Spare ribs, de Sleaford Mods  

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DISCOS

«Andrew Fearn sigue extrayendo petróleo de unas bases que, de tan elementales, parece mentira que suenen tan demoledoras»

 

Sleaford Mods
Spare ribs 
ROUGH TRADE/POPSTOCK!, 2021

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

¿Cómo diablos lo consiguen? ¿Cómo este par de gloriosos zoquetes se las ingenia para que, con mimbres tan escuálidos, su fórmula aún no suene oxidada? ¿De qué pasta están hechos Sleaford Mods? Ni siquiera han necesitado deslizarse por la pendiente de eso que podríamos llegar a entender como algo parecido a una canción medianamente convencional (Jason Williamson casi hasta cantaba en Eton alive, su último trabajo, de 2019) para volver a noquear desde el primer round. El de Nottingham sigue mascando las palabras como si en esa labor de trituradora se acumulase toda la rabia emponzoñada por el viejo imperio en ruinas que es el Reino Unido actual, el del despropósito del Brexit, de las cepas fuera de control y del NHS al borde del colapso. Ya que la vida es tan perra, ladremos con conocimiento de causa, parece querer decirnos. Y con la mala leche acumulada tras tantos meses enjaulados entre cuatro paredes. Andrew Fearn sigue extrayendo petróleo de unas bases que, de tan elementales, parece mentira que suenen tan demoledoras. En la tremenda “Spare ribs” recuerdan a los Beastie Boys de “Ill communication”.

Por si fuera poco, las dos aportaciones femeninas suman, y de qué forma, en unos tiempos en los que rara vez la alianza de talentos es más que la suma de sus partes: impresionante Amy Taylor (Amyl and the Sniffers) en la tremenda “Nudge it”, seductora Billy Nomates en ese otro bombazo que es “Mork n mindy”. Hay aquí al menos cinco cortes que bien pueden figurar entre lo mejor que han hecho nunca: las tres citadas, “Out there” (la mejor canción que servidor ha escuchado hasta ahora como descripción de la grisura sin épica del confinamiento), la claustrofóbica “Top room” y la desasosegante pero absolutamente hipnótica “Fishcakes”, que oficia de cierre. No se me ocurre mejor forma de calificar todo esto y cerrar esta crítica que esta confesión de un fan que he podido leer en el canal de youtube del dúo: «Día de locos en el trabajo, literalmente el más difícil en mis 34 años en el NHS. Absolutamente destrozado. Llego a casa, veo esto …. brillante. El fin de semana comienza con una amplia sonrisa para este shoegazer de 59 años. Gracias».

Anterior crítica de discos: Noches de agosto, de Madbil.

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