Rivales del rock (y II)

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“Courtney Love le preguntó a Axl Rose si quería ser el padrino de su hija. La reacción del vocalista fue decirle a Kurt: «Calla a tu perra o te hago lamer el suelo”

 

Fernando Ballesteros nos trae la segunda tanda de músicos enfrentados: cinco peleas por el éxito y por sus diferencias donde nos encontramos a The Cure y los Smiths o Marc Bolan y David Bowie.

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

 

The Cure y The Smiths: Almas sensibles en el barro

Había pensado en algo tipo “Morrissey contra el mundo” para ajustarme a la realidad, pero al final la cosa ha terminado más acotada. A Mozz nunca le ha preocupado mucho lo de hacer amigos, a lo largo de los años muchos se han convertido en blanco de sus andanadas. Uno de ellos, el líder de los Cure, que tampoco se ha cortado nunca a la hora de responder.

Por decirlo de una forma suave, al de Manchester nunca le ha gustado la música de The Cure, a la que ha dedicado epítetos como cursi o blanda. Y a Robert Smith, que tampoco ha militando nunca en el club de fans de la banda de Morrisey siempre le ha cargado el carácter del vocalista y su propensión a dictar doctrina. Pero la mecha se encendió a través de un titular en una entrevista, como recordaba años después Robert: «Fue en una entrevista en la que le preguntaron a Morissey por varias personas con el apellido Smith. Éramos yo, Patti Smith y otro Smith que era famoso en aquella época, y la pregunta era a quién dispararía. Uno habría esperado que él, siendo un tipo vegetariano que nunca come carne y pacifista, dijera: “Preferiría dispararme a mí mismo”, o “a ninguno”, pero dijo: “Los pondría a todos juntos y los dispararía a todos”.

No sabemos si Patti o el otro Smith (que yo diría que era el líder de The Fall) leyeron la entrevista y qué pensaron de ella, pero a Robert le sentó muy mal. Tanto, que desde ese momento no hubo reconciliación posible y el líder de los Cure aprovechaba la menor ocasión para atacar donde más dolía. Y claro, como Morrissey era ¡asexual! y militante vegetariano, él aprovechaba para recordarle que lo que necesitaba urgentemente era un buen filete y una sesión de sexo que mejoraran su humor.

El final de los Smiths y la marcha de Morrissey a Estados Unidos tampoco terminó con los roces. La mala leche afloraba en Robert: «Cuando crees que por fin te has librado de él porque se ha ido a América, te despiertas por la mañana y ahí está Brett Anderson”. Morrisey respondía con uno de sus clásicos para buscarle las cosquillas:  sus kilos de más. Un rasgo que, por cierto, ha terminado uniéndoles con el paso de los años.

Aunque ni siquiera recuerden cómo empezo su hostilidad, Morrisey y Smith nunca van a ser amigos. El cantante de los Cure declaraba en 2008 al NME que ni siquiera conoce a Morrissey y que todo aquello fue una polémica absurda y aburrida, y está seguro de que su «enemigo» comulgaría con esta idea. Yo lo dudo: con lo que le gusta una pelea dialéctica al antiguo vocalista de los Smiths, no creo que se aburra de ella.

 

 

Neil Young y Lynyrd Skynyrd: Separados por el orgullo sureño

Aquí tenemos a dos pesos pesados enfrentados a través de su mejor arma: las canciones. El primer paso de esta historia lo dio Neil Young al publicar la canción ‘Southern man’, de su disco «Afther the gold rush». Aquel tema y la canción ‘Alabama’ de su posterior «Harvest» contenían duras críticas a las condiciones sociales que se vivían en aquel momento en el sur de los Estados Unidos. En ‘Alabama’ escribía: «Vengo a ti desde un nuevo país y veo toda esta ruina. ¿Qué haces, Alabama? Tienes al resto de la Unión para ayudarte en todo, ¿qué es lo que va mal?”.

Como es de imaginar, al orgullo sureño le tocó las narices el ataque de Neil. Por si fuera poco, el reproche venía de un canadiense, y si hablamos de orgullosos del sur y de música, el primer nombre que me viene a la cabeza es el de Lynrd Skynrd. El choque era un hecho.

