Everything is alive, de Slowdive

Autor:

DISCOS

«Elevan sus nuevas canciones a dimensiones y alturas antes solo intuidas»

 

Slowdive
Everything is alive

DEAD OCEANS / POPSTOCK!, 2023

 


Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Resulta curioso comprobar cómo Slowdive es ahora más popular e influyente que en su primera etapa, la que produjo tres álbumes entre 1989 y 1995 que adscribieron a la banda para siempre al shoegaze. Diecinueve años después, los vocalistas y guitarristas Rachel Goswell y Neil Halstead, el guitarrista Christian Savill, el bajista Nick Chaplin y el baterista Simon Scott se reencontraron para retomar su actividad en directo, y en 2017 editaron su cuarto álbum, homónimo, el primero de esta segunda etapa.

Pues bien, en Everything is alive el quinteto repite lo apuntado en el anterior disco, elevando, como entonces, sus nuevas canciones a dimensiones y alturas antes solo intuidas. Puede que el bagaje emocional de lo vivido últimamente se haya traspasado a sus nuevos ocho temas, ya que el álbum está dedicado a la madre de Goswell y al padre de Scott, quienes murieron en 2020. No obstante, en lugar de grabar un trabajo oscuro, Todo está vivo resulta ser un tratado ecléctico emocionalmente, pero que transmite esperanza.

“Shanty” abre el álbum con sintetizadores modulares, con los que empezó a trabajar Halstead en su casa, con la idea de hacer un disco electrónico más minimalista. Después, la banda en su conjunto modificó esa idea, remodelándolo con guitarras reverberantes, voces entrelazadas y distintas atmósferas, acercándolo más a lo que es su sonido habitual, con lo que el resultado va desde el tema más directo de su trayectoria (“The Slab”) a los más emocionantes (“Andalucia Plays”, con su referencia a John Cale, o “Kisses”), pasando por el más accesible (“Alife”) o instrumentales a lo The Cure (“Prayer remembered”).

Anterior crítica de discos: Viene y va, de El Buen Hijo.

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