Everything harmony, de The Lemon Twigs

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DISCOS

«Revelan una profundidad emocional y una sofisticación musical que va mucho más allá de la edad que muestran sus DNIs. Su proyección sigue siendo imparable»

 

The Lemon Twigs
Everything harmony
CAPTURED TRACKS / POPSTOCK!, 2023

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Cuando un joven músico tiene antecedentes familiares en la industria, intenta al menos desmarcarse de los sonidos de la época de sus padres para diferenciarse y labrarse su propio camino. Curiosamente, ese no ha sido el caso de The Lemon Twigs, el dúo formado por los hermanos Michael y Brian D’Addario, hijos del músico Ronnie D’Addario, quien tocaba con la leyenda del folk irlandés Tommy Makem. Desde que aparecieron con su casete de edición limitada a cien copias en 2015, What we know, quedó claro que su pop estaba anclado en la generación de sus padres, los sesenta y principios de los setenta.

En su cuarto álbum, con cambio de compañía discográfica por el medio, The Lemon Twigs se muestran más accesibles que nunca, perfeccionando su pop inmaculado de perfectas armonías y que evoca a distintos artistas de aquellos años, como Todd Rundgren (con el que han trabajado en su reciente disco), The Kinks, Wings, Simon & Garfunkel, Big Star, Leonard Cohen o The Beach Boys, estirando el espectro de sus canciones hasta cubrir un lapso de tiempo que podría ir desde The Everly Brothers hasta Supertramp o Billy Bragg (en “Ghost run free”, sin ir más lejos), todo para bien.

En esta ocasión, y tras colaborar con otros artistas destacados recientes como Foxygen, Weyes Blood o Tim Heidecker, sus canciones se mueven entre los momentos más introspectivos (“Born to be lonely”, “When winter comes”, “I don’t belong to me”) y otros de euforia vertiginosa (“In my head”, “What you were doing”), aunque prima una sensación de derrota o cierto aislamiento en la mayoría de sus cortes. Más difícil resulta atisbar la influencia de Moondog o Arthur Russell que ellos reconocen en este álbum, pero es indiferente: uniendo sus personalidades y eclécticas influencias, los hermanos revelan una profundidad emocional y una sofisticación musical que va mucho más allá de la edad que muestran sus DNIs (24 y 26 años respectivamente). Su proyección sigue siendo imparable.

Anterior crítica de discos: Sed, de Triángulo de Amor Bizarro.

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