Libros: «Creímos que también era mentira», de Elena Figueras

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«Lo esencial son las experiencias de Ana entre 1978 y 1979, ahí arrancan su primer lento y su primer beso, la rebeldía, las anfetaminas y nuevas amistades que la introducen en los recovecos de la incipiente nueva ola madrileña»

Elena Figueras
«Creímos que también era mentira»
CABALLO DE TROYA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

La prematura muerte de Elena Figueras nos ha dejado, aparte del pesar por su ausencia, la ingrata impresión en esta su primera novela –tras dos libros de cocina– de que su vida, amplia, luminosa, poseía una validez primigenia para trasladarse a cuerpos narrativos. «Creíamos que también era mentira» encaja experiencias personales en el cuerpo de la protagonista, Ana Cervera, que con doce años en el arranque de la historia, escucha estas definitivas palabras: “Españoles, Franco ha muerto”.

Desde este momento y hasta llegar a la década de los ochenta, Ana, debido a su buen expediente académico, pasa un verano de estudios en Inglaterra y allí conoce a sus primeras amigas adolescentes, amigas de hija única. Se relaciona con gentes de derecha –no en vano va al colegio de las infantas– y de paso se retrata ese Madrid de la confusión, en el que el Ballet Zoom y las tertulias políticas estaban en el mismo plano.

Lo esencial, en todo caso, son las experiencias de Ana entre 1978 y 1979, ahí arrancan su primer lento y su primer beso, la rebeldía, las anfetaminas y nuevas amistades que la introducen en los recovecos de la incipiente nueva ola madrileña. Todo ello acaba con la matrícula en un internado. Parece todo escrito a vuelapluma, en un estilo natural y aparentemente descuidado, pero resulta emocionante, violentamente triste.

El marco de la época se constituye con factores reales. Ana asiste a los primeros ensayos y conciertos de Nacha Pop, hojea «Star» y «El Víbora», siente especial placer con Nazario y asiste a la inauguración de una sala nueva en Madrid que llevará uno de sus amigos: El Sol. El delirio posterior, el ritmo endiablado que relata los ochenta y la degradación de Ana nos hacen asistir a una especie de novela quinqui de las que reseñábamos hace poco en estas páginas.

Quizás Elena Figueras no escriba en primera persona porque el relato es la autobiografía de toda una generación, con nuestros azares y nuestros errores, con esas mentiras que creímos y de las que nos cuesta tanto salir.

Anterior entrega de Libros: “Hermanito y hermanita”, de Jacob y Wilhelm Grimm.

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