Lagartija Nick: «En esta escena musical somos de lo más extraño»

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«Nos retamos continuamente»

 

A punto de publicar su nuevo disco, El perro andaluz, que ve la luz el 16 de diciembre, hablamos con Lagartija Nick sobre este nuevo disco sobre el poemario homónimo de Luis Buñuel. Un trabajo en el que han invertido un largo tiempo de investigación y en el que vuelven a buscar un nuevo sonido, como acostumbran a hacer en cada obra. De todo ello hablan en esta entrevista de Javier Gilabert.

 

Texto: JAVIER GILABERT.
Fotos: ANTONIO GARCÍA OLMEDO.

 

Lo que surgió en 2017 como un proyecto para el Festival Abycine de Albacete se ha convertido, tras cinco años de trabajo, en El perro andaluz, el disco en el que Lagartija Nick más ha trabajado, y en el que cobra vida el poemario homónimo del genial Luis Buñuel. Un nuevo hito en la incansable búsqueda musical de los Lagartija donde el surrealismo, lo onírico, la música, el cine y la poesía se dan la mano.

 

¿Por qué este disco y por qué ahora?
El perro andaluz surgió como proyecto para un espectáculo que se ha convertido en un disco. Hicimos una performance en 2017 en el Festival Abycine de Albacete para poner música a imágenes de Buñuel, estrenamos cinco canciones muy extensas; ahí quedó la cosa hasta 2020. Con la pandemia, pude componer algunas canciones más sobre otros poemas y empezamos a ver claro que podía ser un disco. Es el disco en el que más hemos trabajado: cinco años.

 

Os sumergís con este trabajo en el universo onírico y surrealista del Buñuel menos conocido, el poeta, a partir de su poemario El perro andaluz, título que iba a llevar un libro de poemas (y probablemente narraciones), y que de haberse publicado en su día, en 1927, hubiera supuesto una auténtica bomba por su inequívoca apuesta por un surrealismo sin concesiones. ¿De qué manera se plantea Lagartija Nick la construcción de un universo? ¿Es este mundo surrealista el más difícil de todos los que habéis creado?
El poemario es totalmente surrealista, anterior al Lorca surrealista. Te invita a explorar el subconsciente y musicalmente sugiere rupturas, sugiere apariciones inesperadas de motivos melódicos, sugiere una orquestación que nos recuerde a los felices años veinte, sugiere jugar con los textos. Es como darle forma de disco a un poemario basado en el sinsentido.

 

Encuentro en varios de sus temas —“Bacanal” o “Polisoir milagroso”, por citar alguno— un paralelismo con otros de Los cielos cabizbajos. Sin duda, detrás de esos arreglos orquestales está la mano del compositor David Montañés. ¿Cómo ha sido trabajar con él en este disco?
David Montañés estuvo tocando con nosotros en Albacete y en la grabación de las canciones, conocía muy bien el repertorio. Al haber trabajado tan estrechamente con él en Los cielos cabizbajos teníamos un enfoque común. En este trabajo, tanto los arreglos como la orquestación están en esa esfera de los años veinte, solo vientos, de hecho; recuerdo que estuvimos hablando sobre si los arreglos del tema “Guernika” del anterior disco eran muy cubistas. En este nuevo trabajo deberían ser surrealistas, oníricos y sorprendentes.

 

 

En vuestros trabajos anteriores habéis transitado estilos como el rock and roll, el noise rock, la electrónica, trance, pop, flamenco, clásica, metal o el punk. Ahora es el turno de las músicas de principios del siglo veinte: jazz, foxtrot, charlestón, twostep… ¿Os queda algún palo por tocar? ¿Dónde se siente realmente cómodo Lagartija Nick?
Hemos transitado por la música buscándonos donde no nos conocemos, explorando en los estilos en función del mensaje o de la poesía que hemos tratado. La música, al igual que la vida, es muy variada, solo hay una vida pero hay un sinfín de estilos musicales. Somos los mismos: Juan, Eric, JJ Machuca y yo [Antonio], los mismos que grabamos Hipnosis y nos estamos retando continuamente, adaptando nuestro sonido y cambiándolo en cada proyecto. La experiencia es siempre fascinante.

