Libros: «Donde el silencio», de Luisgé Martín

Autor:

«Luisgé Martín pregunta, investiga y hace una lista con un puñado de personas que han abandonado la vida urbana para refugiarse en aldeas perdidas»

luige-martin-10-09-13

Luisgé Martín
«Donde el silencio»
IMAGINE

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El Premio Llanes de Viajes es uno de esos galardones aparentemente menores, pero que en su elenco de ganadores encuentra un prestigio intachable. El hecho de que Juan Eslava Galán, Gustavo Martín Garzo y Montero Glez. lo hayan conseguido define bien a las claras el interés literario que supone este subgénero tan rico en las letras españolas. Luisgé Martín –autor de la estremecedora “La mujer de sombra”– se ha alzado con la convocatoria de 2013 con un libro de viajes al uso y al mismo tiempo especial.

La indagación –todo viaje lo es– parte de una imagen, apenas un segundo, un relámpago que asalta al escritor madrileño durante un viaje a Iquitos; en una travesía en barcaza por el Amazonas observa a una niña jugando en el río, cerca de las cabañas de una tribu, al seguir a la embarcación con la vista su sonrisa es absolutamente luminosa. Una niña sin apenas nada que atesora una satisfacción y una alegría imposible en cualquier capital de nuestras sociedades civilizadas. El viaje no es más que una búsqueda para descubrir dónde se encuentra esa alegría.

Así Luisgé Martín pregunta, investiga y hace una lista con un puñado de personas que han abandonado la vida urbana para refugiarse en aldeas perdidas. Y hacia ellas se encamina, saltando de una a otra, entre el oriente gallego, León y Asturias. Inteligentemente, se evita hacer conjeturas pero alguna se apunta, y así constatamos que los pueblos en la España actual no son más que sucursales de la ciudad, en cualquier zona comunicada había videoclubs en el 80 e internet en el 2000. Ahora la diferencia abismal es entre las zonas habitadas y el silencio. Y busca para ello estampas ancestrales que hasta hace poco eran habituales, mujeres lavando en un río, lobos entrando en los pueblos o calles de tierra.

Así –aunque parezca un libro de personajes– resultan casi anecdóticos los protagonistas, ese empresario hostelero de Fuerteventura que se aparta de cualquier negocio o ese ejecutivo de Barcelona que se retira a vivir no ya con lo mínimo sino con nada. Lo esencial son esa aldea a la que solo se puede acceder mediante un puente inestable, o la historia que finaliza en Lakabe, un pueblo abandonado que encontraron por casualidad entre la vegetación y han convertido en una comunidad autogestionada.

El tono del texto es el ajustado por la tradición a este tipo de obras, un estilo sobrio, breves apuntes y conversaciones apenas esbozadas, es el lector quien ha de imaginar los caminos. Y decidir también la conclusión final, esas reflexiones que quedaron prendidas en la muchacha de Iquitos y que tampoco van a llevar a ninguna parte: ¿es posible saber dónde está la felicidad?

Anterior crítica de libros: “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, de Joël Dicker.

Artículos relacionados