Tu Otra Bonita: «Ahora estamos luchando más que cuando empezamos»

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«Es muy bonito lo que se ve en el escenario, pero si se supieran las horas que hay que dedicarle a esto para que salga un mínimo de luz adelante…»

 

Con su tercer disco, Verdad o atrevimiento, Tu Otra Bonita hacen doblete en la sala Joy Eslava de Madrid las noches del 14 y el 15 de febrero. En marzo, además, contarán con el apoyo de Girando por Salas (GPS), que les llevará a Málaga (20 de marzo, Cochera Cabaret), Albacete (21 de marzo, sala Clandestino), Granada (18 de abril, sala Boogaclub), Pamplona (25 de abril, sala La Carbonera), Zaragoza (8 de mayo, La Casa del Loco) y Santander (9 de mayo, sala Sümmum). Antes de comenzar su agitada ruta en directo, África Egido charla con ellos para descubrir cómo están asentándose en la escena musical.

 

Texto: ÁFRICA EGIDO.
Fotos: lamagiadeotradimensión.

 

Llamaron a la puerta de la industria con su debut, Solitario hombre escoba, hace ya siete años. Con su segundo trabajo, The cortijo, comenzó a fraguarse la masa de seguidores que hoy les respalda, pero fue su tercer disco, Verdad o atrevimiento, el que mostró la sólida propuesta de la banda. Y son precisamente esos dos conceptos, verdad y atrevimiento, los que mejor definen la música que nace de Félix Vigara, Alberto Vallecillo y Héctor Lacosta, los miembros de Tu Otra Bonita.

Su historia es la de esos grupos que no hacen demasiado ruido mediático mientras sus discos y sus conciertos se convierten en su mejor biografía. Desde su nacimiento, hace más de una década, han acumulado más de un centenar de directos, con giras cada vez más extensas, que ya han hecho sus primeros desembarcos en Latinoamérica. Con un sello tremendamente personal que bebe de la rumba y el flamenco, aderezado con toques indies, psicodelia, algún requiebro jazzero y rock, la apuesta del grupo es el directo, un «sexo musical» que acumula tantos momentos festivos como emotivos y emocionantes.

Nos reunimos con Héctor Lacosta, vocalista del grupo, para profundizar en el carácter de la banda, descubrir el origen de sus canciones y asomarnos a sus próximos pasos. No les perdáis la pista.

 

Más de una década en la música, tres álbumes, conciertos en grandes festivales y espacios como el Circo Price, el Teatro Lara, y ahora dos días con todo vendido en Joy Eslava, los días 14 y 15 de febrero. ¿Qué os falta para que los medios os presten más atención?
Vaya, esa es una pregunta directa al corazón, y que no me ha creado muchos amigos siempre que la he contestado… [se queda pensativo]. Creo que esto es entrar en un círculo, no sé si una espiral o una moda, en la que de pronto haces algo con lo que saltan todas las alarmas y pasas de golpe a aparecer en todos los medios. No lo sé. Nosotros no hemos tenido el respaldo de los medios. Afortunadamente, nuestra fórmula está siendo el boca a oído, así ha crecido nuestra música y nos ha permitido hacer lo que hacemos. Pero es verdad que muchas veces lo hablamos entre nosotros y decimos: «¿Qué nos falta?». No lo sabemos.

¿Os molesta esta situación?
No, y tampoco nos causa desazón. Ojalá llegue ese momento, porque si estamos consiguiendo esto sin que nadie nos empuje, si nos dieran un poco de eco, la cosa cambiaría, y todos queremos crecer. Esa bala nos vendría bien, pero no es algo que nos genere angustia, solo nos llama la atención, porque cuanto menos es curioso.

Pese a ese escaso respaldo, vuestra trayectoria ha seguido una línea ascendente. ¿Eso os proporciona más fe en el proyecto?
Sí, de hecho estamos supercontentos con la gente que sigue a la banda porque es muy fiel. Lo sentimos en los conciertos. No sé si le pasa a todos los músicos, pero sentimos que tenemos los mejores seguidores del mundo.

