Hangsman, de Shirley Jackson

Autor:

LIBROS

«Una novela sobre la soledad, sobre los límites de la realidad, sobre el sueño»

 

Shirley Jackson
Hangsaman
MINÚSCULA, 2022

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Natalie Waite es una joven de diecisiete años que vive en una familia disfuncional, como todas las familias normales. Su padre es un escritor mediocre, ha escrito una novela y constantemente está enfrascado en artículos que nadie leerá y en ofrecer fiestas los domingos a significados prebostes literarios; su madre, ama de casa con las más puras obsesiones de limpieza y platos de cocina perfectos, ha llegado por ese camino a ser una neurótica. Su hermano es tela aparte, un adolescente que todavía está en la escuela secundaria, con el que apenas comparte más que los saludos. Y Natalie sabe que debe de huir de ahí, aunque le da miedo huir.

También la asusta el primer año de universidad que va a cursar, aunque extrañamente no lo hace el que en ocasiones desconecte del mundo y oiga voces, ni que uno de los invitados de su padre pasee con ella por el bosque que pertenece a la casa y la sugerencia haga explotar el relato.

Cuando llega al colegio mayor, progresista por más señas, Natalie no conoce a nadie. Ha cortado el cordón umbilical con su familia, aunque las cartas con su padre le inyectan ciertos anticuerpos, y se ve metida en una novatada —allí las llaman iniciación— de la que decide simplemente irse. Nadie hace nada para retenerla.

A pesar de las trecientas páginas, la novela se va estructurando en muy pocas escenas. En la siguiente, Natalie tropieza con la mujer de un profesor, apenas un tanto mayor que ella, que la invita a su casa, donde detecta su insatisfacción y que su marido sigue encandilando a las alumnas, como lo hizo con ella. Los cócteles van pasando por su garganta a velocidad de bólido y Natalie ha de llevarla a la cama en alguna ocasión.

Hay robos en las habitaciones, hay sonámbulas y chicas que la van a buscar a su habitación, amigas que son imaginarias y un tono que paulatinamente se va deslizando hacia mundos oníricos y realidades difusas que explotan en un final muy digno de J.G.Ballard. Natalie y su amiga toman un autobús, donde la multitud la inmoviliza, como ha ocurrido en su vida. Cuando ya han bajado todos los pasajeros, llegan a un parque de atracciones donde el autobús los deja. Es la última parada, también es el último autobús. Estábamos esperando a esto, a que Shirley Jackson abordase la oscuridad.

No en vano su carrera, que tuvo auge en los años cincuenta, ha ejercido influencia sobre Stephen King y otros escritores de talante lóbrego. Y como en muchos de ellos esta es una novela aparentemente de campus, de iniciación, pero va mucho más allá. Es una novela sobre la soledad, sobre los límites de la realidad, sobre el sueño. Una novela que disfrutaran por igual los que crean que la existencia tiene más sustancia que la que nos entra por los sentidos y los que se decanten por los libros bien escritos.

Anterior crítica de libros: En la cresta de la nueva ola, de Ramón de España.

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