“Everything at once”, de Travis

Autor:

DISCOS

“Su octavo disco sigue siendo un prodigio de claridad con un sonido abierto y filigranas de guitarra por debajo”

 

travis-everything-at-once-22-02-17

Travis
“Everything at once”
CAROLINE

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

De las bandas que surgieron tras la primera hornada del brit-pop, Travis fue de las mejores y seguramente la que más en forma se conserva. Tanto es así, que su octavo disco sigue siendo un prodigio de claridad con un sonido abierto y filigranas de guitarra por debajo. Ocurre en ‘What Will Come’, por ejemplo, que abre el disco y se hace adictiva y dichosa. Incluso van más allá, en ese espíritu feliz y ‘Magnificent Tim’ es pura alegría con desparpajo, bubblegum de escuela sin ningún tipo de prejuicios.

Esta es una dirección del disco, en otra se vuelven más grandilocuentes, es el caso de ‘Paralysed’, en la que la certeza épica contrasta con unos coros angelicales y un cuarteto de cuerda que estremece. Y con ello, tras la introducción arrebatadora, el disco se va llenando poco a poco de lirismo, especialmente delicado en ‘All of the places’ y muy cercano al Bowie de ‘Life on mars?’, de la que calcan algunos compases e intentan remedar la voz.

Por este camino, cada vez se vuelven más nocturnos, hasta llegar a las dos maravillas con las que cierran, justo contrario a la dinámica saltarina del principio. El dúo que  se marcan con Josephine Oniyama resulta henchido de evocación y hace recordar a esas frialdades arrebatadoras de Tindersticks. Y como perfecta conclusión, ‘Strangers on a train’, que con un sencillo piano resulta envolvente en su simplicidad de atardecer, a un punto de la sobreactuación, con ritmo obsesivo, pero sin extralimitarse, dejando a la melodía pulida y brillante.

En definitiva, un disco con una única dirección, que es la de una jornada que comience con fervor y energía e inevitable e imperceptiblemente se vaya deslizando a sensualidades vespertinas. Es por eso que adopta varias texturas y acepta tan saludable variedad de tonos; para que cada uno, igual que tiene preferencia por un momento del día, escoja su canción, seguro que la encuentran.

Anterior crítica de discos: “Turbo” (reedición 30 aniversario), de Judas Priest.

Artículos relacionados