Las trece joyas de Nuevos Medios según Mario Pacheco

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Seguimos recordando a Mario Pacheco, hoy con esta pieza en la que, con motivo del 20 aniversario de Nuevos Medios, seleccionó los que consideraba eran los trece mejores discos que había publicado en el sello, Luis Lapuente los reescuchó y escribió sobre ellos.

 

Texto: LUIS LAPUENTE.

 

DIEZ PRODUCCIONES PROPIAS

 

 

 

 

 

La Mode
«El eterno femenino», 1982

Un disco extraño y a contracorriente, lleno de referencias culturales, como todos los que toca El Zurdo, y anticipado por la música descarriada y los textos delirantes de ‘Enfermera de noche’: «Yo pago mis impuestos / y tú eres mi enfermera de noche”. El amor en los tiempos del Rock-Ola. Brillante.

Golpes Bajos
«A santa compaña», 1984

Después de ganar el concurso de maquetas de «Rockdelux» con el luego legendario maxisingle que incluía ‘No mires a los ojos de la gente’ y ‘Malos tiempos para la lírica’, Golpes Bajos revolucionaron el pop español de la época con este asombroso trabajo de inmersión en la mitología rural gallega. Anfetas y botafumeiros.

Vainica Doble
«Taquicardia», 1984

Probablemente, el mejor disco de las Vainicas, en dura competencia con «Heliotropo», lo que ya es mucho decir. Un puñado de canciones mágicas (‘Sígueme’, ‘Taquicardia’, ‘La funcionaria’), una producción transparente pese a las prisas y Carmen y Gloria cantando como nunca. Música para desaparecer dentro.

Martirio
«Estoy mala», 1986

Empieza casi como ‘Smoke on the water’ en plan acústico, pero enseguida se adivina la mano maestra de Kiko Veneno y Teo Cardalda. Hoy ya no sorprende la imagen, pero siguen funcionando las canciones, genuinos fogonazos de la España cañí triturados en la más pura escuela del rock de carretera andaluza. Y Martirio, con la regla.

Pata Negra
«Blues de la frontera», 1987

Soberbio ejercicio de estilo. Lo que habría hecho Camarón si se hubiera criado en Memphis o lo que hubiera hecho Otis Redding si hubiera crecido en el barrio de Triana. Barbaridades como ‘Pasa la vida’ y ‘Camarón’. La guitarra juguetona de Raimundo, la voz caliente de Rafael Amador. Pata Negra, una explosión de júbilo.

Ketama, Toumani Diabaté, Danny Thompson
«Songhai», 1988

Ketama, Toumani Diabaté, José Soto
«Songhai  2», 1994

Decía Joe Boyd que los experimentos de mestizaje no siempre funcionan como uno espera. Éste superó todas las expectativas. La gracia y el descaro de los mejores Ketama, el virtuosismo de Danny Thompson (en la primera entrega), la delicadeza instrumental del korista malinés Toumani Diabaté y la mano maestra del maestro Joe Boyd. El primer «Songhai» ya deslumbra, pero el segundo es el que consolida la leyenda con piezas tan primorosas como la rumba africana ‘Sute monebo’ o la soleá ‘De Jerez a Malí’. Ambos, obligatorios.

Ray Heredia
«Quien no corre, vuela», 1991

El primer disco de pop flamenco inspirado en los Beatles de ‘Strawberry fields forever’ y en el Franco Battiato de ‘Mesopotamia’. Música alegre y vitalista, textos amargos, una voz limpia y un artista en estado de gracia. Enseguida, la muerte a destiempo, la tragedia, la leyenda. Estremecedor.

Jorge Pardo
«Veloz hacia su sino», 1993

El arte de mezclar a los clásicos (Ellington, Monk) con el duende de la tierra. El tema homónimo, que prologa el álbum, es un exquisito delirio de imágenes nocturnas dibujado por la flauta de Jorge Pardo, las tinajas de Rubem Dantas y la voz quebrada de Gina Machón. A los franceses les gustó más Diez de Paco, pero éste es el auténtico matador.

La Barbería del Sur
«Túmbanos si puedes», 1995

Saga de sabios y poetas del cante jondo, sustitutos naturales de Ketama en el catálogo de Nuevos Medios, terminaron marcándoles el camino a sus hermanos mayores en álbumes prodigiosos como «Túmbanos si puedes» o el siguiente, «Algo pa nosotros». Citas de Ray Heredia, Enrique Morente, García Lorca y Miguel Hernández. Sale Juan Perro, en claro homenaje a los Barberos.

 

TRES ANTOLOGÍAS

Bola de Nieve
«Las grandes canciones del genial artista cubano», 1990

El Nat King Cole cubano ejerciendo a la vez de Antonio Machín, de Professor Longhair y de Bebo Valdés. Carpeta blanca, canciones prístinas y textos entusiastas de Camilo José Cela. Inclasificable, raro y genial, como diría José Manuel Gómez. Una de las cumbres, nada borrascosas, de la música cubana de todos los tiempos.

Chabuca Granda
«Criollísima»,  2000

La gran autora e intérprete del pop peruano también es una de las más genuinas leyendas de la canción del siglo XX, maestra del landó, la zamacueca, el vals y otros deliciosos ritmos autóctonos. Venerada, entre otros, por David Byrne y Caetano Veloso, por la belleza irresistible de piezas como ‘Fina estampa’ o ‘La flor de la canela’. Emocionante.

Varios
«Afrodisia presenta: Spanish grooves», 2001

Además de la caspa y del rock progresivo, los años setenta también produjeron en España intoxicantes destellos de jazz y funk mezclados con ritmos latinos y africanos. Tan luminosos y subterráneos como el ‘Trompeta loca’ de C. Stif y tan avasalladores como el ‘Jíbaro’ de los colombianos Elkin & Nelson.

[Este texto se publicó originalmente en EFE EME 34, de diciembre de 2001.]

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