Un paseo musical por el sello Zeleste en los días de la música laietana

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«En aquellos años, la capital catalana, como el resto de España, vivía un tardo-franquismo político y social más lleno de oscuros que de claros, pero que en lo musical estuvieron marcados por una primera oleada de rock progresivo que, aunque no acabó de desarrollarse del todo alcanzando carácter mayoritario de gran popularidad, sí que sirvió para crear un caldo de cultivo rico y variado»

El disco «Música Laietana. Zeleste», que se recrea en los sonidos que registro el sello barcelonés del mismo nombre, pone de nuevo de actualidad el sonido llamado Música Laietana y a nombres como los de la Orquestra Mirasol, Secta Sònica, Barcelona Traction, Música Urbana, Iceberg, Tropopausa, Esqueixada Sniff, Mirasol Colores, la Orquestra Platería, La Rondalla de la Costa, Blay Tritono o La Companyia Elèctrica Dharma.


Texto: JAVIER DE CASTRO.


Animados quizás por la aparición hace unos pocos meses del exitoso libro «Zeleste i la música laietana. Un passeig per la Barcelona musical dels anys setenta» (Pagès Editors, 2008) del especialista Àlex Gómez-Font (centrado en el ambiente musical de la Ciudad Condal desde finales de los 60 y hasta bien entrada la década de los 70 y que tuvo a la famosa sala de conciertos de la calle Platería como gran catalizador de actividades) los responsables de Picap han creído oportuno, quizás para aprovechar el tirón, poner en circulación una entrega discográfica relacionada también con la música que surgió del ambiente de Zeleste (titulada «Música Laietana. Zeleste»); en este caso haciendo hincapié en los artistas que registraron para el subsello de la disquera EDIGSA, al que se bautizó precisamente con el nombre de la mítica sala de conciertos situada en el casco antiguo barcelonés.

En aquellos años, la capital catalana, como el resto de España, vivía un tardo-franquismo político y social más lleno de oscuros que de claros, pero que en lo musical estuvieron marcados por una primera oleada de rock progresivo que, aunque no acabó de desarrollarse del todo alcanzando carácter mayoritario de gran popularidad, sí que sirvió para crear un caldo de cultivo rico y variado estilísticamente hablando donde diferentes personalidades musicales tanto individuales como grupales irían forjando un nuevo universo musical denominado en catalán «Música Laietana» o «Sonido Layetano», en romano paladino, con evidentes puntos de contacto con el emergente jazz-rock internacional protagonizado por Miles Davis, Weather Report, Blood, Sweet & Tears, o por bandas de brillante fusión estilística similares.

zeleste-13-12-09-BLa piedra filosofal que fomentó la interrelación artística a mucha gente inquieta se fraguó a partir de la fundación de la sala Zeleste por parte de un visionario llamado Víctor Jou, quien durante un viaje a Londres el año 1970 vio la luz tras una sesión musical en el legendario Marquee de la capital británica. Regresó a casa con una idea fija en su mente: crear un espacio musical parecido que atendiese a las necesidades de una urbe importante como Barcelona aún carente de un espacio referencial que acogiese las actividades no únicamente de los músicos locales más vanguardistas sino también el paso por la ciudad para tocar de bandas y solistas internacionales. Entre las actividades varias que el entramado de Zeleste generó durante casi toda la década de los 70 figuran –al margen de una programación musical muy rica y variada que generó conciertos inolvidables para toda una generación de catalanes y españoles– la edición de una revista y, sobretodo, ese sello discográfico antes citado, Zeleste/EDIGSA, que aglutinó a músicos y cantantes de muy diverso pelaje provenientes del pop-rock, del jazz, de la música tradicional y de varios estilos más como el flamenco y la rumba o incluso, y aunque de forma más residual, del mundo musical clásico. Trabajando de forma individual o a partir de combos diversos, toda esa gente acabaría creando una especie de fraternidad cósmica donde las colaboraciones entre unos y otros dieron como resultado un puñado de discos que seguramente no alcanzaron grandes cotas a nivel comercial aunque si un enorme prestigio musical dada la calidad instrumental y la imaginativa carga creativa de la mayoría de ellos. Hablamos de músicos y compositores soberbios como Xavier Batllés, Ricard Roda, Lucky Gurí, Rafa Zaragoza, Jordi Clua, Francis Rabassa, Joan Albert Amargós, Luigi Cabanach, Carles Benavent, Salvador Font, Jordi Sabatés, Santi Arisa, Quino Béjar, Max Sunyer, «Kitflus», Toni Xuclà, José María París, Miquel Farrero, Oriol Tramvía, Manel Joseph, Gato Pérez, o el siempre imprevisible Pau Riba, el gran Toti Soler y el maestro Tete Motoliu, entre muchos grandes artistas más y de bandas, muy a caballo sonoramente entre lo variopinto y lo sorprendente, como la Orquestra Mirasol, Secta Sònica, Barcelona Traction, Música Urbana, Iceberg, Tropopausa, Esqueixada Sniff, Mirasol Colores, la Orquestra Plateria, La Rondalla de la Costa, Blay Tritono o La Companyia Elèctrica Dharma.

La entrega discográfica que ahora comentamos y que recomendamos encarecidamente se sustancia en un precioso estuche que contiene dos CD y un total de diecinueve cortes seleccionados y que, en formato de recopilatorio retrospectivo, repasa lo que supuso en conjunto esa música layetana. El pack incluye, además, un interesante librillo de veintiocho páginas a todo color que aporta información detallada –redactada también por el especialista Àlex Gómez-Font– sobre todos los grupos y artistas que bebieron de este común espíritu musical, haciendo hincapié en la trayectoria de cada uno y evaluando el peso de cada cual en este contexto histórico-musical tan singular al que nos hemos referido.


Texto relacionado en EFE EME: Recordando a Zeleste y la Música Laieta.

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