La provocación punk de Estrogenuinas

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«Letras inteligentes y provocadoras llenas de sarcasmo, con referencias sociales o filosóficas»

 

Detrás de Estrogenuinas están Carolina y Ángela, las mellizas Álvarez, fundadoras de una banda femenina que conjuga el punk con la filosofía, el sarcasmo y el descaro. Por Jagoba Estébanez.

 

Texto: JAGOBA ESTÉBANEZ.

 

La eclosión del punk fue el inconformismo, la necesidad de expulsar la ira y rebelarse a través de la música; las ganas de romper con todo para darle la vuelta desde la parte menos próspera de la sociedad. Un género musical estigmatizado con clichés como «bandas formadas por inadaptados», «de bajo nivel cultural» o con «limitaciones musicales, tocando tres acordes». Pero quien es diletante de dicho género, además de hacer caso omiso a estereotipos como los anteriores, sabe que el punk por encima de todo es una actitud, una forma de pasarlo bien y de sentirse identificado, probablemente dos de los mejores placeres que puede brindarnos la vida, la diversión y la compañía.

Las hermanas mellizas Álvarez, fundadoras de Estrogenuinas, encajan no solo en esto último, también se encargan de romper con los clichés arriba indicados. Letras inteligentes y provocadoras llenas de sarcasmo, con referencias sociales o filosóficas, y el desparpajo de musicarlas de manera ortodoxa según los cánones del punk, hacen de su grupo una apuesta fresca y muy interesante, pero sobre todo divertida.

Estrogenuinas son un trío de veinteañeras oriundas de Salamanca, estudiantes de Humanidades y sin grandes pretensiones musicales más allá de pasárselo bien. Carolina Álvarez (bajista) estudió Filología Clásica y es profesora de Cultura Clásica y Latín en Segovia, mientras que Ángela Álvarez (vocalista, guitarrista y letrista) se dedica a la gestión cultural y programación de conciertos en salas. Ambas ven la música como un hobby serio y una forma de expresión, de lo que disfrutan desde que iniciaron su andadura en el año 2013, formando una banda en el instituto. Por aquel entonces ya les interesaba el punk clásico como Ramones o Sex Pistols, grupos a los que se siguen refiriendo para componer, o el movimiento feminista Riot Grrrl. Actualmente les acompaña Paula a la batería, recién incorporada.

Desde entonces han girado por varias salas a nivel nacional y han tocado en festivales como el Sonorama o incluso en Bremen (Alemania). Han publicado los epés Sonido Chirll-Out (Subterfuge Records, 2017), producido por Javier Vielba (Arizona Baby), Universo para lelos (Estrogenuinas, 2020) y varios sencillos más. Y es que ellas creen en el formato de siete pulgadas por encima del elepé, reconociendo la pereza que les da trabajar en un disco de diez o doce canciones, pudiendo publicar cuatro tan pronto las tienen compuestas, sin tener que pensar en temas de relleno que luego la discográfica podría descartar. Actitud punky. Defienden la vida propia de cada canción sin necesidad de estar contenida dentro de un álbum, y más teniendo en cuenta los tiempos que corren, donde pocos consumidores de música escuchan un elepé al completo.

No están atadas a ninguna discográfica, y la mayoría de las grabaciones de los temas han sido improvisadas y en poco tiempo. Así son ellas, llevan el caos por bandera, reconociendo que el punk es una extensión de su propia personalidad. Tienen un repertorio de breves canciones muy interesantes y adictivas, en las que hacen alusión desde Nietzsche hasta Dalái Lama, cuentan historias de una au pair que viaja desde España para terminar vendiendo Dr. Martens en Camden Town e incluso ironizan con que en los bares ya no venden jeta, o que en ultramarinos Paqui han cambiado los productos clásicos por ecológicos como la avena.

Esperamos que pronto vuelva la escena musical a la total normalidad y sigan pudiendo hacer eso que más felices les hace, recorrer el país tocando en salas y festivales, reivindicando eso con lo que no están de acuerdo, haciendo honor al género al que alaban.

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