La respuesta también iba a tener forma de canción. El líder de los Skynyrd Ronnie Van Zant contestó con lo que se iba a convertir en un clásico del rock, una declaración de orgullo de pertenecer al sur, más allá de la raza. Para que no hubiera dudas, ‘Sweet home Alabama’ (1974) contenía unas líneas en las que el ataque a Neil era directo: «Bien, escuché al Sr. Young cantar sobre ella. Bien, escuché al viejo Neil menospreciarla. Bien, espero que Neil Young recuerde que un hombre del sur no lo necesita para nada».

A Ronnie le molestó que Neil generalizase y se empeñaba en repetir que no todos los nacidos en el sur eran racistas e intolerantes como dibujaba el canadiense. Pero para el que se pregunte que había entre Lynyrd y él más allá de este encontronazo, la respuesta es clara: una relación de mutua y sincera admiración. Sin embargo, la polémica nunca les abandonó, por más que Young dijera una y otra vez a quien quisiera escucharle que estaba orgulloso de aparecer en un temazo de esa dimensión o a pesar de que Ronnie se paseara por ahí con camisetas de su pretendido enemigo. La última vez, en la portada de su último disco de estudio «Street survivors» en 1977. Tres días después de salir a la venta, el vocalista perdía la vida en un fatífico accidente aéreo.

Semanas después de la tragedia, en un concierto benéfico, Neil intercaló partes del estribillo de ‘Sweet home Alabama’ mientras interpretaba su ‘Alabama’.

Muchos años más tarde, ya en el nuevo siglo, un grupo de vándalos profanó la tumba de Ronnie. Querían comprobar de primera mano si era verdad que el cantante había sido enterrado con la camiseta de Neil con la que aparecía en la portada de su disco de 1977.

 

 

Marc Bolan y David Bowie: ¿Quién era el rey del Glam?

Durante los gloriosos años del Glam, estos dos gigantes vieron cómo sus caminos transcurrían en paralelo. Marc Bolan llegó primero a la cumbre, pero David se quedó allí para siempre mientras su rival, por intentar ajustarse la corona, perdía fuelle tras unos cuantos años en los que parecía tener una varita mágica a la hora de componer. Solo así puede explicarse que un artista encadene tres discos como «Electric warrior», «The slider» y «Tanx». Y a la calidad le acompañaba el éxito, que en se momento era arrollador. La prensa llegó a acuñar el término «Trexstasy» como respuesta a la Beatlemania. El Glam Rock, con su pintura, con su ambigüedad y con el sonido característico de T. Rex había llegado para quedarse en lo más alto.

Pero aquello no fue eterno, y los problemas personales de Marc cada vez afectaban más a su carrera. Los más cercanos a él recordaban que le pudo el ego, y ni siquiera fue capaz de tratar a los que le querían como se merecían. Tras tocar la gloria con tres obras maestras indiscutibles su fórmula parecía agotarse, y sus discos, menores si los comparamos con ellos, no tenían éxito comercial.

Bowie era más inteligente y supo dirigir mucho mejor su carrera. Bueno, en realidad era mucho mejor que Marc y que cualquier otro artista al que le podamos comparar. El Duque Blanco, que había sido telonero del pujante Bolan en su mejor momento y compartía productor con él –Tony Visconty– supo conquistar al público con «Hunky Dory» y desde ese momento todo fue en ascenso. Y en esa subida se cruzó con el jefe de T. Rex que se encontraba en plena caída. A Bolan, que era tremendamente ambicioso y que ya sabía lo que era estar en la posición de privilegio, le mortificaba que su amigo –y rival en las listas de éxitos– le hubiera adelantado de esa forma, aunque cuando intentaba reflotar su carrera fue el propio Bowie el que le echó un cable participando en «Marc», el show televisivo de Bolan en Granada TV. Habían compuesto juntos la canción ‘Sleeping with you’, y juntos tenían que interpretarla. Pero Marc se cayó mientras cantaba, porque el escenario era demasiado estrecho para los dos, todo muy simbólico, por cierto. No se hizo practicamente nada, pero las heridas las llevaba por dentro.

