Más motivos (y canciones) para reivindicar a La Cabra Mecánica

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Con motivo de la vuelta a los escenarios de La Cabra Mecánica y la reciente reedición de uno de sus discos más venerados, Vestidos de domingo, la banda de Lichis se encuentra de nuevo en plena actualidad. Es el momento de celebrar su obra y Sergio Almendros lo hace recorriendo alguna de sus joyas más ocultas y a la vez valiosas.

 

Selección y texto: SERGIO ALMENDROS.

 

Durante buena parte de su carrera en solitario, Lichis renunció de forma frontal a su pasado al frente de La Cabra Mecánica. Ni mucho menos se trataba del primer artista que renegaba de forma tan evidente de alguna parte de su obra, por lo que esta postura no era especialmente noticiable ni sorprendente, pero sí dolorosa para sus seguidores. Y lo era tanto por sentir al autor peleado de mala forma con un legado que entendíamos muy notable, como, egoístamente, por ver cómo un puñado de temas realmente potentes y aún disfrutables quedaban relegados al ostracismo. Sea como fuera, en los últimos meses parece haberse producido una reconciliación entre artista y obra, y el recuerdo de la banda se encuentra en estos momentos más presente que nunca desde su defunción. Con una gira de reencuentro como estandarte de esta especie de resurrección, desde aquí queremos poner nuestro granito de arena a esta reivindicación de La Cabra Mecánica, rescatando algunas de sus mejores, pero menos conocidas, canciones; unos temas que quizá sirvan para enfatizar que aquel proyecto no se nutría únicamente de rumba rock, como popularmente se percibió en su momento.

 

1.- “Valientes”, de Carne de canción (2009)

La Cabra Mecánica dio carpetazo a su aventura con un disco (Carne de canción, 2009) en el que se regrabó y rediseñó buena parte de su cancionero, y en el que se incluían tres composiciones inéditas, dos de las cuales, creo, eran de lo mejor de su carrera; lo que dejaba bien claro que el final de la banda no llegaba debido, ni mucho menos, a una falta de ideas o a un desgaste artístico. Una de esas canciones era “Valientes”, en la que ya se avisaba de sus intenciones con una musicalidad muy al estilo de Tom Petty y unas letras así de claras: «Apartado del camino, bostezando en la cuneta, musitando la balada de Ringo y de George, os haré saber de mí si vuelvo a crecerme por dentro. Tráeme cerillas y si alguien más se atreve…». Además, dejaba entrever el lamento por una falta de entendimiento hacia su carrera, con un sutil y brillante «es domingo y la gente del cine ríe cuando no debe».

 

2.- “Carne de canción”, de Carne de canción (2009)

El otro tema que destacaba sobremanera en este atípico recopilatorio era “Carne de canción”, esta sí, con unas sonoridades más cercanas a lo que la gente esperaba de La Cabra Mecánica, pero con un punto más reposado y maduro. De nuevo una metacanción sobre el oficio de compositor, de nuevo haciendo énfasis en la batalla que en ese momento libraba con su estatus: «Pasó el ratito de gloria, las sinergias y los brillos. Pasó el cantante la gorra y compró coche y pisito». Además, este canto de despedida guardaba uno de sus estribillos más memorables tanto melódica, como líricamente: «¿Qué te voy a contar? Derroché mis mejores ripios por no despertar solo otra mañana. Y me di al primer corazón para el que no tuve palabras».

 

3.- “Hotel Lichis”, de Hotel Lichis (2005)

Seguimos el camino cronológicamente inverso para sumergirnos en el último disco de estudio, digamos oficial, Hotel Lichis (2005); el último de composiciones totalmente nuevas. En él, y compartiendo título, se encontraba “Hotel Lichis”, un tema rapeado sobre base de folk rock en el que el cantante se mostraba desnudo y crítico con el entorno, con la audiencia y hasta con él mismo. Así, tras una introducción recordando al bueno de Sabina, con quien tanto se le comparó por la forma de escribir al retratar el costumbrismo de la época, Lichis escupía, vomitaba y disparaba un sinfín de versos que ni la velocidad con la que los despachaba maquillaba el dolor y la rabia acumulada: «Por más que llovieran puñales nunca dejé de plantearme el flamenco, no espero especial aspaviento por parte del cielo, supongo que creo en eso de la república laica de mi piel pa’ dentro su piel y como te lo cuento es el diario del perturbado para el que las penas son menos con derechos de autor, tú tienes tu canción, yo mi psicoanálisis pagado, que se acabe la función al bajar del escenario».

