Lee Ranaldo: Rock y performance

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«El lenguaje del rock se ha desarrollado ya en toda su extensión. Lo que hacen casi todos los artistas son variaciones sobre ese lenguaje. La mayoría del rock que se escucha hoy en día es, en un sentido u otro, pura nostalgia, se dedica a decir cosas que ya han sido dichas anteriormente»

El guitarrista de Sonic Youth, que actuará en la próxima edición del Festival SOS 4.8 (Murcia), reflexiona sobre el futuro del rock, recuerda a Enrique Morente y anuncia que la banda volverá al estudio después del verano para grabar nuevo álbum.

 

Texto: EDUARDO GUILLOT.

 

Es uno de los guitarristas más influyentes del rock de las últimas tres décadas, tanto por su trabajo en Sonic Youth como por sus discos en solitario. Conversamos con Lee Ranaldo aprovechando pasaba por el festival de cine de Rotterdam para participar como jurado y ofrecer una «performance» como la que realizará en Murcia dentro del SOS 4.8.

¿Ha sido tu primera experiencia como jurado en un festival de cine?
Sí, es algo que no había hecho antes. Creo que por eso me llamaron. Lo he pasado muy bien. Para mí, tener la oportunidad de ver catorce o quince películas, en su mayoría óperas primas o segundas obras, es muy interesante. Muchas veces, contienen elementos que te hacen pensar que los directores harán algo verdaderamente importante en el futuro. Otro aspecto interesante de este festival es que no se centra en la producción occidental, y eso me ha permitido ver filmes tailandeses o coreanos de gran espíritu independiente.

¿Te sorprendió que te propusieran ser jurado?
No del todo, porque había conocido al director del festival, Rutger Wolfson, hace dos años, en Cannes, donde se proyectaba “Go get some Rosemary” [dirigida por Ben y Joshua Safdie], en la que aparecen mi mujer, Leah Singer, y mis hijos. Entonces ya me lo propuso, pero en 2010 me fue imposible acudir, así que lo he hecho esta vez. De hecho, ya había estado en el festival en 2005, musicando en directo varias piezas del director Stan Brakhage.

También has ofrecido una «performance» sonora. ¿Este tipo de proyectos personales (al mismo tiempo, Thurston Moore estaba actuando en el Tanned Tin de Castellón) es lo que mantiene fresco el ambiente en Sonic Youth?

Sí, desde luego. Y nos permite a cada uno de los miembros del grupo perseguir nuestras áreas de interés individual. Kim Gordon y yo participamos en exposiciones de arte, Thurston ha hecho un disco con Beck, Steve Shelley está tocando la batería con una banda de Chicago… Es refrescante. Y resulta muy sencillo para nosotros en estos momentos, en que organizar una gira de Sonic Youth implica mucho trabajo. También aporta nuevas perspectivas sobre lo que sucede en el seno de la banda.

En la «performance» utilizaste herramientas como un arco de violín o una baqueta para tocar una guitarra suspendida en el aire. ¿Cuál es el concepto del show?
El punto de partida es el uso del arco, que había empleado a menudo para tocar la guitarra con el grupo. Contribuye a expandir el sonido, que produce una vibración diferente a la habitual. Pero al sostener la guitarra con las manos, de algún modo limitaba esa expansión sonora, así que se me ocurrió que si suspendía el instrumento en el aire, con un cable, el sonido fluiría mejor. Los visuales que se proyectaban son de mi mujer. Anteriormente lo habíamos hecho en Toronto, como instalación de diez horas.

¿Diez horas?
Sí, pero no me las pasé enteras tocando. Lo hacía durante intervalos, mientras las imágenes seguían proyectándose. Yo aparecía cada veinte minutos e intervenía. Otras veces, era el público el que se acercaba y hacía sonar la guitarra. Un espectáculo interactivo. Era un festival con diversas instalaciones. Fue la primera vez en que pude usar la guitarra así, pero Leah lleva trabajando desde los ochenta con arte visual y «performance» en vivo.

En el festival también se ha proyectado “Simon Werner a disparu…” (Fabrice Gobert), con banda sonora de Sonic Youth. ¿Recibís muchas ofertas en ese sentido?
Nos llaman de vez en cuando. Hemos trabajado con Richard Linklater o Allison Anders, pero la propuesta debe llegar en el momento adecuado. No se trata tanto de que nos parezca interesante, que también, sino de que en ese momento dispongamos de tiempo para hacerla. Normalmente es un trabajo muy interesante, y disfrutamos mucho haciéndolo.

