Javi Fermín: «La cultura es una tabla de salvación, no penalicemos a lo que nos salva»

Autor:

«Para mí es muy importante mimar la imagen, el sonido, la producción, los textos, la entrega… que esté todo pulido»

 

Para captar la viveza de su banda, Javi Fermín ha publicado Joyas robadas en directo, un disco que recoge los conciertos que dio el pasado año en streaming. Un paseo por canciones propias y ajenas en las que brinda por Radio Futura, Secretos o Tequila. Arancha Moreno habla con él.

 

Texto: ARANCHA MORENO.
Fotos cortesía de JAVI FERMÍN.

 

Este otoño vio la luz Joyas robadas en directo, el reflejo en vivo de unos conciertos que Javi Fermín realizó con su banda el pasado 2020. Unos directos grabados en plena pandemia, para constatar cómo suenan las canciones de Joyas robadas en el escenario, y cómo sonaba la banda en ese preciso instante. De aquellos conciertos, emitidos en streaming y seguidos en todo el mundo, desde Venezuela a Francia pasando por Portugal, Bulgaria, Alemania o China, salió un directo en el que el músico donostiarra homenajea algunas de sus canciones favoritas, de bandas como Radio Futura, Tequila o Los Ronaldos, y las une a su propio repertorio. Un tributo, un disco vivo y un juego, sin olvidar que la música, además de todo eso, tiene poderes curativos.

 

¿Cómo surge este disco en directo?
No estaba previsto. Soy bastante planificador, pero esto viene dado por algo que nadie planificó, una pandemia, así que lógicamente no estaba en mis planes. Joyas robadas en directo surgió porque hicimos conciertos cuando no se podían hacer. Los hicimos en streaming desde los estudios Elkar de Donosti y quedó grabado todo. Se hicieron tres sesiones en diferentes días de agosto de 2020. Con la crudeza y la imperfección del directo, al escucharlos meses después vi que tenían mogollón de fuerza, que reflejaban muy bien lo que es la banda. Hicimos una selección de tomas de las tres sesiones, y después de un mínimo ajuste, lo editamos. Es un fiel reflejo de lo que hicimos, y un fiel reflejo de un momento en el que no se podía tocar en directo.

 

Arrancaste 2020 con una gira que se vio interrumpida por la pandemia semanas antes de vuestra actuación en Madrid. Apenas disteis dos o tres conciertos antes del confinamiento, así que no os dio mucho tiempo a rodarlo en directo. Y refleja, como dices, un momento en el que solo podíamos asomarnos al mundo digitalmente.
Sí. Hay una frescura de lo que está recién hecho, con poca oportunidad de trabajarlo más, porque no había posibilidad de juntarse físicamente durante muchísimo tiempo. No hubo más de un mes de ensayo previo para eso. Por otro lado, había una reflexión muy personal: yo veía, durante el confinamiento, que algunos artistas, normalmente no de mucho calado, se ponían delante de la cámara a cantar, y me dio la sensación de que no era la forma de ofrecer la música. La música es algo que hay que poner en valor, hay que darle valor, ofrecer a la gente propuestas cuidadas. Ponerte delante de una cámara y transmitir por Instagram no era la fórmula, pero teníamos que tocar. Dada nuestra amistad con los estudios Elkar, vimos cómo montar una producción digna que no fuera un disparate y creo que acertamos. Creo que otro tipo de formatos hubieran sido un error, hubieran devaluado la propuesta. Para mí es muy importante mimar la imagen, el sonido, la producción, los textos, la entrega… que esté todo pulido.

 

Porque desnudar una propuesta hasta el límite puede llegar a devaluar el producto, ¿no?
Creo que sí, y estamos trabajando con material sensible, un material que está muy dañado ya. Parece que la música y el arte se han convertido en un bien de segunda que debe ser gratuito, y estoy en absoluto desacuerdo. No es un bien de segunda, es un bien de primerísima necesidad que ha de cuidarse y ofrecerse de la mejor manera posible.


La pandemia ha pasado factura física, pero también anímica. El arte se ha revelado más que nunca como una tabla de salvación emocional. ¿Así has concebido también estos conciertos?
Es eso. Aparte de darle continuidad al proyecto dándole valor, me quería rebelar también ante la «criminalización» que vive la cultura, como si fuera casi donde se inventó el virus. La cultura es una tabla de salvación, como tú has dicho. No penalicemos a lo que nos salva. Necesitamos más que nunca este tipo de propuestas, necesitamos potenciarlas y no criminalizarlas. Este disco es una manera de poner eso sobre la mesa. En los conciertos había un alegato en ese sentido. La cultura tiene una labor contestataria, también. El entretenimiento es lo primero, pero el mensaje es un soporte que hay que aprovechar.

 

¿Se pasa mucho frío tocando sin público, o al ver la cámara con el piloto rojo encendido percibías el calor de la gente al otro lado?
No se nota mientras tocas, se nota cuando paras. Se pasa mucho frío cuando llegas al final y no hay un aplauso. Al final hay una parte de vanidad en lo que hacemos, por qué no. Hay una parte de querer contar, pero una parte de querer recibir también. En ese sentido era muy frío, pero cuando se cierra una puerta se abre una ventana, y al ver los datos de audiencia te das cuenta de que nunca habrías podido llegar a ciertos sitios de otra manera. Sientes que estás comunicándote con los músicos, pero el público sí falta.