Tu compañero Alberto ha dicho en alguna ocasión que estáis «empezando», pese a que vuestras giras os han llevado incluso al extranjero. ¿Eso es exceso de humildad o confianza en un largo camino por delante?
Creo que las palabras de Alberto recogen la ambición de la banda: esto no es nada para lo que queremos crecer y que se escuche nuestra música. Quizá dice que estamos empezando porque somos conscientes de que hay que luchar igual. De hecho, ahora estamos luchando más que cuando empezamos. Todo se complica, es más duro, la música no es solo música.

¿En qué punto estáis ahora?
Estamos en un punto en que dedicamos prácticamente nuestra vida a la música pero no vivimos de ella, y eso te genera… ¡imagínate! Tenemos la cabeza en todo y es mucho más duro que antes. Antes tocábamos en un sitio de cien personas y teníamos más dinero del que tenemos ahora [ríe]. Así en la vida, cuanto más creces, más amplio se va haciendo todo el campo y más tienes que luchar. Nos gusta trabajar, es algo que tenemos claro desde que empezamos y así seguiremos.

¿Es que aún se escucha aquello de… «tú eres músico o trabajas»?
Sí, aún se escucha. Esto es un trabajo y hay que entenderlo como tal. Es muy bonito lo que se ve en el escenario, pero si se supieran las horas que hay que dedicarle a esto para que salga un mínimo de luz adelante… Es agotador, es un trabajo duro, pero es nuestra pasión, y ahí se compensa un poco la balanza.

Vuestra música aglutina aristas de rumba y flamenco con matices indies, alguno jazzero, puntos de psicodelia… pero todo fluye muy natural. ¿Cuál es el secreto?
Desde que nos juntamos por primera vez en el salón de una casa, pasaron cinco o seis años hasta que sacamos el primer disco para tener claro el sonido con el que queríamos avanzar. Eso explica un poco lo que queremos. Es verdad que hacemos temas diversos porque tenemos un gusto musical muy variado, pero creo que quien escucha cualquier canción nuestra sabe que es de Tu Otra Bonita. Me gusta que cuando alguien escuche mi voz no me diga que imito a Pucho de Vetusta Morla o a Kiko Veneno. Mi voz es mi voz. O que se note que como toca Félix la guitarra es como la toca él. Luchamos por ser diferentes y rozamos diferentes estilos, pero creo que la banda se encuentra a gusto en la rumba y en ese toque flamenco.

 

«Me gusta que, cuando alguien escuche mi voz, no me diga que imito a Pucho de Vetusta Morla o a Kiko Veneno»

Dices que peleáis por ser diferentes, pero en el Congreso de Música Alternativa Latina en Nueva York, al que os invitaron el año pasado, dijiste que «apostar por algo diferente había sido una desventaja y un obstáculo». ¿Por qué?
Esto lo repetiré hasta que deje la música. Es una desventaja porque a nosotros nos ha metido en un limbo musical. No somos indies ni alternativos. Y como este país vive de encasillar y etiquetar, nosotros siempre hemos estado en ese límite que no entramos en unas cosas ni en otras. Por eso ha sido todo más difícil.

Otra de vuestras señas de identidad es que cada canción es una especie de viaje sonoro, como una casa con diferentes estancias. ¿Cómo se edifica esa casa?
Sí, es así, yo hago la letra y la música, se la enseño al resto y ahí se decide por dónde va. Creo que la virtud de Tu Otra Bonita es que somos muy democráticos, todos participan, y claro, una canción hecha por tres mentes es diferente a una canción hecha por una sola, por eso las canciones van cogiendo esos giros. Es un sello de la banda, nos lo dice mucha gente, músicos, productores… todos. ¡Las vueltas que dan las canciones! Estamos contentos porque también es nuestro sello.

