Libros: «Diarios. 1999-2003» , de Iñaki Uriarte

Autor:

«Estos diarios no son más que anotaciones que le dio por hacer frente al cambio de siglo anterior, y que leídas por los amigos parecían tener algún valor»

Iñaki Uriarte
«Diarios. 1999-2003»
PEPITAS DE CALABAZA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Iñaki Uriarte nació en Nueva York pero es donostiarra. A ratos fue periodista y hablaba de literatura, básicamente. No presume de ello, que lo señala casi compungido, pero ha conseguido vivir sin apenas trabajar. Sé que el dato le hará perder lectores a espuertas, pero no creo que le importe. De hecho, estos diarios no son más que anotaciones que le dio por hacer frente al cambio de siglo anterior, y que leídas por los amigos parecían tener algún valor. Así que una inquieta y precisa editorial riojana decidió ofrecerlos al gran público. ¿Qué hay en ellos? Pues ni más ni menos que la vida de cierto siglo XX.

Estructura abierta, miscelánea. Veamos: encontramos aforismos, pequeñas notas de actualidad, índices de lecturas, la mitología cultural de las mentes abiertas nacidas en la primerísima posguerra y ya amuebladas en los setenta. Y también la búsqueda de un estilo sencillo, de la claridad. De hecho las primeras páginas son una declaración de intenciones y la última un lamento por no haber conseguido un estilo con más desaliño. Para ofrecer la transparencia en este estilo como propósito ético cita a Pla, a Valery. Y a partir de ahí se enfanga, aparecen programas de televisión, un Borges que se convierte en transversal, noticias curiosas como epidemias de risa en países exóticos.

Muchas más cosas: relaciones personales fallidas –fíjense, con los Primo de Rivera o los Aznar–, encuentros aleatorios con Cortazar, viajes a Italia, veraneos en Benidorm –defendida a muerte– y siempre lecturas y opiniones sobre ellas. Desfilan Rousseau, Shopenhauer, Montaigne o Nietzsche.

Parece ser Uriarte una persona verdadera, descreído pero no cínico, cercano pero lejano. Quizás sea por esas últimas páginas en que se vuelve  más íntimo, habla de su infancia, de como le atravesó la fascinación por Brel, de cartas enviadas a Ian Gibson, sobre las relaciones de su familia con Rubén Darío. Resulta amigable y extraño, tal como se verá –creo– su siglo XX de aquí a algunos años.

Anterior entrega de Libros: “Cuentos negros” y “Cuentos blancos”, de Manuel Vázquez Montalbán.

 

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