Pellejos, de Alba Álvarez

Autor:

LIBROS

«¿Cómo puede saber llevar las frustraciones de manera tan fragante a un papel?»

 

Alba Álvarez
Pellejos
CATEDRAL, 2022

 

Texto: CÉSAR PRIETO

 

Siempre es una alegría saludar a una nueva autora. Suelen ser jóvenes y con una voz nueva, y las voces nuevas —si son maduras a la vez— siempre son sorprendentes, y uno de los valores en literatura —no el más importante, no el único— es la sorpresa. Todo esto viene a colación por el primer libro de Alba Álvarez, viguesa y poseedora de un mundo propio, un mundo de seres, mujeres básicamente, desvalidos, que se enfrentan al mundo sin ninguna arma. Las han perdido. Se las han quitado.

Es una buena colección de cuentos en las que algunos destacan sobre otros. En “Segunda adolescencia” Carmen vuelve de comprar flores el día de su quincuagésimo cumpleaños y se encuentra que su marido, un respetado profesor universitario de Derecho, ha fallecido en circunstancias no del todo dignas. Su sobrina, que acude a casa con frecuencia, hace despertar en ella el deseo de vivir la adolescencia que no tuvo. Se abre una relación vampírica entre ellas.

Un conflicto que, como es preceptivo, ha de aparecer en todo texto narrativo. En “A picotazos” la protagonista ha dejado su ambiente social para dedicarse al sexo por internet. Hay un conflicto detrás. En “No hablar”, la protagonista tiene un amante, pero no quiere dejar a su novio. Hay un conflicto detrás. En “La piscina” una niña de seis años, regordeta y torpe, no quiere ir a la piscina. Hay un conflicto detrás que se resuelve con justicia poética. En “El molino”, una mujer mayor regresa a la aldea donde fue niña. Hay un conflicto.

Y estos conflictos se llaman soledad, una soledad que nos atenaza y expulsamos a golpes. Así es. Nuestras frustraciones se resuelven a golpes. Como las de la protagonista de “Constelaciones” que se hiere, quizás para sentirse viva y para que el relato acabe en sangre. O puede darse el caso contrario, que las mujeres se maquillen, con todo el catálogo de exfoliantes, cremas dermoprotectoras y sombra de ojos. No salen bien paradas las mujeres. No encuentran lo que buscan, aunque a veces tienen muy claro eso que buscan, otras veces no. Aunque los hombres también se presentan como seres despreciables.

Y esto lo resuelve de maravilla la joven escritora. Sabe trasladar a la página, y por tanto al lector, esa sensación de angustia que experimentan los personajes, vive con ellos, se atenaza con ellos hasta llegar al malestar. Alba Álvarez no tiene treinta años, ¿cómo puede absorber de forma tan clara las frustraciones? ¿Cómo puede saber llevarlas de manera tan fragante a un papel? Pulso literario, así es como se llama.

Anterior crítica de libro: Los 100 mejores discos del soul, de Luis Lapuente.

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