On sunset, de Paul Weller

Autor:

DISCOS

«Apenas importa a qué palo de la baraja le apetezca jugar, porque todo acaba sonando estrictamente a Paul Weller»

 

Paul Weller
On sunset
POLYDOR, 2020

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

El mojo. El duende. El roll. El groove. Y lo que es tan importante (o más), el hambre. La capacidad también para conservar intacta esa voz de timbre negroide que solo se abre cuando tiene algo realmente importante que decirnos. Esa garganta que transmite veracidad, credibilidad, oficio. La de quien hace muchísimos años que no tiene nada que demostrar. Parece un milagro, pero todo eso es lo que consigue preservar el ilustre modfather tras casi tres décadas de trayecto en solitario y nade menos que quince álbumes de estudio. Que se dice pronto.

Con cada arreglo en su sitio. Sin necesidad de remitir más de la cuenta ni al soul blanco de The Style Council ni a su receta más tradicionalmente rythm and blues ni a los brotes electrónicos de algunas de sus entregas de este mismo siglo, sino a la vez un poco a todos ellos —e incluso también al vodevil típicamente británico—, que por algo está ahí Jan Kybert (supervisor de Saturns pattern, en 2015) a la producción. Tan eficiente cuando quiere mostrarse íntimo como cuando se pone expansivo. Tan convincente en las baladas que supuran honesto sentimentalismo como a la hora de marcarse una suite de ocho minutos y diferentes pasajes instrumentales para abrir el álbum. Con un par. Porque él lo vale. Paul Weller ha llegado ya a ese punto en el que apenas importa a qué palo de la baraja le apetezca jugar, porque todo acaba sonando estrictamente a Paul Weller. Como esos —raros: es un club pequeño— artistas que se pueden permitir hacer de su música un género en sí mismo.

Anterior crítica de discos: MTV Unplugged, de Liam Gallagher.

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