Un gusano en la Gran Manzana: El “problema” de Keith Richards

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Regreso a casa zumbado, casi dos días sin dormir, y escucho en el teléfono lo nuevo de Keith Richards. Bueno, bonito y austero rock and roll al que servidor aspiraba la pasada semana y parece que el viejo león ha sido misericordioso y cómplice”

 

Tras da la bienvenida a su hijo recién nacido, al que han llamado Max, Julio Valdeón Blanco vuelve a casa y disfruta del nuevo tema del guitarrista de los Rolling Stones, y espera el más mínimo respiro para volver a leer a la autora de “Matar a un ruiseñor”.

 

 

Una sección de JULIO VALDEÓN.

 

 

–14 de julio

Tenía la ilusión de que Max naciera el día de la Bastilla, cuando los harapientos asaltaron los cielos, pero parece que el parto se retrasa. Una lástima, porque el 14 de julio de 1912 llegó al mundo otro mis príncipes, Woody Guthrie. El poeta de la Gran Depresión, al que imaginas junto a Tom Joad en un tren de mercancías, cantó la dignidad de los parias en un mundo sometido a la moral de los tenderos, los pícaros y los buitres. Eso me recuerda que antes de que Max hable ya estará recibiendo su dosis diaria de música en vena. Nada mejor para el crecimiento que un zumo de proteínas y ‘Vigilante man’.

 

–15 de julio

Después de un parto atroz, más de quince horas, la cesárea nos trajo al pequeño a orillas del East River. Regreso a casa zumbado, casi dos días sin dormir, y escucho en el teléfono lo nuevo de Keith Richards. Bueno, bonito y austero rock and roll al que servidor aspiraba la pasada semana y parece que el viejo león ha sido misericordioso y cómplice. Lo que me recuerda que desde el 2005 esperamos disco de unos Stones en la encrucijada del circo o la relevancia. ‘Trouble’ demuestra que Richards conserva la daga y sus guitarras serpentean como cobras en mi duermevela.

 

–16 de julio

En cuanto encuentre tiempo saldré a comprarme la novela de Harper Lee. Desde el convencimiento de que nunca atesoraré ni una centésima parte de la nobleza de Atticus Finch, el padre que todos quisiéramos haber tenido para luego comprender que más que un hombre es un arquetipo, un ideal, una costa utopía.

Esta noche, creo, toca Neil Young en Detroit. Estaremos atentos a los piratas. Por más que el trabajo anticorporaciones tenga un punto blando, demagogo, intuyo que se presta a unos conciertos feroces, demoledores, arrebatados, y que el emblema del nadar contracorriente mantiene musculados los dedos de incendiar Old Black.

 

 

Anterior entrega de Un gusano en la Gran Manzana: Keith Richards contra la solana.

 

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