Obsidian, de Naomi Sharon

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DISCOS

«Un viaje sensual a través del renacimiento, la espiritualidad y la nostalgia, un disco que reconforta desde la vulnerabilidad que muestra su responsable»

 

Naomi Sharon
Obsidian

OVO SOUND, 2024

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Una única palabra: Sade. Con ella bien podemos ubicar el debut de la holandesa de Rotterdam, con raíces en las islas caribeñas, Naomi Sharon. Y no es la única artista reciente que deja entrever en sus canciones la influencia de la nigeriano-británica, algo que también trasluce, aunque más parcialmente, en la obra de Britti, Tinashe, Jessie Ware, Jhené Aiko, Khalid, Yuna, Kali Uchis, Washed Out…

De hecho, Naomi Sharon cita como sus artistas favoritos a Sting, Stevie Wonder, Eva Cassidy, Marcus Miller y Sade, aunque la influencia de los cuatro primeros es mucho menos evidente en su música. “Definition of love”, la canción que lo abre, encajaría sin problemas en cualquiera de los discos de Sade, y así sucede con buena parte de los doce que le siguen (como, por ejemplo, “Time and truth”, “Myrrh”, “Holding in place” o “Lucid dreamer”), siendo la excepción más clara “Push”, que se acerca al afrobeats —no confundir con el afrobeat— de moda en varios países africanos y en el que se acompaña del cantante nigeriano Omah Lay.

Obsidian aparece editado en el sello del rapero y megaempresario canadiense Drake, siendo Sharon, de hecho, su primer fichaje femenino. Superando una etapa complicada en su vida, el debut de Sharon es un viaje sensual a través del renacimiento, la espiritualidad y la nostalgia, un disco que reconforta desde la vulnerabilidad que muestra su responsable y protagonista hablando de temas terrenales y universales como el amor, la tristeza o las despedidas.

Anterior crítica de discos: Podría dibujarte si quisiera, de Francisco Nixon.

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