 

4.- “Como Penélope en la estación del AVE”, de Hotel Lichis (2005)

En un tono menos exigente y más para todos los públicos, “Como Penélope en la estación del AVE” era un excelente tema pop de sonidos británicos, con evidente homenaje a Serrat en el título. «Cada vez me importa menos dónde meto la nariz, siempre amanezco al lado de un cadáver, y entre flores muertas y martelos te echo de menos sincero», cantaba Lichis en el inspiradísimo estribillo de una de esas composiciones que, si existiera justicia poética, se habría convertido en punta de lanza o redescubrimiento de un proyecto; una puerta por la que encontrar nuevas vías para la banda y para su futuro. Evidentemente, no fue así.

 

5.- “Antihéroe”, de Hotel Lichis (2005)

Aquel Hotel Lichis se cerraba con «una nota de suicidio comercial» en toda regla. El público quería más rumbitas canallas y Lichis lo sabía, pero ya estaba de vuelta de todo eso, aunque la renuncia a una fórmula que aún podía haber explotado más le hiciera quedar en la cuneta: «Tengo que dejar en paz al mundo, un dolor el más profundo, así de sencillo, estrofa, puente y estribillo. Voy a romper un espejo sin negarle hojas al diario, nada extraordinario, nada. Puede que vuelva el invierno o la ley del embudo, solo que esta vez no pilla desnudo».

 

6.- “El día de tu boda”, de Ni jaulas ni peceras (2003)

Seguimos hacia atrás y en plena resaca del fulgurante éxito cosechado por el disco Vestidos de domingo, La Cabra Mecánica grabó un directo, Ni jaulas ni peceras (2003). Un buen directo que, lamentablemente, significó el inicio de todos los males de la banda con (o por) la inclusión en él de “No me llames iluso”. Todo lo que rodeó a ese tema es otro cantar, por lo que de esta colección de canciones rescatamos “El día de tu boda”, una de las pocas inéditas que contenía el álbum. A lomos de una deliciosa slide guitar y con reminiscencias de americana, en ella Lichis volvía a hacer gala de su facilidad para captar, retratar y casi caricaturizar las costumbres y usos de un país y, a la vez, servirse de ellos para su lírica: «Hay un pensamiento triste como el cuarto de la plancha. Y eres tan bonita que no te lo van a perdonar. Nada vuelve a ser lo mismo después de una gira por provincias. Parece la guerra, la lluvia contra el tejado de uralita (…) Te voy a querer como en las canciones de los Camela, dejaré de beber y de serte infiel con la luna, la luna lunera».

 

7.- “Sha la la”, de Vestidos de domingo (2001)

Llegamos al disco de la explosión de La Cabra Mecánica, Vestidos de domingo (2001), con el que, gracias especialmente a “La lista de la compra”, pero también a “Felicidad” y “La maceta”, la banda, sin variar demasiado su propuesta, encontró a la tercera el favor del público y, sin saberlo en ese momento, abrió una nueva forma de componer y de interpretar la fusión musical. Además de los grandes éxitos ya destacados, todos de similar “estilaje” (lo que facilitó la adhesión de una etiqueta que ya sería imposible de retirar), el álbum se componía de un montón de estilos y colores, algo que siempre había caracterizado al proyecto. Por ejemplo, “Sha la la” era una deliciosa canción pop de ritmo y compás juguetón, que arrancaba desnuda con acústica y avanzaba elegante y sugerente con una letra encantadora: «No me gasto ni un duro en suelas desde que ando siempre a dos palmos del suelo y tarareo».

