Parc, de Ferran Palau 

Autor:

DISCOS

«Prima de nuevo la poética de la sensualidad a cámara lenta»

 

Ferran Palau
Parc 
HIDDEN TRACK, 2021

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

El gran mérito de Ferran Palau es haber clavado, en una trilogía que tiene su tercer vértice (es complicado decir si necesariamente el mejor) en este Parc, un sonido que responde a unas coordenadas muy propias, sugiriendo eso tan complicado que es —para cualquier músico—hacer de tu propia fórmula casi un estilo. Que el género seas tú mismo, vaya. Comenzó con Blanc (2018), continuó con Kevin (2019) y ahora remata con nueve canciones que fluyen, si acaso, algo más orgánicas y directas, apelando con más soltura si cabe a un público más amplio (una atmósfera algo más jazzie), por mucho que en un corte como “Amor” se permita una licencia que podría considerarse hasta cierto punto aventurada, como «apitufar» a conciencia su garganta, en línea con el emborronamiento de la personalidad —y de las barreras de género— que tanto luce últimamente gracias a la tecnología aplicada a las voces.

Repite, cómo no, su primo Jordi Matas a la coproducción, también bastión fundamental de su directo y pieza esencial en los últimos discos de El Petit de Cal Eril, prácticamente la némesis de Palau en esto que alguien tuvo la feliz ocurrencia de ligar con la metafísica, aunque solo fuera como un ardid de etiquetaje.

Prima de nuevo la poética de la sensualidad a cámara lenta, de esa fragante parsimonia que puede ubicarse entre el bedroom pop más sensitivo y la ortografía urbana menos disruptiva —el tacto que puede limitar con un rhythm and blues contemporáneo de baja fidelidad—, sin dejar de lado su pujante querencia por las bandas sonoras de algunas películas de los años ochenta (de terror y de ciencia ficción, como los Survive que facturaron la banda sonora de Stranger Things), un aspecto secundario pero que emite destellos evidentes en los primeros compases de “Perdó” o en todo “Més enllà”. Admira, en todo caso, la capacidad de Palau para seguir haciendo tanto con tan poco. El suyo es el arte de lo conciso, sin duda. Y sigue en racha.

Anterior crítica de discos: El tsunami emocional, de Luis Prado.

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