de ellos. La pareja de personas adultas que aparece es una interpretación de ese amor, que no necesariamente tiene que ser romántico, pero es un amor de compañía, de respeto, de complicidad, de admiración… El padre que sale con sus hijas es otro tipo de amor, el niño y la niña que comparten sus auriculares para escuchar música también es amor, el chico que sale haciendo deporte es otra forma de amor también, amor propio…».

El vídeo arranca de forma mordaz en un instituto y esto también tiene su significado: «Creemos que la gente que va a pagar las consecuencias de todo esto que estamos hablando es la gente que precisamente está ahora en esa edad. Nosotros ya hemos vivido una crisis mundial, ya hemos lidiado con una pandemia, ahora con una guerra… Muchos crecimos en los noventa que eran años, pese a todo, de cierta bonanza; pero a los que les ha pillado todo esto que está pasando últimamente siendo adolescentes les va a tocar crecer y madurar en un mundo muy difícil».

No por ello, ensalza Rafa, se trata el futuro disco de un trabajo oscuro conceptualmente; casi al contrario: «Es un álbum mucho menos pesimista de lo que podría haber sido por la época en que ha sido escrito. La propia “No hemos aprendido nada”, aunque tiene ese punto crítico, al final revierte en un toque enérgico, en una llamada de atención, en ese “aún estamos a tiempo”. En definitiva, creo que, aun sin haberlo terminado todavía, es un disco que muestra muchas caras nuestras porque es bastante distinto en cada canción, en cada tema pasan muchas cosas y eso implica que sea un conjunto mucho más completo y abarque un abanico mucho más amplio. Tampoco es un disco conceptual. Yo diría que es un disco muy de viaje». Esperemos entonces a ver hasta dónde nos llevan Viva Suecia esta vez, seguramente sea un lugar un poco mejor aunque solo dure unos minutos.

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