Contáis historias personales, habláis de temas sociales, de amor, de desamor, de música… ¿También hay algo de construcción grupal en las historias que cuentan las canciones?
No, en eso no. Quiero que las letras sean mías porque soy quien las canto. No soy bueno cantando letras que hagan para mí. Nunca me ha funcionado, no lo siento igual. Cuando estoy interpretando la canción me estoy imaginando lo que está sucediendo, como si viera un videoclip. No estoy pensando en la letra, ni la canción, sino en la idea, en cuándo la hice, si lo hice sentado en tal lugar o estaba en el Cabo de Gata… Es muy curioso. Creo que si cantara una letra de otra persona no estaría cómodo o no lo sentiría igual. La gente se volvería loca si entrara un momento en mi cabeza cuando estoy cantando una canción.

¿La gente se volvería loca si entrara en la cabeza de cualquier creador?
Yo soy un torbellino. No sé si como creador, pero desde luego lo soy como persona. En la vida, en el trabajo… También quien está a mi lado se vuelve loco. A Félix y Alberto siempre les digo que tienen una paciencia infinita. Aguantarme es difícil, porque me cuesta hasta a mí, y en la música soy superestricto. Admito ideas, claro, pero cuando son contrarias a las mías, se me nota [ríe].

La mayoría de vuestros temas incitan a la fiesta y al baile, pero tenéis un buen número de canciones cargadas de profundidad y emotividad. ¿Os molesta que la invitación a la fiesta camufle el mensaje?
Con este último disco tuve una fase en que me dolía un poco pensar que no se estuviera dando valor a las letras. En canciones como «Sola», «Alitas de mar», «Ganas de…» estaba diciendo cosas interesantes, vivencias, cosas que podían calar en muchas personas, y quizá con la fiesta parece que se pierde el sentido. Nos preocupaba que no se fijasen en las letras, que nos vieran como un grupo canalla, sin ver nada más. Ahora ya no me duele, y creo que ha girado la cosa. Creo que la gente le da mucho peso a nuestras letras, y ha ocurrido de manera natural, al menos eso nos dan a entender.

Parece que cada vez dais más espacio a la emoción y a la emocionalidad…
Creo que cada vez nos estamos haciendo más densos. Cada vez damos más importancia a lo que decimos, no sé si es cosa de los años [ríe]. Estamos a gusto y ya no nos duele quien la quiera bailar o quien quiera escuchar la letra por separado.

Cada disco es como un libro de relatos repleto de historias cotidianas. ¿De dónde nacen esas historias?
Intento que las canciones sean por algo que he vivido o que toca al de al lado. A veces utilizo frases que son parte de la historia de otro, no mías. Hablo mucho de desamor o lo trato en varios temas, y no lo he sentido. Pocas veces he tenido desamor en mi vida. Cuando compongo tengo que estar en un estado anímico fabuloso. Si estoy mal no toco. Ahí me separo del resto de artistas que dicen que tienen que estar en un estado decadente para sacar lo mejor de sí mismos. A mí me pasa lo contrario, si no estoy bien conmigo mismo, no me siento feliz o estoy pasando un momento malo, no me salen las canciones, o la que me sale no es lo que yo soy: una persona a la que le gusta disfrutar la vida. Me valgo mucho de lo terrenal y de historias que han compartido conmigo o he vivido.

Dices que no has experimentado el desamor. ¿Se puede cantar a un sentimiento que no has sentido?
Sí, yo canto a muchísimas cosas que no he sentido. Creo que eso es una parte del artista. Es como un actor que interpreta un papel que no tiene que ver con su vida, pero cuando lo hace lo está sintiendo. Es verdad que nunca he vivido el desamor. He pasado mejores o peores momentos, pero nunca he estado depresivo, encerrado o llevando mal un momento de ese tipo, aunque creo que lo reflejo bien. Puedo cantarlo y hacerlo mío.

Aunque escribas desde un estado sereno y alegre, tienes temas como «Madrid» que desprenden dolor y rabia. ¿A eso suena Madrid?
Madrid es un poco el estado de la banda, en un momento en que nos daban ganas de gritar a la ciudad: «¡Joder, qué pasa aquí que no nos escuchan!». No odiamos a Madrid, nos encanta, la entendemos como nuestra ciudad, aunque soy de Salamanca y siempre digo que la banda por mi parte es salmantina.

