Under the banner of love, The Comebacks

Autor:

DISCOS

«No suena desfasado ni fuera de lugar, seguramente por lo animoso, la transparencia de las canciones y el buen gusto»

 

The Comebacks
Under the banner of love
ROCK INDIANA, 2021

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Cada estilo musical posee un distintivo que le viene de serie, aparte de las cualidades que las canciones puedan tener en sí. A algunos se les pide originalidad; a otros, sensualidad o sentimiento; el género que podemos denominar revival también lo tiene: en este caso el imperativo es que construyan bonitas canciones. Todo lo demás, en el revival, ya ha de estar inventado. En el caso del Under the banner of love, The Comebacks lo consiguen con muchas creces.

Pero ¿qué revitaliza este cuarteto de instrumentación clásica con guitarras, bajo y batería?  Pues, simplemente, el pop de guitarras. Demasiado amplio el concepto, quizás, pero con una línea de conexión bien marcada que se inicia en el Mersey Beat, pasa por el power pop de los setenta, continúa en la nueva ola más guitarrera y, a partir de aquí, se expande en grupos de brit pop y asimilados. Cualquier cosa que pueda tener que ver con estas hechuras puede aparecer en el primer disco de estos madrileños.

Empecemos por el principio. “One in a million” tiene tanto de Lennon y McCartney como de Tod Rundgren cuando les imita con su grupo Utopia, y “Late last night” es puro Beatles del Rubber soul. “Wasted years” está hecha totalmente a la manera de los Raspberries, y “Under the banner of love” a la de los Flamin’ Groovies. Con la dicha que alcanza “When you’re gone” alcanzan ellos también la nueva ola de grupos como The Romantics o The Records.

¿Quiere decir esto que el disco carece de originalidad? Pues sí, pero tampoco se le pide. En todo caso, cada canción aporta un toque personal; así la más potente y alegre, “I want to stay around”, se complementa a la perfección con la guitarra tex-mex de “Whithout you”. “Needing you” es mucho más bluesera, con guitarras poderosas y desbarre final, y “Far away” tiende al soft pop. Únicamente les falta tocar la psicodelia, y lo hacen en “Angel face”.

Lo bueno del caso es que no suena desfasado ni fuera de lugar. Seguramente es por lo animoso, por la transparencia de las canciones y por el buen gusto. El buen gusto nunca está fuera de lugar.

Anterior crítica: Victoriosa, de Los Fusiles.

Artículos relacionados