Aquella es la última imagen vivo de Marc Bolan ya que tres días después, un accidente de tráfico acabó con su vida a los 29 años de edad. Muy triste todo. Aquella noche, la de su reencuentro con un Bowie pletórico y triunfante, la terminó llorando en los camerinos porque nada había salido como él quería.

Para Bowie, la muerte de Marc se convirtió en una pesadilla. Se volvió literalmente paranoico. Recordaba que, en una ocasión una gitana le había leído la mano y en sus predicciones había visto las muertes de Hendrix, Bolan y la suya. Empezó a tener miedo absolutamente de todo, pero siguió adelante. Estábamos en 1977 y a él todavía le quedaban por escribir miles y miles de páginas de una trayectoria gloriosa.

 

 

Jayne County y The Dictators: El día que Wayne pudo matar a Richard

Lo que sucedió aquella noche marcó la carrera de los Dictators. En el CBGB tocaba Wayne County, que al subr al escenario travestido se convertía en Jayne, uno más de los artistas habituales en los garitos de aquella Nueva York en crisis que hervía a golpe de rock and roll.

El otro protagonista era Richard «Handsome Dick» Manitoba, vocalista de los Dictators, al que le gustaba el show de County y que había acudido con sus amigos del Bronx dispuesto a divertirse, con todo lo que ello implicaba. Dicen que Manitoba estaba muy excitado aquella noche y con sus formas escandalosas y su jerga provocativa se dirigió a Jayne utilizando el término «maricón». En el escenario, el artista, hasta arriba de speed, estaba muy mosqueado por escuchar una palabra que no soportaba, eso y un movimiento extraño de Richard acercándose al escenario –luego aclaró que se dirigía a los baños– desató la tormenta.

County decidió darle con lo primero que encontró, que obviamente era el pie de micro. De forma contundente y cargado de rabia golpeó en el hombro a Manitoba, que cayó sobre las mesas gritando para incorporarse como buenamente pudo, y ahora sí, subir al escenario a zanjar a golpes el malentendido. El resultado: dos personas revolcándose por el suelo bañados en sangre.

La siguiente escena es la de Richard en la acera de la calle tras ser expulsado del local. Sus colegas le llevaron al hospital, tenía la clavícula fracturada, múltiples heridas y un pie de micro había pasado a unos centrímetros de su cabeza en lo que hubiera supuesto, probablemente, su muerte. Sin embargo, el titular que resumía para la gran mayoría lo sucedido aquella noche era que el cantante de los Dictators había agredido a County.

Digamos que lo ocurrido dividió a la escena en dos. Lo malo para los Dictators es que la división consistía en que ellos estaban en un lado y el resto en contra, de manera que no eran buenos tiempos para ellos, con Manitoba en el hospital teniendo que hacer frente a una importante factura médica y el grupo rechazado en todos los clubes, que tomaban partido por Jayne County. Tan lejos fue la cosa que lo más granado de aquella hornada participó en un homenaje a Jayne en el que se condenaba la «agresión homófoba» de Richard al tiempo que se recaudaban fondos para posibles gastos de abogados. Allí estuvieron Patti Smith, Blondie, New York Dolls o Suicide, entre otros. Como contaban los propios Dictators en “Por favor mátame: La historia oral del punk” (Legs McNeil y Gillian McCain, editorial Discos Crudos 2006), algunos les pidieron perdón tiempo después, pero no cabe duda de que aquellos debieron de ser días muy duros para los del Bronx. Según cuenta en ese mismo libro, tiempo después Wayne recordaba su confuso estado mental de aquella noche y reconocía que había malinterpretado a Manitoba. Poco a poco volvió la normalidad y los Dictators pudieron reincorporarse al circuito, pero lo ocurrido aquella noche y la lectura que se hizo después les perjudicó mucho. La pelea se convirtió en leyenda, una más de la ciudad, en aquel tiempo en el que tanto abundaban.

 

 


Nirvana y Guns N’Roses: Dos formas opuestas de entender la vida

Es difícil imaginar dos personalidades más opuestas que las de Kurt Cobain, tímido y agobiado por el estrellato, y Axl Rose, estrella del rock megalómana de manual. Tanto que los líderes de Nirvana y Guns N’Roses parecían condenados a terminar chocando.