Hay quien dice que las ciudades grandes se han vuelto hostiles para el ser humano. ¿Tú lo sientes así?
Ahí difiero. No soy de aquí y Madrid me ha acogido fantásticamente, me encanta la ciudad, su apuesta cultural, hay cosas que cambiaría y no me gustan, pero mis mejores años los he pasado aquí y así quiero que siga. Creo que estaré en esta ciudad muchos años. El motivo por el que vine a vivir a Madrid fue la música, lo que me une a Madrid es la música, y nos tenemos un cariño especial.

En vuestro tercer disco, Verdad o atrevimiento, cantáis «vamos a probar todo», y en alguna ocasión has dicho que es una canción muy personal. ¿Qué es ese «todo»? ¿Es la filosofía de la banda?
Todo es todo [ríe]. En la vida hay que probarlo todo o quedarte a las puertas de haberlo probado todo. Porque si no, no tiene sentido ni gracia. Creo que hablo por toda la banda, que en ese aspecto somos muy parecidos los tres. Pero es curioso, me has preguntado por dos canciones que no tocamos en los directos. Vamos» es mi canción preferida de ese disco, pero es raro que nos veas tocándola.

¿Por qué no las tocáis?
No sé si es porque musicalmente es lo más alejado de la banda, se adentra más en el sonido indie. También somos de sensaciones. A veces hemos tocado una canción y hemos visto que la gente no la acoge como esperábamos. Aunque creas mucho en lo que haces, eso te despierta cierto desapego. En el caso de «Vamos», creo que a la gente le chocó, rozamos el límite del estilo que solemos hacer.

¿Soléis escuchar las opiniones del público sobre las canciones?
Sí, nos gusta escucharlas. Admitimos todas las opiniones siempre que sean con respeto. Lo que no admitimos es que nos insulten, pero sí tenemos muy en cuenta lo que opina la gente.

En «Robo», de vuestro segundo disco, The cortijo, hacéis un repaso por situaciones que se repiten a menudo en el mundo de la música, como vuestro coreado «por tocar, pagas». Habéis nacido en un momento en que la industria ya parecía tener todas las cartas bocarriba. Aun así, ¿os habéis llevado sorpresas?
La música es dura en el sector y fuera de él. Nadie te da nada. Si alguien que está empezando lee esta entrevista, le diría que se tatúe esto: «Nadie te da absolutamente nada». Y si no lo luchas, no te llega, sobre todo bandas que son como nosotros, que nadie te coge porque te vea una fórmula que pueda vender de cualquier manera. Siempre pongo el ejemplo de un músico al que admiro muchísimo, Jairo, Depedro. Le conozco musicalmente desde hace muchísimos años, y no me explicaba que este talento no estuviera más alto. Han pasado una barbaridad de años hasta que se ha reconocido lo grande que es. Este mundo es hostil, en cierta manera.

The Mothers of Invention, la banda liderada por Frank Zappa, titulaban su tercer disco hace más de medio siglo We’re only in it for the money. ¿Se puede estar en esto por el dinero?
Quien te diga que no quiere ganar dinero te está mintiendo, no te queda otra posibilidad si quieres vivir de esto. Nos hemos encontrado que hay gente que está por la pasta y le sale bien la jugada, pero… Mira, es curioso: cuando tocamos en el Circo Price hace un año y nos quedamos al borde de las mil personas, ganamos bastante dinero, pero cada músico nos llevamos 11 euros. Que la gente haga sus cálculos. No es oro todo lo que reluce, y el músico no es solo lo que está en el escenario.

 

«La gente se volvería loca si entrara un momento en mi cabeza cuando estoy cantando una canción»

Habéis dicho en alguna ocasión que Tu Otra Bonita «os salís de la conducta correcta». ¿Cuál es esa conducta correcta en la música?
Es como en la vida: ir por donde te quieren llevar, ser ovejas y hacer y aceptar lo que te digan. Nosotros tenemos muy claro lo que tenemos, y ya que hemos luchado tanto, no nos vamos a descarrilar. Nos encantaría sonar en radio todo el rato y estar de cabeza de cartel en los festivales, es lógico, cualquier músico quiere eso, pero si para lograrlo hay que pasar por ciertas cosas, no lo vamos a hacer. Vamos a seguir firmes, y que salga el sol por donde quiera.

