Objeto de Deseo: Buenas Noches Rose

Autor:

Buenas Noches Rose
“Buenas Noches Rose”
MADISON, 1995


VALOR: 70 Euros (vinilo)



Una sección de VICENTE FABUEL.


Quince años tras la publicación de su homónimo álbum de debut, en 1995, el ex cantante de Buenas Noches Rose, Jordi Skywalker Piñol, ha regresado hace un par de meses con nuevo disco. La singularidad de su huida del grupo que lo dio a conocer, doce años hace ya de ello, ha disparado cierta atención mediática sobre un tipo capaz de abandonar un proyecto que en apenas tres años había conseguido primerísimo plano en la escena rockera madrileña más underground de la época. Los fans del grupo continúan lamentando los motivos de la huida, pero si Jordi ha dicho, más o menos eufemísticamente, que su frontal rechazo al mundanal ruido lo hizo por amor, por cultivar la tierra usando compost fertilizante hecho con su propios excrementos o por aliviarse recorriendo en burro el trayecto de la Bretaña francesa a Andalucía durante tres años (¿?), nadie habrá podido negarle su derecho a la particularidad, extravagancia o esnobismo. A su elección.

Por estas y otras razones más musicales, entre las que no habría que excluir que el inicial «line-up» del grupo contara además con personajes hoy bien populares (1), este primer disco de los madrileños Buenas Noches Rose ha devenido en un pequeño mito popular del rock eléctrico de los años 90. Las referencias a Led Zeppelin, Stones, Black Crowes e incluso los Faces empezaron a revolotearles, también las de Leño y Burning, tan certeras como fácilmente etiquetables, muy de por fuera, ya que el punto personal del grupo era trasmitir la extraña sensación de estar ungidos por una energía instintiva más allá del ardor juvenil que se espera de unos chavales de barrio. Igualmente chocaba la rotundidad de sus textos, pese a cierta ligereza, dotados de un prurito de concreción y exactitud que los hacía marcianos en un planeta de naderías.

No tardaron en presentarse usando el mismo nombre del grupo para titular el primer single extraído del álbum: el tema ‘Buenas noches Rose’ se abría con un breve speech novelty de voz infantil adelantando una de las estrofas que entronizaría al grupo: “Meneo mi guitarra, rompo lo que quiero, yo soy el que paga …”. No diré que al oírlo por vez primera me acordara de la mítica intro que abría el segundo single de Burning (2), épocas tan distintas, alientos artísticos tan alejados… porque tan difícil resultaba negarles una cierta elegancia suburbial declarando sus intenciones enmarcadas por el pertinente y ácido riff de guitarra, como recordar el sonrojo que su escucha debió de producir a más de un comprador de discos Elefant. Sin duda.

Grabado en Rávena (Italia) por no se qué dislate de su modesta compañía grabadora, la desaparecida discos Madison, un efectivo boca a boca hizo que el disco llegase a vender más de 7.000 copias sin que nadie menease un solo dedo, propiciando su rápido fichaje por la multinacional BMG, ya otra historia. Pero el primero de los tres discos que Buenas Noches Rose llegó a grabar (3), inopinadamente un seductor maridaje de tópicos de rock glam y stoner servidos por un descaro adolescente por momentos entrañable, se ha encontrado un poquito con el mito y la leyenda, aunque éstos sean de andar por casa. De modo que este vinilo iniciático –de llevar incluido el comic “Lisérgia” que acompañaba al vinilo, y que también explicaría otra de las facetas del grupo– ha terminado por convertirse en un preciado objeto de deseo. Un deseo de suburbio.

NOTAS:

(1) En la primera formación de Buenas Noches Rose figuraban Rubén Pozo (ahora en el dúo Pereza) y Alfredo Fernández Alfa (ex Perros de Paja y ahora en Le Punk).

(2) “Yo me lo he leído to y no me he enterao de na … ¡Viva el rollo!” era el speech inicial que abría el corte ‘Rock & Roll’ de Burning, cara B del single ‘Like a shot’ (Movieplay, 1975). La voz pertenecía a su productor, Gonzalo García-Pelayo, y en su día se entendió como una orgullosa declaración de principios que se rebelaba contra la sofisticación imperante en el rock internacional frente a la espontaneidad del rock urbano de suburbio, y que en cierta forma preludiaba el advenimiento del punk. Un año antes, en 1974, los Stones habían publicado el single ‘It’s only rock & roll (but i like it)’, quizá dotado de parecido significado. La introducción del tema de los Buenas Noches Rose estaba hablada/cantada por Elsa Pinilla (¿la hija del productor del disco, Pablo Pinilla?). Francamente, además de quedar resultona, no se me ocurre ninguna significación especial. Tiempos modernos.

(3) La discografía completa del grupo, únicamente la primera de ellas en vinilo, consta de las siguientes referencias:
“Buenas noches Rose» (Discos Madison, 1995)
“La danza de araña» (BMG/Ariola, 1997)
“La estación seca” (Arte Bella, 1999)


Anterior entrega de Objeto de Deseo: Mi Generación.

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