Libros: «El manuscrito de nieve», de Luis García Jambrina

Autor:

«La ambientación, la intrahistoria de esa Salamanca, resulta muy bien cincelada. Aparecen las casas de juego y de mancebía, las mujeres disfrazadas de hombre que acuden a las aulas universitarias, las fiestas populares, los conventos»

Luis García Jambrina
«El manuscrito de nieve»
ALFAGUARA


Texto: CÉSAR PRIETO.


La novela histórica española en los últimos tiempos acude con frecuente insistencia a la aventura y al misterio, también suele desgranar episodios de nuestro Siglo de Oro –en apariencia más atrayentes que los de la Ilustración, por ejemplo– y utilizar personajes extraídos de las crónicas. De esto último sabe con exageración y deleite Luís García Jambrina, profesor de Literatura Española en la Universidad de Salamanca que hace un par de años, con «El manuscrito de piedra», ya dejó que un joven estudiante llamado Fernando de Rojas desentrañara un caso de muertes y heterodoxias en el ambiente del primer Humanismo. Apenas un año antes de que éste escribiese su «Comedia de Calixto y Melibea».

En esta ocasión –que se puede leer sin ningún problema de manera autónoma– Rojas investiga la presencia de un cadáver dentro de una tinaja y con las manos amputadas. Unos jóvenes que habían montado una algarada contra los alguaciles lo habían encontrado, el cabecilla parece ser un tal Lázaro de Tormes. A partir de aquí se desarrolla una trama en la que de manera ritual van apareciendo cadáveres, aunque esto quizás sea lo menos interesante del desarrollo de la historia.

Por contra la ambientación, la intrahistoria de esa Salamanca, resulta muy bien cincelada. Aparecen las casas de juego y de mancebía, las mujeres disfrazadas de hombre que acuden a las aulas universitarias, las fiestas populares, los conventos. Compararla con «El nombre de la rosa» resulta obvio, pero ilustrador para aquellos que gustaron de la novela de Eco. Y también se despliegan secundarios tratados con escasa profundidad, pero con intensa verosimilitud, entre ellos destaca la reina Isabel de Castilla en su breve conversación con nuestro Rojas, cordial y protofeminista.

En definitiva, si el aspecto de novela negra quizás decepcione un tanto a los acostumbrados a tramas más sangrientas o mayores espirales de intelecto, para los afines a la novela con ambientes de antaño resultará un libro apasionante.

Anterior entrega de Libros: “Bruno Lomas. El eterno rockero”, de José Antonio Sanchis.

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