Gigantes, de Playa Cuberris

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DISCOS

«Las guitarras toman protagonismo, los estribillos están a un paso de ser himnos y el conjunto resulta compacto y claro»

 

Playa Cuberris
Gigantes
Warner, 2020

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

El de Playa Cuberris es un rock potente y limpio, de melodías luminosas, igual que el leve calor de la primavera que a veces llega a una luminosidad extrema, como la de esa playa cántabra de la que toman nombre. Y con él, a la chita callando, ya llevan tres elepés en siete años. Las hechuras siempre son clásicas, las influencias variadas, pero en general todas se mueven en parámetros en los que las guitarras toman protagonismo, los estribillos están a un paso de ser himnos —coreables lo son, y mucho, y adictivos, prueben a no seguir el de “Atrévete a perder”— y el conjunto resulta compacto y claro, hecho con escuadra y cartabón.

Todo esto hace que su propuesta sea especialmente feliz en directo, y que en todos estos años hayan sido un valor seguro en los festivales. De hecho, ha sido el llenazo y la excitación que consiguieron en la sala Joy Eslava, lo que les ha llevado a estar en el punto de mira de las multinacionales y a extender contrato con una de ellas.

Ya desde la entrada, con la canción que da título al disco, demuestran cierto apego a la música americana, con algún fraseo puro Beach Boys y otros afines al country rock —muy presente en “Enciéndelo”—, con arreglos versátiles, sencillos y muy agradables. Son esos pequeños riffs de “Turín” y del medio tiempo “Zepelín”, plagado también de guitarras densas. Hay momentos también para dar curso a una sentida balada a piano y fondo bucólico como “Un faro en el mar”, que se acerca a temas sociales como la violencia de género.

Si alguien quisiera una historia del rock madrileño, con la aportación de otros ilustres foráneos. Y solo tuviera media hora, este sería su disco. En “Victoria” hay dejes de Nacha Pop, pero en todo el disco asoma 091, Alarma y Manolo Tena, M Clan, Pereza. Y, de fuera, la americana que ya hemos citado y el brit-pop especialmente presente- dan fuerza a un disco que no inventa nada, que sigue una tradición. Pero cuando se siguen las tradiciones con honradez y talento devienen en obras tan perfectas como este Gigantes.

Anterior crítica de discos: Fleur, de Fleur.

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