John Wick: Capítulo 3 – Parabellum, de Chad Stahelski

Autor:

CINE

«John Wick ha vuelto para darnos todo lo que queríamos y esperábamos de esta secuela»

 

John Wick: Capítulo 3 – Parabellum
Chad Stahelski, 2019

 

Texto: ELISA HERNÁNDEZ.

 

John Wick: Capítulo 3 – Parabellum comienza exactamente donde había terminado la segunda instancia de la saga del retirado asesino a sueldo que, tras la muerte de su mujer, decide retomar su antigua actividad para vengar la muerte del cachorrito que ella le había regalado. Tras haber derramado sangre en el hotel Continental, terreno consagrado de la comunidad de asesinos internacional, la cabeza de John Wick tiene ahora precio.

Interpretado una vez más por un intemporal Keanu Reeves, Wick mantiene su estoico gesto mientras se enfrenta a desafíos cada vez más esperpénticos y exagerados, desde una pelea en una biblioteca en la que su única arma es un libro hasta un tiroteo a caballo por las calles de Nueva York. La necesidad de ofrecer cada vez más y, con ello, justificar la existencia de un nuevo capítulo de esta saga es quizás la fuerza creativa detrás del proyecto (aunque el éxito de crítica y taquilla que han sido las anteriores probablemente haya jugado un papel igual de importante). John Wick (Chad Stahelski, 2014) partía de una premisa tan hilarante como increíble, permitiendo la inmediata suspensión de la incredulidad. El continuo estiramiento de la figura del protagonista, mito más que hombre, leyenda más que realidad, lo humaniza y hace cada vez más cercano, llevando así a que la trama que conforma este tercer episodio resulte quizás excesivamente inverosímil. La construcción de un universo diegético cada vez más complejo y jerarquizado en ocasiones obstaculiza el modo en que la simplicidad de la premisa de partida hacía de esta serie algo especial.

Sin embargo, no es la estructura narrativa de John Wick: Capítulo 3 – Parabellum lo que importa, sino la maravillosa construcción visual de las escenas de acción. Concebidas casi como un ballet y en perfecto equilibrio y sincronía con los escenarios y objetos en torno a los cuales tienen lugar, estas luchas y tiroteos son síntomas de una capacidad de imaginación y creatividad que ya querrían muchos realizadores de películas de géneros en teoría más trascendentales que el puro cine de acción.

A nivel de justificación de lo que sucede en pantalla, este filme no se toma realmente en serio, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros? Esta es una película para ver en pantalla grande y disfrutar del cuidado y mimo con el que se han diseñado y llevado a cabo todas y cada una de las imágenes que la conforman. John Wick ha vuelto para darnos todo lo que queríamos y esperábamos de esta secuela. Y mucho más.

 

 

Anterior crítica de cine: Casi imposible, de Jonathan Levine.

 

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