Help us stranger, de The Raconteurs

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DISCOS

«Este disco bicolor, que podría haber sido apoteósico, responde a las necesidades de esos críticos y oyentes hambrientos de novedades musicales»

 

The Raconteurs
Help us stranger
THIRD MAN RECORDS, 2019

 

Texto: NOELIA MURILLO.

 

Hace exactamente once años que The Raconteurs abría un álbum tildado de caótico y raro. Por entonces, Jack White no había presentado disco con la otra de sus bandas, The Dead Weather, ni tampoco lo había hecho en solitario. Fue algo así como una experiencia sensorial que tuvo como resultado una odiosa comparación con el impecable Broken boy soldiers (2006) y toda la anterior discografía del genio de Detroit. Los oídos del público estaban puestos en el sonido clásico del disco debut de White junto a Brendan Benson, Jack Lawrence y Patrick Keeler, que destilaba reminiscencias de las épocas doradas del rock. Por entonces, las inquietudes de The Raconteurs sonaban muy experimentales, mismo adjetivo que utilizó la crítica una década después para el indescifrable Boarding house reach (2018). La naturaleza impredecible de White comenzaría a ser así su marca personal.

El grueso de este proceso explica el nuevo y tercer disco de los también conocidos The Saboteurs. Help us stranger (2019) se aleja una vez más si cabe de lo que el público espera de ellos. Reconfigura ensayos, ritmos y estilos que, si bien es cierto que no son inéditos, recogen el camino profesional del cuarteto, que ahora supera la cuarentena. Cortes con explosivas cadencias como Bored & razed, Sunday driver o la versionada Hey gyp (Dig the slowness) de Donovan son solo algunas de las canciones destacadas del elepé. Todas ellas incluyen iluminados coros y reverberaciones que suman intensidad y equilibran el disco conforme se suceden otras canciones menos enérgicas (Toughts and prayers, Only child o now that you’re gone, entre otras) pero igual de pasionales que las demás. En conjunto, resuelve las dudas de los que aguardaban con nostalgia la vuelta de The Raconteurs. Es incuestionable que este disco bicolor podría haber sido apoteósico, como también lo es que responde a las necesidades de esos críticos y oyentes hambrientos de novedades musicales. Una cal y otra de arena, una de verde y otra de negro, el cruce entre un riff y un suspiro.

Anterior crítica de discos: Father of the bride, de Vampire Weekend.

 

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