 

Por si fuera poco, en este trabajo, que casi se podría calificar de orfebrería, introducís elementos —y hasta instrumentos como el chicotén— de las músicas populares aragonesas en temas como “Al meternos en el lecho” u “Olor de santidad”, y con bastante acierto, a mi entender. ¿A qué fuentes habéis acudido para beber de estas músicas?
En el caso de “Al meternos en el lecho” la inspiración viene de un ritmo de Semana Santa del alto Aragón que encontré en internet y al final del tema incorporamos la “Canción de ánimas” de Las Hurdes. Hay conexiones musicales entre Andalucía y Aragón como la jota, por ejemplo, que nos invitaban a explorar en esa dirección. En “Olor de santidad” la inspiración es el “Himno de la Virgen de Cabas” que nos proporcionó la armonía y la melodía para abordar ese poema tan ateo: no en vano se titula “No hay dios”.

 

Ímprobo me parece también el trabajo de musicar los poemas de Buñuel, cuyo contenido aparece casi íntegro en las distintas canciones del disco. ¿Cómo ha sido este proceso?
Ya llevamos tiempo adaptando poemas y es el mismo texto el que te va marcando el ritmo y la música. Yo suelo recitármelo un montón de veces para mí mismo y me dejo llevar por las ideas rítmicas que encuentro. Luis Buñuel, de joven, estudió y practicó el violín, sabía mucho de música, así que, aunque él no lo quisiera ni lo pretendiese, arrojaba esa música subconscientemente a sus escritos. Es un poeta en todos los sentidos, su cine es poesía también.

 

Tras varias escuchas del disco, me vienen a la cabeza varias ideas: trabajo, trabajo, trabajo; documentación máxima; investigación; primoroso cuidado de los detalles. ¿Cuánto tiempo y cuánto esfuerzo requiere la creación de una obra de esta magnitud?
Hemos conectado con el Centro Buñuel de Calanda, que aportó el collage de la portada ya que está expuesto allí. También con el Centro de estudio Turolenses, que nos aportó más material del que teníamos, así como con Jordi Xifra, quien editó a principios de año la obra literaria completa de Buñuel en la editorial Cátedra, y que consultamos durante todo el proceso. Valoramos mucho conectar con diferentes personas y colectivos que trabajan la obra de Buñuel, todo suma y aporta.

 

“Polisoir milagroso” tiene un aire circense, muy similar al que inspirara a los Beatles en el celebérrimo Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. ¿Voy bien encaminado?
“Polisoir” está inspirada en una canción de los años veinte que ahora no recuerdo, es donde más se representa esa influencia. Los Beatles en Sgt. Pepper’s tienen alguna canción inspirada en esa época como “When I’m sixty four” o “Miter Kite” y puede que, como tú bien dices, esa influencia ronde el disco completo; el nuestro, por supuesto.

 

«Vida solo hay una, pero estilos hay miles y no tiene nada de malo morir buscándolo eternamente»

 

De nuevo la figura de Lorca aparece en otro de vuestros trabajos, esta vez en la canción “Pájaro de angustia”, gracias a la guitarra española de Edu Pacheco. ¿Qué lo trae esta vez aquí? ¿Fue Federico ese perro andaluz?
Usamos el malestar que a Lorca le produjo el título del film como halago; nosotros somos también perros andaluces. La canción nos brinda la oportunidad de traer a Lorca a este disco en forma de guitarra flamenca, de sorpresa, de algo salido de un sueño. Como bien dijo Buñuel en sus memorias, en la película no aparecen ni perros ni andaluces, pero nosotros los hemos traído.