Acabáis de editar en vuestro propio sello (SYR) un CD con esa banda sonora. ¿Tenéis algún método de composición concreto cuando recibís encargos para cine?
Hemos compuesto bastantes bandas sonoras, y el método nunca es el mismo. En “Demonlover”, el proceso de trabajo con el director, Olivier Assayas, fue ideal, porque nos mandó el guión antes incluso de ponerse a filmar. A medida que iba rodando, nos enviaba el material para que pudiéramos seguir trabajando. Cuando terminó el rodaje, la banda sonora estaba prácticamente acabada. Fue una experiencia muy placentera. En el caso de “Simon Werner a disparu…” nos llegó la película terminada. La idea principal era componer diversos temas instrumentales que definieran a cada uno de los personajes principales, a modo de leitmotivs. Estuvimos dos semanas viendo la película en el estudio y tocando con las imágenes, y luego las íbamos colocando en su lugar y expandiéndolas. Todavía no he visto la película en cine, solo en DVD, y creo que nuestra música ha quedado bastante discreta. Por eso hemos editado el CD. Nos gusta mucho lo que hemos hecho y creemos que vale la pena escucharlo con el volumen alto. Además, hemos extendido algunos de los cortes.

Sonic Youth lleva casi treinta años en activo y es una de las bandas de referencia en la vanguardia rock. ¿Cómo ves el futuro del género, que solo gira sobre sí mismo sustentado en el revivalismo y el sonido «vintage»?
El lenguaje del rock se ha desarrollado ya en toda su extensión. Lo que hacen casi todos los artistas son variaciones sobre ese lenguaje. La mayoría del rock que se escucha hoy en día es, en un sentido u otro, pura nostalgia, se dedica a decir cosas que ya han sido dichas anteriormente. Durante mucho tiempo, Sonic Youth escapó de ese concepto, porque nos movimos en otras direcciones, no utilizábamos las formas típicas del rock. Los últimos discos se han orientado más hacia el formato de canción convencional, pero nuestros conciertos continúan ofreciendo expansión y contracción del sonido. Creo que lo que hacemos sigue siendo válido. La prueba es que cuando nos ponemos a tocar juntos sonamos inconfundiblemente a Sonic Youth. Si hablamos de artistas específicos, Leonard Cohen, Bob Dylan o Neil Young han sabido trascender esa noción de nostalgia para crear su propia visión del género, que se prolonga hasta la actualidad. Son gente con una visión muy poderosa. En el cine pasa algo parecido: Jean-Luc Godard dejó atrás su época dorada, pero sigue forzando los límites del lenguaje cinematográfico de un modo realmente notable.

Sonic Youth siempre ha trabajado con el lenguaje del rock desde una perspectiva occidental, en la tradición anglosajona, mientras que bandas como The Ex se han aproximado a rítmicas africanas, donde según algunos reside el futuro de la música popular. ¿Estás de acuerdo?

Nos interesa mucho la música africana y la asiática, aunque nunca las introducimos de manera explícita, como Paul Simon o Vampire Weekend. Pero hay elementos de la música instrumental asiática que han impregnado nuestras canciones. No es algo obvio, pero si escucháramos juntos los discos podría decirte los lugares donde se nota, de manera sutil, porque siempre aparece mezclado con nuestras referencias culturales. En cierto modo, la música africana está conectada con el blues y el trance, es algo natural, y depende de cada uno la manera en que decida usarla.

¿Habrá nuevo disco de Sonic Youth en breve?
Cada uno está inmerso en proyectos personales. Vamos a dar algunos conciertos en abril en España y Portugal, y dedicaremos casi todo el año a trabajar por separado, así que hasta después de verano no creo que nos metamos juntos en el estudio.

Finalmente, me gustaría saber de qué modo te afectó la noticia de la muerte de Enrique Morente, con quien Sonic Youth compartió escenario en el Greenspace de Valencia.
Sabíamos que estaba muy enfermo, porque nos manteníamos en contacto con gente de su entorno, ya que barajábamos la posibilidad de hacer más cosas juntos. Fue un momento muy triste. Para mí es casi imposible comprender la importancia y el significado de su obra en el contexto de la cultura española, pero estuvimos juntos preparando la pieza de Valencia y el año pasado Steve Shelley y yo volvimos a coincidir con él en la inauguración de la exposición dedicada a Sonic Youth en el Centro de Arte 2 de Mayo (Móstoles). Era un artista de vanguardia, procedente de un mundo muy tradicional, que supo romper barreras en su género. Era un hombre maravilloso, le vamos a echar de menos.

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