Lila Downs: Orgullo indígena

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«La cultura mexicana forma parte de lo que respiro, lo que digo cuando canto una canción tiene mucho que ver con la inspiración que encuentro en mi tierra y con las diferencias sociales, un tema que me atormenta constantemente y me hace sensible a diferentes realidades»

La popular cantante mexicana visita España para presentar su nuevo álbum en directo, de sonido espectacular: “Lila Downs y La Misteriosa: En París”. Charlamos con ella, de esta nueva obra y de sus próximos proyectos.


Texto: EDUARDO GUILLOT.


Visitó España en mayo del pasado año, pero Lila Downs regresa nuevamente. Y no conviene desperdiciar la oportunidad, porque si sus conciertos nunca decepcionan, esta vez se presenta, además, con un disco grabado en vivo bajo el brazo. «Creo que ya era hora», comenta por teléfono desde México. «Hacía muchos años que lo intentaba, pero mi anterior compañía no me lo permitía. Para nosotros es un placer presentar un trabajo en directo, porque el público siempre nos lo ha pedido».

El único precedente era el DVD que contenía el recopilatorio “The very best of. El alma de Lila Downs” (2008). «Aquel está grabado en Madrid, pero es sólo la parte visual de un disco de éxitos. No estaba registrado en las mejores condiciones». En cambio, el sonido de “Lila Downs y La Misteriosa: En París” es espectacular. «Es lo que intentamos. Fue un honor hacerlo en la capital francesa. Cuando empezamos a grabar estábamos muy nerviosos, porque nos vinieron a la cabeza todos los artistas que habían pasado por allí dejando huella. Es algo que impresiona. Pero a la tercera canción ya no nos temblaba nada».

El directo llega también en el que es, seguramente, el mejor momento de La Misteriosa, la banda que la acompaña. «Tengo la suerte de trabajar con unos muchachos enamorados de la música. Aprendo mucho de ellos, porque cada uno procede de un lugar distinto». Es el caso de Dana Leong, miembro de Balkan Beat Box, un grupo que trata de ofrecer una visión actual de la musica tradicional balcánica. «Hay puntos en común con la mexicana, como algunos instrumentos, pero la sensibilidad, las melodías y la rítmica son diferentes. Son mundos distintos, pero que casan muy bien, porque en México hay una larga tradición de bandas callejeras. Hace poco estuvo aquí una orquesta rumana y en su nuevo disco han grabado algunos temas de origen mexicano. Es un intercambio en las dos direcciones».

Aunque acaba de editar un disco y está a punto de iniciar una nueva gira española, Lila Downs ya trabaja en nuevos proyectos. «Estoy componiendo con mi marido, Paul Cohen [saxofonista estadounidense de jazz y productor de sus discos], canciones originales para un musical basado en la novela de Laura Esquivel ‘Como agua para chocolate’, que se estrenará en el teatro público de Nueva York y que esperamos que después llegue a Broadway. Además, también estoy preparando un disco de rancheras que grabaré con mariachis. Era un deseo que tenía desde hace muchos años. Mi madre siempre me lo ha pedido, y por fin parece que va a poder ser».

No será la primera vez que grabe material relacionado con la cultura popular mexicana, ya que el compromiso siempre ha ido de la mano de sus canciones. «Para mí es muy importante. Forma parte de lo que respiro, lo que digo cuando canto una canción tiene mucho que ver con la inspiración que encuentro en mi tierra y con las diferencias sociales, un tema que me atormenta constantemente y me hace sensible a diferentes realidades. Procedo de una familia indígena muy numerosa por parte de mi madre, y cuando voy a su pueblo me encuentro con una realidad drásticamente diferente a lo que vivo en Europa. Me provoca mucha melancolía, y quizá eso le da alma a lo que hago».

Procedente de Oaxaca, el segundo estado más pobre del país (sólo por detrás de Chiapas), es relativamente optimista de cara al futuro. «Desde antes de que tuviéramos contacto con el mundo europeo, ya existía una clara estratificación social, diferencias y control político entre grupos y etnias. La situación actual no es sencilla, hay que buscar la manera de retomar lo que ha sobrevivido de nuestra cultura. Por fortuna, las comunidades indígenas de Oaxaca son bastante grandes, hay dieciséis diferentes, cada una con su propia lengua, y tratando de armonizar ese pasado con la modernidad estamos revalorizando nuestra identidad indígena. Es muy interesante, pero difícil, porque desde el punto de vista económico es complejo».

La música también forma parte del proceso. «Es sano que tenga conciencia. Durante la Revolución Mexicana, por ejemplo, surgieron cantidad de corridos y rancheras que ya tenían esa característica. Cada vez hay más músicos indígenes rescatando el pasado y reinterpretándolo según géneros como el blues o el hip hop. Es un renacimiento muy interesante». Aquí Lila incluye también a los grupos que están recuperando el fandango jarocho. «Claro. Y también hay grandes bandas jóvenes que están investigando en la laudería veracruzana, buscando temas antiguos y aportando cosas nuevas a la tradición».
Ahora sólo falta que los lazos entre México y España se estrechen, que la distancia se acorte al máximo y que, desde ambos lados, el acceso a la música se normalice de manera definitiva. «En mi caso, ha sido al contrario. Me ha sorprendido mucho la recepción que hemos tenido en España, porque considero que nuestra música es muy distinta a la que se hace en vuestro país. Quizá el idioma ha sido la clave de esa aceptación, sin olvidar el trabajo que hemos hecho, porque las primeras veces que estuvimos ahí, iban doce personas a vernos [risas]. Ha sido muy lindo ver crecer a un público con el que sentimos una gran afinidad y al que tenemos mucho cariño».

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