Muere el gran Lee «Scratch» Perry, iluminado, pirómano y perezoso

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Lee «Scratch» Perry, en 2016. Foto: Pitpony.photography/Wikipedia

 

Texto: LUIS LAPUENTE.

Hoy, 29 de agosto, ha fallecido Lee «Scratch» Perry, en Kingston (Jamaica), a los 85 años.

Rainford Hugh Lee «Scratch» Perry, también conocido como «Pipecock Jackson», «The Mighty Upsetter», «Litte Lee» y «The Rockstone», fue un tipo genialoide y excéntrico, a quien no le dolieron prendas en pregonar públicamente su aversión al trabajo y su encendida pasión por el dominó, juego en el que llegó a destacar con maneras de campeón y cuyos secretos técnicos le mantuvieron ocupado durante la mayor parte de sus años escolares. Siempre al borde del desequilibrio mental, y algunas veces un paso más allá del borde, Lee Perry es también ya, y sobre todo, una genuina leyenda de la música popular jamaicana, el mayor y más brillante visionario, el productor e ingeniero de sonido más original y prolífico de la historia del reggae y una de las figuras capitales de la música popular de las tres últimas décadas.

 

De Kendal a Kingston

Lee Perry sostuvo diferentes versiones, a cual más disparatada, acerca de sus orígenes. Desde que había nacido en el planeta Júpiter o en algún lugar indeterminado del cielo, hasta que provenía de África o que su cuerpo fue el resultado de la abducción por unos alienígenas de un cadáver indocumentado. Sin embargo, Ina Davis y Henry Perry afirman un origen bastante más prosaico: su hijo nació en Kendal, un pueblecito rural del interior de la colonia británica llamada Jamaica, el tercero de cuatro hermanos, el viernes 20 de marzo de 1936, en un ambiente de extraordinaria pobreza.

Maltratado en el colegio por profesores y compañeros, a causa de su baja estatura y de sus ideas excéntricas, se las apañó para evadirse alimentando sus dos grandes aficiones: el dominó y la música de baile. A principios de los años sesenta se afincó en los suburbios de Kingston, donde conoció al productor y empresario Coxsone Dodd, dueño del legendario Studio One, uno de los templos de la música jamaicana. Enseguida empezó a escribir canciones para artistas protegidos de Dodd, como el gran Delroy Wilson, al tiempo que grababa algunos acetatos a su nombre y ejercía labores de productor e ingeniero de sonido. Enfrentado a cara de perro al otro pupilo de Dodd, Prince Buster, Perry terminó abandonando el Studio One para trabajar con otros popes del género, como su amigo y compinche Clancy Eccles o el malogrado Joe Gibbs, con quien firmó uno de sus himnos seminales, titulado “The Upsetter”.

En 1968, Lee Perry se independizó, fundó su propia compañía, Upsetter Records. Meses después, produjo un puñado de grabaciones esenciales en la carrera de Bob Marley & The Wailers (entonces sólo The Wailers), luego editadas en Occidente bajo diferentes títulos; trabajó con otros gloriosos pioneros del reggae (Dave Barker, Dennis Alcapone, Big Youth, Junior Byles, U Roy, Dr. Alimantado, Dillinger, Augustus Pablo, King Tubby) y fue preparando el camino que culminaría en la apertura del famoso estudio de grabación Black Ark, la Meca del reggae clásico.

 

De Kingston a Zurich

Fue en 1974 cuando Peery inauguró el estudio Black Ark en la trastienda de un local situado en Washington Gardens, Kingston. Allí, con una rudimentaria mesa de cuatro pistas y muchísima imaginación, tomaron forma los peculiares métodos de grabación del mago. A Perry le gustaba convertir las sesiones con los artistas en memorables festejos sembrados de risas, palmas, gritos, ecos selváticos, samples a cual más original, humo y enormes petardos de ganja (marihuana). Entre sus más celebradas excentricidades se cuentan la de limpiar los cabezales de las grabadoras con su propia camiseta o la de rociar las cintas en movimiento con el humo de la ganja, en su afán por captar todos los detalles del sonido mágico, sucio y único que atesoraban las paredes mugrientas de Black Ark: «Yo hice rock jamaicano, y no puedes etiquetar mi música porque no había ninguna otra que sonara como ella. Nunca desperdicié mi tiempo con estupideces. Lo llaman reggae, pero sólo por intereses políticos y económicos». De aquel fabuloso maremágnum salieron discos irresistibles como Dub revolution (Lee Perry & The Upsetters), War Inna Babylon (Max Romeo), Polices and thieves (Junior Murvin) o The heart of the Congos (The Congos). Pero lo que hoy consideramos magistral (recopilado en el triple cedé Arkology, una antología imprescindible), entonces no funcionó comercialmente y un buen día del año 1980, Perry le prendió fuego a sus estudios y emigró al Reino Unido, donde sus discos siempre fueron bien recibidos, distribuidos por Trojan, y donde contaba con una legión de seguidores, entre ellos, los productores Adrian Sherwood y Mad Professor.

Mimado por el público europeo, Lee Perry conoció en uno de sus viajes a Kingston a Mireille Ruegg, una millonaria suiza, fanática del reggae y exnovia de Max Romeo, con quien compartía numerosas creencias y aficiones (su odio por los impuestos, su rara espiritualidad, su desmedido interés por la vida extraterrestre, los platillos volantes y la ufología en general). El 30 de noviembre de 1991, Mireille y Perry contrajeron matrimonio en un templo de Hare Krishna de Zurich, con Adrian Sherwood como padrino. Apartado del alcohol, semivegetariano, Perry instaló su nuevo estudio de grabación, denominado Blue Ark (“el laboratorio secreto”) en los sótanos de la lujosa mansión familiar, en un barrio residencial situado junto al Lago Zurich.

Desde entonces, no dejó de publicar discos más o menos brillantes o paródicos, y alimentando su leyenda con conciertos disparatados y declaraciones que remedaban al Dalí más ególatra y estrafalario: «Me siento impulsado para continuar por un camino sólo si ese camino me proporciona los dividendos correspondientes. Tuve que cerrar las puertas del reggae y prostituir mi música cuando me di cuenta de que había creado a Frankenstein y que éste quería devorarme. Ahora sé que Frankenstein ha vuelto para pedirme que salve al reggae, pero yo soy más grande que él, porque yo le creé».

El año 2000, el periodista especializado David Katz publicó en la editorial escocesa Payback Press la biografía definitiva de Lee Perry, con el título The genius of Lee ‘Scratch’ Perry-People funny boy.

Lee Perry ha muerto el 29 de agosto de 2021, domingo por la mañana, en el hospital Noel Holmes de Jamaica, por causas aun no reveladas.

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