El sol está saliendo radiante últimamente, porque este año empezasteis a viajar a Latinoamérica, con conciertos en Argentina, Colombia y México. ¿Es un salto importante?
Hemos empezado a notar ese salto con el tercer disco. En este último año y medio hemos notado un cambio en la venta de entradas. En ciudades donde antes nos costaba llevar gente ahora están casi agotadas. Viajar a Latinoamérica ha sido costoso, pero en Argentina las salas se están llenando. Ahora iremos a Perú y México. A este último creo que va a acompañarme Félix, porque hasta ahora iba solo.

La mayoría de los artistas hablan de sus giras por Latinoamérica como una experiencia vital sumada a la musical. ¿Cómo has vivido tú esos viajes?
Si algún día me dicen que voy a estar al otro lado del mundo cantando mis canciones, diría que aquí se cierra mi ciclo musical, porque es lo que siempre he soñado. Pero una vez que he estado allí y he visto la aceptación, me genera un «quiero más en Latinoamérica». Me atrae muchísimo su cultura, cómo entienden la música, su fidelidad, cómo es un «te quiero, te voy a acompañar y a arropar, también cuando bajas del escenario». Me parece muy bonito, te enriquece. Cuando viajé a México por primera vez, me dijeron: «Esto es no solo un viaje musical sino también espiritual». Es verdad que te limpias el cuerpo y la mente.

En este último año habéis publicado esporádicamente canciones nuevas, regrabaciones de viejos temas junto a artistas como Rozalén, Juanito Makandé, El Canijo de Jerez, Vinila von Bismark, La Pegatina… ¿Por qué estas publicaciones con cuentagotas?
Había canciones a las que les debíamos una nueva oportunidad, ponerlas en primera línea, darles otra voz y más difusión. En el caso de Vinila Bon Bismark, ella ya había cantado con nosotros «Sola», y decidimos grabarla para que estuviera en las plataformas digitales. El «Camello del barrio» es una canción muy de El Canijo de Jerez, y él estuvo encantado de participar. El caso de Juanito Makandé es que es nuestro hermano de grupo, es la persona a la que más agradecida estoy en el mundo de la música, él nos ha arropado, no nos ha puesto un pero a nada. Si algún día estuviera a su altura, me gustaría ser así de generoso con artistas que me lo pidan. Por otro lado, también queríamos tener nuevo material para la gira, como la canción «Las flores», también con Juanito, «La cadena», que es una de nuestras rarezas, con un poco de electrónica con Ladilla Rusa, y «Locos de amor», con la Pegatina. ¡Qué decirte de Adriá, Rubén…! Todos ellos se han portado de escándalo.

Parece que ha sido un año de compartir música con músicos.
Siempre he entendido la música como algo que compartir, algo bonito, creo que ser artista tiene que ser algo especial y que te cree un vínculo con las personas, y agradezco muchísimo a las personas que entienden la música como yo, algo para compartir y ser generosos en la vida.

Conocí a un profesor argentino de voz que siempre decía: «¡Canten juntos, que eso une! ¿Crees que eso es así?»
Sí, pero en España somos recelosos y casi hasta desconfiados. Hay artistas que piensan que porque te escuchen a ti van a dejar de escucharlos a ellos. Yo no lo entiendo así. No hemos nacido para escuchar una única cosa. Hemos tenido mucha suerte de encontrar músicos que lo entienden como nosotros.

Solo hay una canción que habéis publicado sin colaboraciones, un tema nuevo especialmente intimista y tremendamente delicado: «A poco».
Sí, esta canción era como un punto con respecto a lo que habíamos sacado hasta ahí. Era demasiado personal para tener cabida en un disco de Tu Otra Bonita. Decidimos que tenía que estar así.