 

La formación que te acompaña son Dani Venegas, guitarra y voz; Antxón Sarasua, piano y voz; Olana Liss, voz y percusión; Pako Díaz, batería; Pirata, saxos; y Jon Viejo, trompeta. Contigo sois siete en el escenario. ¿Es la formación habitual que sueles llevar en directo?
Sí, es la de siempre. Este es el proyecto en solitario mejor acompañado del mundo. Aunque lleve el nombre de una persona es una banda, todo se trabaja desde esa perspectiva: trabajamos las canciones juntos y las hacemos sonar como una banda, por eso la formación es fija.


Me sorprende que solo haya dos vientos, ¡porque parecen cuatro o cinco!
Es verdad. Tiene que ver con la producción, pero también porque soplan que te cagas. Es un concepto de banda de soul, tienen mucha fuerza. Los metales marcan mucho la estética de mi música, es lo que nos sitúa en el espacio soul, swing.

 

¿Había una intencionalidad de sonar diferente en vivo a como suena el disco?
Sí, para mí eso era muy importante. Para mí era importante que se viera la personalidad de la banda en directo. Los discos se trabajan mucho, pero el directo es lo que mejor refleja lo que soy, lo que ofrezco. Ese es el hábitat natural.

 

«Parece que la música y el arte se han convertido en un bien de segunda que debe ser gratuito, y estoy en absoluto desacuerdo»


Como intérprete, ¿necesitas que la canción hable de ti o simplemente que te llegue por algún motivo, aunque no te sientas identificado en la historia?
El criterio es que me apetezca decir eso, no por la historia en sí, sino por la ilusión de cantar una letra que me hubiera gustado escribir. Ojalá se me hubiera ocurrido una estrofa de “Una décima de segundo”, o una figura como «estoy ardiendo y siento frío», o algo tan característico como «qué hace una chica como tú en un sitio como este». Es tener la ilusión de que esas estrofas son mías mientras dura la canción. Me las apropio.

 

En este caso haces versiones de Burning, Radio Futura, Alarma!!!, Secretos, Tequila y Ronaldos. Todas son bandas de una época contemporánea. Tequila es un poco anterior, a finales de los setenta, cuando nace Radio Futura, y el resto surgen sobre todo la década siguiente. La selección te sitúa en un escenario musical muy concreto, ¿son canciones que asocias a una etapa importante de tu vida?
Sí. Es el momento crucial en el que decides que eso te ha atrapado y ya no va a dejarte ir. Mi primer concierto, con muy pocos años, fue de Los Ronaldos. Y el primer disco que me compré con mi dinero fue Saca la lengua. Fue el concierto el que me llevó a comprar ese elepé, con el esfuerzo que suponía para un niño entonces. Esa época, y esas canciones, confluyen en el mismo espacio de tiempo, en una preadolescencia en la que la música me atrapó para siempre.


Creo que este disco está lleno de joyas transgénero y transcanción, en el sentido de que mutan de estilo, no se quedan en el original, y en varias de ellas hay guiños a otras canciones. Por ejemplo, en “Escuela de calor
”, de Radio Futura, le hacéis un guiño a “Corazón de tiza”.
[Risas] Sí, y también hay un guiño a “thriller”. Transcanción, qué maravilla. Sí, es una manera de intentar recoger, en esos guiños, lo que me ha hecho como músico. Están los Beatles, Michael Jackson, el estilo de producción de Quincy Jones… el estilo de “Qué hace una chica como tú” es Otis Redding. Es dejar un manifiesto de lo que me ha hecho como músico. Qué bien que lo detectes, y que sirva de catalizador para iniciar una conversación.

 

Este disco es un homenaje a las canciones, pero también un divertimento. Se nota que os lo estáis pasando bien, que estáis jugando con las canciones y llevándolas a otro sitio por puro disfrute.
Exacto. Es un divertimento absoluto. Es como cuando te encuentras a un amigo después de mucho tiempo, que te da mucha alegría. Y jugar a citar a los Beatles, el estilo del soul clásico, usar estrofas de otros… Es jugar, y cuando juegas la gente se une a tu juego. Son como pequeñas cajas sorpresa que hay dentro del show, jugar con el público.


No todas son joyas robadas, ahí están dos piezas propias: “Soy un antiguo
y “Volví a nacer”. Si no prestas atención, parece otro juego más, otra versión más que encaja con el resto del repertorio, pero no: son canciones de Javi Fermín.
Sí. Yo soy en esencia un autor, y tengo que seguir reivindicando mi catálogo propio. Estas canciones conviven con las versiones porque se integran muy bien estilísticamente, y porque juegan al mismo juego que el proyecto. Yo me convierto en un detective de canciones que se dedica a recuperar músicas perdidas, y en mis canciones recupero estilos un poco perdidos en el tiempo. Por eso se integran bien.


Aquí no hay recordings ni grabaciones posteriores. Todo está absolutamente en vivo.
Dicen que la arruga es bella, señal de lo vivido, por eso merece la pena que lo que está pasando se publique tal cual, sin añadidos posteriores. Ni lifting ni botox.
En absoluto. Esto no tenía sentido maquillarlo tanto. La música hay que dejarla respirar, como es. Si hay una pequeña imperfección, una pulsación que no es exacta o un ejercicio menos limpio, se deja, porque es el momento y la respiración de la música en ese instante.


¿Qué proyectos tienes en el horizonte?
Me gustaría iniciar en 2022 una etapa nueva, cerrando el ciclo de Joyas robadas pero sin clavar la caja, porque estoy seguro de que van a seguir en el repertorio toda la vida. Me gustaría entrar a grabar en abril de 2022 y publicar un elepé de canciones nuevas a finales del año que viene. Tengo clarísimo cómo se va a titular: Detective de canciones.

Artículos relacionados