 

Es impresionante cómo integráis la voz de Buñuel en ese corte hasta transformarla en el riff de guitarra con la que se inicia. Pero bueno, ¿de dónde sale tantísima inspiració? ¿Qué papel juegan en este disco la producción artística a cargo de David Soler y Marcel Bagés y las mezclas de Jake Aron?
Usar el sámpler de la voz de Buñuel es un gesto claro de invitación a que componga música para su propio disco, para su propio cine. Es una forma de decirle que, aunque no era muy partidario de la música en sus películas, hay muchas formas de incorporarla a su obra fílmica. Cantar sus poemas es una de ellas. David y Marcel han aportado muchísimo, han trabajado en esa dirección artística que es crear una producción surrealista; la imaginación con la que han tratado las composiciones y los arreglos es impresionante, se han dejado la piel y las mezclas de Jake Aron no se quedan atrás. También ha hecho un poco lo que ha querido. Para eso los hemos llamado.

 

El perro andaluz está compuesto por nueve temas que enhebran sendos poemas de Buñuel y sin embargo no hay uno que se parezca al siguiente. ¿Casualidad o causalidad?
Al crearse durante un tiempo tan extenso, tenían una distancia entre unas y otras y eso ha propiciado que no se parezcan tanto. Los arreglos van desde una orquestación de cinco instrumentos de viento a mandolas y pianos, chicotén o tamboradas. Hemos querido abarcar esos textos, por una parte, desde su espacio y su tradición, y por otra, sobre su momento temporal y toda esa música americana de los años veinte.

 

Tanto en Omega, como en Crimen, sabotaje y creación, La leyenda de los hermanos Quero y Los cielos cabizbajos trascendéis todos los límites, no solo de lo que habías hecho antes, sino de lo que se había atrevido a hacer cualquier grupo musical de vuestras características y generación, y volvéis a hacerlo con este nuevo disco. ¿Os sentís cómodos en los extremos? ¿Es el viaje de Lagartija Nick una continua búsqueda?
Más que una búsqueda es un continuo encuentro: cuando encontramos algo que nos sorprende nos adaptamos, nos transformamos, nos convertimos en eso. Si hay que modificar el estilo lo modificamos, nos buscamos siempre donde no nos conocemos. Vida solo hay una, pero estilos hay miles y no tiene nada de malo morir buscándolo eternamente. La verdad es que en esta escena musical somos de lo más extraño.

 

Vuestras portadas siempre me han parecido impactantes. Me viene a la cabeza la de Su, de inquietante belleza, que surge de la relación con la fotografía. La de Los cielos cabizbajos de Arnau Pi Bonany (con el que ya trabajasteis en Crimen sabotaje y creación) es impresionante. Ahora es el turno del magnífico collage de Alfonso Puyal. ¿Qué valor le dais a la imagen y a la fotografía en vuestros discos?
Tras algunas portadas en blanco y negro aparecen el collage y el color. El trabajo de Alfonso Puyal representa muy bien el espíritu del disco, es maravilloso, nos estábamos volviendo un poco locos buscándola y de pronto en internet vimos ese cuadro, y ¡bingo! Es muy importante la imagen en nuestro trabajo, ya hicimos en Val del Omar y nos cambió la forma de adaptar textos e imágenes, hemos tenido grandes maestros.

 

Este disco es, sin lugar a dudas, una obra compleja. ¿Cómo habéis pensado llevarlo a escena?
La puesta en escena la ha realizado la empresa Cube, con quienes ya trabajamos en Los cielos cabizbajos. En este caso, se llena el escenario de proyectores de Super 8 y de 16 mm que nos iluminan y están controlados. Esos proyectores emiten antiguas películas, es real. Detrás de la banda, una pantalla se llena de imágenes de la obra de Val del Omar y de Buñuel principalmente. La figura de Buñuel nos da la posibilidad de interpretar temas de otros discos, él nos invita a fusionarlos a mezclarlos y a convocarlos de nuevo.

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