 

8.- “Todo a cien”, de Vestidos de domingo (2001)

Se podría decir que en este disco, al margen del tridente rumbero, la siguiente canción en importancia a nivel popular fue “Todo a cien”, aunque fuera por la versión que posteriormente de ella hicieran Fito & Fitipaldis (“Fábula del hombre lobo y la mujer pantera”, quizá también pugne por este premio de consolación). En esa época, Lichis (y buena parte de la escena alternativa) tenía a Beck como la última esperanza blanca a la que seguir, y a su sobresaliente Odelay remite este formidable corte que el de Moratalaz se lleva a su terreno con la inclusión de vientos y una de sus letras más recordadas: «Es poco lo que tengo pero todo te lo doy, el oro de mi tiempo pa’ que te hagas un reloj, la flor de mis neuronas pa’ enredarlas en tu pelo y por supuesto la luna», reza un estribillo en el que, escuchado de nuevo hoy, uno sigue queriéndose quedar a vivir en bucle.

 

9.- “El amor es un deporte muy raro”, de Vestidos de domingo (2001)

Aquel Vestidos de domingo se acercaba más que nunca a su ópera prima con el tema de cierre, que contaba con la colaboración de Daniel Higiénico. Las intenciones de Lichis, en esta ocasión, miraban a los aires latinos en una tonada al desamor que dejaba líneas tan sobresalientes como: «Y he matado tu amor con el hueso de jamón y el cuchillo de cocina. Los dos duros que por mí diste una vez, no me llegan ni pa’ alcohol, ni pa’ merca, ni pa’ pipas».

 

10.- “Drip pop”, de Cabrón (2001)

El Lichis con más mala leche, el más satírico y también el más puñetero (compositivamente hablando), quizá esté en su segundo álbum, Cabrón (1999). Su disco maldito, aquel que casi les saca del mapa precipitadamente, pero aquel también con más joyitas por descubrir. Como “Drip pop”, un tema de nuevo (como muchos) estilísticamente cercano a Tom Petty (o a cualquier cantautor norteamericano), con unos coros finales muy Beatles (y de los Beatles), que soltaba perlas tan certeras como «Y entre lo que aún no sé y lo que no quiero saber, hay un espacio que he dejado vacío pa’ que guardes tus cosas si te vienes conmigo».

 

11.- “Canción protesta”, de Cabrón (2001)

La mala leche de la que hablábamos en el tema anterior se ejemplifica perfectamente en “Canción protesta”, sin duda la composición más hard en la carrera de La Cabra Mecánica. Muy emparentada a los Def con Dos de la época y con unos versos que quizá hoy no tendrían demasiado fácil su distribución: «Ahora los gays están mejor vistos, ¿alguien se ha percibido de su creciente poder adquisitivo? Mis amigas, hartas de tanto borracho impertinente, van a ponerse cachondas a los bares de ambiente», denunciando, además, tanto la atalaya en la que se encuentran ciertas figuras deportivas, como la violencia de género o el poder oligárquico. Lo dicho, hostias a diestro y siniestro.

 

12.- “Arroz con ajo”, de Cuando me suenan las tripas (1997)

La ópera prima de La Cabra Mecánica (Cuando me suenan las tripas, 1997) se convirtió rápidamente en la punta de lanza de un sonido que tenía su centro neurálgico en el boyante madrileño barrio de Lavapiés y que redefinió el significado del mestizaje musical, hasta ese momento propiedad casi exclusiva de Mano Negra. Esa mezcla de rumbas, aires latinos, pop y, sobre todo, esa intención de divertimiento sobre unas letras muchas veces de denuncia, se ejemplificaron totalmente en este álbum que, si bien no cosechó un éxito ni mucho menos masivo, sí puso al grupo rápidamente en el dial. Evitando de nuevo sus temas más populares y los de aires más rumberos, destacamos “Arroz con ajo”, una canción de aire country fronterizo. «Pero prosperaré y olvidaré mis carnets en los lavabos, te invitaré a whisky nacional con billetes enrollados, te llevaré a visitar los más selectos descampados en alas de las dieciséis válvulas de mi utilitario». Si esto no es poesía, yo no sé…

Larga vida a La Cabra Mecánica (y a Barón Rojo).

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