Cuando los de Seattle irrumpieron en las listas en 1991 cambiándolo casi todo, el rock de los angelinos dominaba el mundo, por lo menos el del rock. La irrupción del trío de Cobain no puso en peligro la posición de los Guns, claro, había sitio para dos superbandas, pero sí cambió la prioridad de las discográficas, de manera que encontrar a los próximos Nirvana sustituyó el gran empeño del A&R de turno que, hasta ese momento, había sido dar con los nuevos Guns n’ Roses. Pero Axl y su ego no parecieron darse cuenta de que Nirvana no eran solamente unos chicos que habían dado el pelotazo con ‘Smells like a teen spirit’ y decidió ayudarles como si de unos hermanos pequeños se tratase. Debía estar muy ciego para no reparar en que, para Kurt, él representaba justamente todo lo que odiaba y de lo que huía como la peste. Por eso los chicos de Nirvana no comprendían que Rose les quisiera incluir en su gira como teloneros o en aquel triple cartel que hubieran completado Metallica. Por su parte, el de Indiana tampoco entendía que el mundo alternativo les considerara poco menos que el gran enemigo. A sus ojos, él también había sido alternativo y había situado el Hard Rock en todo lo alto cuando antes de 1987 nadie hubiera apostado por un grupo como el suyo. También había nadado a la contra.

Y así fueron surgiendo los desencuentros. Algunas veces de forma literal, como aquella en la que Axl quería acceder a la zona de camerinos tras un concierto de Nirvana para conocer a Kurt y este tuvo que salir por la parte de atrás para no encontrarse con él. Quería ahorrarse el mal trago de dejarle claro que no quería, no ya que los presentaran, sino estar un segundo en la misma sala. Pero al final se encontraron.

Se dice que la pelea formal entre Rose y Cobain tuvo su punto de partida el nueve de septiembre de 1992. Aquel día se celebraba la gala de entrega de los MTV Music Awards y por allí estaban Kurt y su gente más cercana esperando cuando pasó a su lado Axl junto a su novia, Stephanie Seymour. Entonces, Courtney Love le preguntó a Axl de coña si quería ser el padrino de su hija. La reacción del vocalista del pañuelo en la cabeza fue decirle a Kurt: «Calla a tu perra o te hago lamer el suelo», una frase tras la que todo el séquito de Nirvana se partió de risa.

El propio Kurt recordaba los hechos y afirmaba que Courtney no había dicho nada malo ni había provocado a Axl, así que se volvió hacia ella y se limitó decir en un tono pretendidamente serio: «Cállate, perra» y todos se volvieron a reír. Dice Kurt que actuó como se supone que un tipo como Axl cree que tiene que actuar un hombre, y la escena dice mucho de lo radicalmente diferentes que eran.

Aquella misma noche, la escultural Stephanie le preguntó a Courtney si era modelo, se supone que para burlarse de ella, a lo que Love le respondió con otra pregunta: “¿Eres tú neurocirujana?” Definitivamente, en cuanto a humor hablaba el mismo idioma que Kurt.

A partir de ese momento, se sucedieron los cruces de declaraciones y las distitnas versiones de lo ocurrido el día de autos, y otro miembro de Nirvana como Dave Grohl también se burló en más de una ocasión de Guns N’ Roses y su peculiar vocalista. Y Courtney, siempre Courtney, no hizo sino agudizar el enfrentamiento. Ella, que tenía una lengua tan larga como la de Axl, tampoco rehuía el choque. El resultado es que ambos se obsesionaron el uno con el otro, incluso una vez desaparecido Kurt. Tanta era la inquina que se tenían que cuando Axl estaba trabajando con Jim Barber en las primeras sesiones de «Chinese democracy» le hizo salir del estudio. Como en el pasado había trabajado con Courtney, el vocalista estaba convencido de que sentía allí la energía de su gran enemiga y sostenía que no podía trabajar en esas condiciones.

Anterior entrega: Rivales del rock (I).

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