Punto de partida: Vikxie y The Black Crowes

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«A veces hay música que te toca desafiando toda ley natural»

 

En plena adolescencia le llegaron los Black Crowes a Vikxie, y aquella irrupción le marcó tanto al chaval de Alameda de Osuna que aún recuerda cómo trataba de desentrañar los misterios de la guitarra entonces. Tras ello empezó con Malahierba, compartiendo filas con Leiva, vivió diez años en Inglaterra, regresó a España con el sobrenombre de Vikxie y debutó en solitario, allá en 2009, con el disco Con la suerte en los talones. Tras él llegaron Por arte de magia (2011), Algo está cambiando (2013) y Adrenalina (2016). Siempre enredado entre canciones, hace apenas un mes que estrenó su nuevo single, “Street fighter”, en el que se retrotrae a los años ochenta, acompañado de Hotel Flamingo. Ahora se prepara a conciencia para su próximo directo: el 7 de diciembre actuará con toda su banda en Madrid, en la sala Galileo, todo un templo en la ciudad. Antes, Vikxie se pasa por nuestro Punto de partida para contarnos, de su puño y letra, cómo empezó todo y cuál fue el disco que le cambió la vida: el segundo trabajo de los Black Crowes, The Southern Harmony and Musical Companion.

 

The Black Crowes
The Southern Harmony and Musical Companion
DEF AMERICAN, 1992

 

Texto: EFE EME / VIKXIE.

 

Es difícil decidirse por un solo disco, ya que en varias ocasiones de mi vida han aparecido artistas que con sus trabajos me han abierto los ojos y oídos en nuevas direcciones y sonidos. Dicho esto, tendría que elegir The Southern Harmony and Musical Companion de The Black Crowes, editado en 1992 cuando tenía 14 años.

En aquel momento ya conocía a bandas como Beatles, los Stones, Led Zeppelin, Eagles, Eric Clapton, Guns ‘N Roses, Jimmy Hendrix, The Doors… y muchos más, pero mi capacidad con la guitarra era aún muy limitada y esas bandas me resultaban dificilísimas de tocar y de comprender, porque todavía no entendía mi instrumento.

Con el descubrimiento de los Black Crowes, y ese disco en particular, que está grabado en directo pero en el estudio —es decir toda la banda tocando juntos y con pocos trucos de producción—, reconocía el blues, el country y el rock sureño, además de esos sonidos de guitarra que mucho se parecían a lo que ocurría en nuestros ensayos: guitarras que no sonaban muy allá, solos de guitarra que parecen más improvisados que otra cosa… Reconocí el feeling de una banda de músicos que tocan juntos, lleno de pequeñas imperfecciones, la química por encima de la perfecta ejecución o producción… y ese look hippie setentero que tanto conectaba conmigo.

Ese disco lo he comprado unas ocho veces, y siete se lo regalé a alguien para que se lo llevase y flipase tanto como yo, aunque no creo que les sucediese igual que a mí. A veces hay música que te toca desafiando toda ley natural.

Los Black Crowes son una banda que ha seguido sacando discos brutales que me encantan, y sigo escuchándolos. A lo largo de mis canciones hay pequeños momentos donde mi forma de tocar y componer tiene influencias de aquello. Claro, que hay cientos de bandas que me gustan e influyen, y, por supuesto, entre las de habla hispana no me puedo olvidar de los Tequila, Leño y posteriormente Los Rodríguez. Todos ellos me enseñaros que ese rock and roll británico o americano se podía hacer en castellano con elegancia, y hacerlo nuestro.

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