El primer disco marcaba mucho vuestra línea vinculada a la rumba, al flamenco, a la fusión. En el segundo jugueteasteis más con el indie, y el tercero se hizo un poco más oscuro. ¿Por qué derroteros viajarán las nuevas canciones?
No tengo una idea. Creo que va a volver más a los orígenes. Lo que me está tocando más es volver más a cómo nació Tu Otra Bonita, incluso antes del primer disco.

¿Hay fecha o intención de publicar álbum pronto?
Estoy en un momento en que solo me gustan canciones, me cuesta que los discos lleven una sintonía y formar un paquete. Veo canciones que tienen su propia vida. No sé si apostaremos por un disco o seguiremos así. Sé que la industria reclama que saques un álbum, pero la gente se cansa del disco. Cuando a una persona le pones diez canciones de golpe, muy fan y muy consumidor tiene que ser para que te escuche las diez diariamente. Nos hemos convertido en una sociedad de «escucho esta canción lo máximo que puedo, luego la dejo y a los 15 días escucho otra». Los tiempos han cambiado en la música, y hay que entender la nueva realidad. Por eso tengo que darle una vuelta al concepto de disco y si lo saco, cómo hacerlo. Hay algo que me entristece mucho, y es que hay veces que en un disco has sacado una canción que para ti es la mejor y, sin embargo, no se le da el foco, al final se le da a los tres o cuatro temas. Incluso el músico le hace el feo a ciertas canciones no dando el protagonismo de un single. De alguna manera, estás maltratando un tema al que has dado tanto.

Habéis definido vuestros conciertos como «sexo musical». ¿Cómo va el precalentamiento de los dos próximos conciertos en Joy Eslava?
[Risas] ¿De verdad que decimos eso? Normal que no nos lleven a sitios…

Sí, yo he imaginado que el público saldrá emocionado, sobreexcitado y agotado… ¿es eso lo que producen vuestros conciertos?
Eso es. Lo has dicho tú, pero como si lo hubiera dicho yo. Entendemos el directo como algo que disfrutar. Es en el escenario donde demostramos lo que somos, y nos gusta compartirlo con la gente, que lo disfrute, que viva un momento especial, que viva cosas. Me mola ese concepto: que traspase un poco más de lo que es el concierto y se cree como una nube entre todos lo que estamos allí. Creo que se consigue.

¿Habrá sorpresas en estos conciertos?
No hemos querido anunciar las colaboraciones hasta que no estuviera todo vendido, para que la gente viniera por la banda. Ya está todo vendido, así que ya podemos decir que sí, hay sorpresas, hay colaboraciones, estará el equipo de baile a nuestras espaldas… Va a ser un conciertazo.

Ahora solo sois tres en la banda, Alberto, Félix y tú. ¿Quién os acompaña en directo?
Sí, ya no están Edgar ni Fico. El camino cada vez es más duro, esto es una carrera de fondo, que ocupa mucho tiempo de tu vida para proyectos personales, y para seguir apostando hay que tenerlo muy claro. Ahora estamos los tres junto a otros tres músicos. Nos acompaña Chico Pérez, un teclista extraordinario. Hemos tenido mucha suerte de que le gustase lo que hacemos y haya querido participar. A la batería está Nino Bagnoli, un músico sobre todo de jam sessions con una técnica alucinante, y también nos acompaña Pablo Carretero, que fue bajista de Canteca de Macao y se ajusta mucho a nuestro estilo.

¿Cuál es el próximo sueño al que se dirigen los pasos de Tu Otra Bonita?
Esto no es nada para lo que va a venir. Estoy convencido. Lo único que garantizo es que seguiremos trabajando. Nunca he soñado en tocar en un estadio lleno. Esto lo he hablado mucho con amigos. Nunca sueño con cosas de música. No me gusta hacerme una idea. Lo que viene es porque lo estamos consiguiendo y así será. Estamos dando pasos buenos o malos, pero estamos haciendo lo que queremos hacer.

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