“Talco y bronce” (1981), de Manzanita

Autor:

OPERACIÓN RESCATE

“Abrió puertas y ventanas para el posterior arribo del nuevo flamenco”

 

Rescatamos “Talco y bronce”, una de las gemas de la primera parte de la carrera de Manzanita. Por Juan Puchades.

 

manzanita-22-09-18

Manzanita
“Talco y bronce”
CBS, 1981

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

Es indiscutible que la gran obra de Manzanita es su primer elepé, “Poco ruido y mucho duende” (1978), que además debe ser considerado como uno de los imprescindibles del pop español de todos los tiempos. Un disco que encontró a José Manuel Ortega Heredia (1956-2004), tras haber salido de Los Chorbos, desbordante de inspiración, y que dada su magnitud artística ha podido relegar a un segundo plano el resto de su producción discográfica. Y no debiera ser así: hay que escuchar con detenimiento, como mínimo, los cuatro o cinco discos que siguieron a su debut solista (y en toda su discografía pueden descubrirse trazas de genio natural), siempre con la producción del mago José Luis de Carlos. De entre ellos recuperamos el tercero, “Talco y bronce”, de 1981. Ese que muchos recordarán por la sentida versión de ‘Un ramito de violetas’, de Cecilia, que Manzanita rumbeó sutilmente, llevándola a su terreno en una interpretación dramática, ceñida a su propia personalidad pero sin que se perdieran ni la esencia ni el espíritu originales, que para eso se hacen las versiones.

 

 

Pero “Talco y bronce”, grabado entre Nueva York (en los legendarios estudios de CBS) y Madrid (Eurosonic), y poseedor de unos despampanantes arreglos de Dave Thomas (habitual con De Carlos en aquellas obras iniciáticas de Manzanita), acoge más gemas, magnificadas por un sonido rotundo, intenso, caliente, capturando el pulso gitano, flamenco y rumbero de la formidable guitarra del protagonista, pero engalanado por metales, cuerdas (con solos de violín y trompeta) y unas espléndidas percusiones. Todo ello festoneado aquí allá por detalles jazzísticos y una actitud, por momentos, netamente urbana y noctívaga.

También se puede apreciar aquí el inicio de esos caminos que luego andaría Manzanita (con los que abrió puertas y ventanas para el posterior arribo del nuevo flamenco) en los que se dejaba llevar por influencias de la canción italiana y brasileña, en las que incidirá en trabajos posteriores. A Italia se aproxima con ‘Cosa nostra’, fascinante versión libre de ‘Donna donna mia’, de Toto Cotugno, y al Brasil más cercano a Roberto Carlos (a Manzanita le tiraba mucho la canción melódica) en la bellísima, y de su propia autoría, ‘Por tu ausencia’, en la que incluso interpreta el estribillo en portugués.

 

 

Entre los temas propios brillan los baladones ‘Dentro de tu alma’ (con su aire de vaporoso barroquismo italianizado) y ‘El rey de tus sueños’, desplegando ese sentido innato que Manzanita poseía para reformular la canción romántica, composiciones que emergían engrandecidas en su única, noble, rasgada y siempre emotiva voz. Al flamenco más ortodoxo se arrima en las ‘Bulemías’, y muestra todo su magisterio en la rumba pop con la rítmica ‘Tu historia’. También queda la impagable ‘Quien fuera luna’, en la que volvía a musicar derrochando clase a Gustavo Adolfo Becquer, como hiciera en los dos álbumes precedentes.

 

 

Manzanita, gran guitarrista, siempre gustaba de dejar en sus discos algún instrumental con el que disfrutar solo de la música (sumando voces empleadas como instrumentos). Aquí son dos: ‘Talco y bronce’, fusión urbana aflamencada con tremendo arranque y un desarrollo tan poderoso como juguetón, y ‘Bulería’, tema que, inevitablemente, te levanta el ánimo. Porque esa era la idea de Manzanita, levantarte el ánimo, ponerte de buen talante: incluso en sus muchas composiciones más voluntariosamente melancólicas, sabía cómo pulsar las teclas adecuadas en el oyente para que la suya fuera tristeza acogedora, en la que sentirse bien y hallar refugio. Regresemos a sus discos y sus canciones, que el goce está asegurado.

 

 

 

Anterior entrega de Operación rescate: “Don’t stand me down» (1985), de Dexy’s Midnight Runners.

 

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“Don’t stand me down» (1985), de Dexy’s Midnight Runners

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