Punto de partida: Soledad y Joan Manuel Serrat

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«Siempre que me pongo a componer me guío mucho por lo que dicen sus canciones, por sus mensajes, por la manera en que lo dice»

 

Atesora ya más de dos décadas de trayectoria como cantante y diecinueve discos a sus espaldas, el último de ellos titulado Natural, editado hace solo unos meses. Un álbum en el que Soledad Pastorutti vuelve a la música de raíz latinoamericana pero con una vuelta de tuerca realizada junto a su productor, Nico Cotton, y con la colaboración del músico Leo Sujatovich en los arreglos. Un sugerente trabajo que nos lleva a preguntarnos dónde comenzó la música para ella, qué disco marcó su vida para siempre. Y Soledad, criada en la pequeña localidad de Arequito, en Santa Fe, Argentina, confiesa que se quedó fascinada el día que descubrió a Joan Manuel Serrat con el disco En directo. Ella misma nos cuenta cómo fue.

 

Serrat
En directo
ARIOLA, 1984

 

Texto: SOLEDAD / EFE EME.

 

El disco yo no lo compré, lo compró mi papá y de alguna manera fue heredado. Es el disco de Joan Manuel Serrat en directo, con un repertorio maravilloso, que recuerdo que empezaba con el sonido ambiente del público y un vendedor ambulante que decía: «Hay caramelo, chicle, no sé qué», y siempre me acuerdo de eso. Además, que sigue siendo uno de mis discos de cabecera.

Supe de él por mi papá, porque cuando yo era muy chica no había acceso en mi pueblo de 7.000 habitantes a una tienda de discos, ni siquiera manejaba dinero como para comprarme discos, entonces, todo el acceso que tenía a la música o a cualquier otra cosa de ese estilo era a través de mis papás, a través de lo que ellos tenían y yo curioseaba.

La única radio que había en casa era una radio fija puesta arriba de la heladera, que al encenderla solamente te daba la posibilidad de escuchar la radio del pueblo, que se llamaba Radio 96.5, la primera radio de Arequito, que es el nombre de mi pueblo. En esta radio pasaban mayormente música folclórica y tango, y muy poco de música internacional o de otros países, pero dentro de lo poco que pasaban, Serrat era uno de los artistas elegidos y yo lo escuchaba todo el tiempo.

En cuanto a la tele, teníamos solamente la posibilidad de ver dos canales de la ciudad de Rosario, la ciudad más importante cercana a mi pueblo, que eran Canal Tres y Canal Cinco, que solamente a ciertas horas pasaban música, y como éramos muy niñas mi hermana y yo, no teníamos acceso a elegir demasiado qué se veía en casa, debido a que el televisor no formaba como ahora parte de la mayoría de las horas de la vida de las personas. Era un momento en familia para ver televisión y nada más.

¿Qué tiene de especial? No lo sé. Hoy sí sé que tiene de especial ese disco, las letras, la poesía, la musicalidad, que le habla a cosas a las que yo quiero hablarle cuando canto. Pero en aquel momento no sé si era tan consciente de poder desmenuzar esas letras. No sé si las entendía por completo, pero me impactaban igual.

Me impactaba que hablase del pueblo blanco, que yo no sé por qué sentía que era mi pueblo. Me impactaba que hablase de la libertad. Me impactó mucho, por supuesto, la canción “Mediterráneo” y, aunque no viva cerca del mar, es una canción que le cantaría a mi pueblo de todas maneras.

Y una de las canciones que me hacían emocionar mucho era “La saeta”. Después él le cantaba otra canción, creo que en catalán, que era como un pedido de disculpas al mar [“Plany al mar”], por todo lo que hacíamos mal en este mundo, por lo mal que cuidábamos al planeta y a las cosas que Dios nos regaló. Pero, a mí, de ese disco todo me gusta. “De vez en cuando la vida” me parece una maravilla y también me impactaba. Cuando canta la versión de “Cambalache” y todo lo que dice previamente me pegaba muchísimo. Es mi disco más querido, más preciado, desde que empieza hasta que termina.

No sé si es el mejor disco de Serrat, pero sí estoy convencida de que es uno de los mejores, en cuanto al repertorio y a su momento como artista. Además, me gustan mucho los discos en vivo, que son mucho más cálidos siempre, tienen esta cosa del público compartiendo y cantando las canciones.

Lo sigo escuchando, por supuesto, sigue siendo un ídolo para mí, un referente. Sigue siendo un lugar al que vuelvo todo el tiempo. Dejó una huella en mi obra, en mi forma de encararla, sobre todo en estos últimos años, donde siento que mi obra tiene otra madurez. En la adolescencia, cuando empezó mi carrera artística, creo que todavía me faltaba mucho por crecer, por entender, para lograr llevar algo de esa obra de Serrat o de esas canciones a mi disco.

No descarto algún día cantar una de esas canciones como parte de mi repertorio, y siempre que me pongo a componer me guío mucho por lo que dicen sus canciones, por sus mensajes, por la manera en que lo dice, por los poetas que ha elegido, porque no todas las canciones que canta son de él. Y por ese compromiso social que además tiene en sus canciones, y el amor que está siempre presente en todas sus formas.

También fue el camino hacia otros discos. Gracias a él descubrí a muchas otras personas. Por ejemplo, a Sabina, que hasta entonces no lo conocía, y por supuesto que también indagué en muchos otros artistas de esa época, como Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y toda la gente que en aquel momento hizo música y le cantó a un determinado momento del mundo, de las generaciones que han tenido un compromiso muy grande. Y también, a partir de ese disco, pude tener otra visión y otro carácter crítico frente a otras obras.

Gracias a Serrat pude sentirme muy acompañada en mi elección musical con respecto al folclore argentino, revaloricé muchísimo mi música escuchándolo a él.

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